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Channel: Escultura – en son de luz
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Retorno a Pilane

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El 24 de agosto del año pasado presenté en este blog mis fotos y comentarios sobre la exposición de escultura al aire libre que, cada verano, se repite en Pilane, en la isla de Tjörn, a menos de una hora y media en coche al norte de Gotemburgo. Este año he vuelto y el placer de pasear por aquel paraje compensa el viaje con creces.

Aunque, la verdad es que la exposición no me ha deparado tantas gratas sorpresas como el verano pasado.

Por su situación sobre la colina, destaca una especie de partenón de madera, instalación de Zhang Huan, que afirma haber utilizado las piezas de un antiguo templo chino con 400 años de antigüedad, al parecer exportadas en toda legalidad.

Dentro ha colocado una banal estatua de Mao Tse Tung en fibra de vidrio, con lo que el título resulta más bien irónico: “Spread the sunshine over the earth”

Desde la vaguada montan la guardia del templo, cubiertos de nombres de compositores, dos de los habituales acurrucados que desde hace algunos años siguen saliendo de los moldes de Jaume Plensa, esta vez en bronce. Lo original es que del bajo vientre de cada uno de ellos brota un arbolillo a modo de falo florido, aunque en su título se refiere más bien al corazón: “The heart of the trees”.

Más contorsionado es una especie de orante, también obra de mármol de Jaume Plensa, al que ha llamado “Grand latent blanc”. Hace buen juego con las ovejas del parque también inclinadas hacia la tierra. El acurrucado parece en actitud de alimentar su alma con plegarias, mientras las ovejas buscan otro tipo de pastos. Ambos, sin embargo, están a ras del suelo.

Pero lo que le va mejor a este lugar prehistórico es el conjunto megalítico de Claes Hake, obra en granito que, no obstante su seriedad compositiva y su carácter un poco druídico, ha banalizado con el título de “Wall Street”, quizás por los juegos de la luz entre sus masas.

Así que no me resisto a añadir una foto que tomé precisamente en esa sede de Moloch hace tres años.

Tony Cragg ha cambiado de emplazamiento dos de sus esculturas del año pasado, a mi parecer con acierto. No en vano, este británico afincado en Suecia es un asiduo del lugar. En primer lugar “Point of view”

Y la titulada “Incident”

La barca de Keith Edmier sigue en su sitio, aunque mejor instalada y recubierta en su interior de gránulos metálicos negros, como para simbolizar el paso del tiempo.

Imitando a los americanos, inventores de las “instalaciones”, como Bruce Nauman, ha usado una interjección imperativa para titularla: “You gotta go out, you don’t have to come back”. Puede que sea una invitación al viaje, así que me siento dentro de la barca y aguardo a ve si se alza como la alfombra de Aladino.

En vano, así que sigo mi paseo, al encuentro de más ovejas de Pilane, que siguen tan fotogénicas  y lanudas como el año pasado. Que no se me ofendan los ovinos, pero parecen instalaciones de Pop Art, aunque esta oveja no sea una cabra, no esté disecada y no haya venido Robert Rauschenberg a meterla en un neumático. Pero -¡ojo!- que todo se andará.

Acabo mi excursión dirigiéndome al soleado y campestre merendero de Pilane, al que se llega entre casas pintorescas, vallados y más ovejas de cabeza negra.

Y allí están amenazadores los tres cocodrilos de Erik Langert, esperando que alguien les arroje los restos de un bollo de canela o de un smörgås de gambas de la Costa Oeste



Fisionomías (III). En la Gliptoteca de Copenhague (I)

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Hace ya años que quería visitar la Gliptoteca de Copenhague, llamada la “Ny Carlsberg Glyptotek“ por el nombre de la cervecería, cuyo dueño, Carl Jacobsen (1842-1914), constituyó una colección de esculturas (gliptoteca: colección de piedras esculpidas), principalmente de época romana, de absoluto ensueño.

En 1906, a partir de esta colección privada, se inauguró la Gliptoteca de Copenhague, un museo público, ampliado en 1996, que cuenta además, entre otras cosas, con excelentes obras de los pintores realistas daneses del XIX, una amplísima muestra de obras de Gauguin y una nutrida colección de los vaciados en bronce de las bailarinas que Degas modeló en secreto durante años en arcilla o escayola.

Por fin pude visitarla hace unas semanas, tras un breve viaje que hicimos por la costa de Escania.

Después de estas nuevas entradas que, de nuevo, voy a dedicar desde hoy a las fisionomías, no sé si me quedará aliento para añadir algo a la selección que voy a ofreceros. Tomadlo como mi “vaciado” particular, en fotos, de los rostros de la colección de esculturas, en especial romanas, que nos mantuvieron en levitación durante la visita.

No sé cuál sería la sensación de los contemporáneos de su época ante aquellas fisionomías que, de los restos de pigmentos se deduce que estaban policromadas. ¿Se acercaba su aura, pero sin la vis trágica, a las obras de los imagineros barrocos españoles? ¿O, más bien, a las policromías italianas medievales y renacentistas, más serenas?

Difícil saberlo, pues las demostraciones pedagógicas que ofrece el museo de cómo pudo ser el policromado romano se parecen más bien al de las estatuas pías de los siglos XIX y XX en las parroquias católicas.

Creo que estos rostros en piedra desnuda nos invitan, mejor que cualquier busto coloreado, a un viaje al pasado y a un diálogo silencioso con sus protagonistas.

En este blog nos hemos ya asomado a la fascinación de los rostros antiguos de Roma en los museos vaticanos (Chiaramonti), nacionales romanos (palacios Altemps y Massimo) y museos Capitolinos, así como a los de época medieval y renacentista en Siena.

Ahora estamos más al norte, pero seguimos ensimismados por un tiempo en los vestigios de un sur mediterráneo que, desde el pasado más arcaico y las colonias griegas del Egeo hasta los retratos realistas del Imperio romano, se fue para mejor quedarse.

Esta primera entrada va dedicada en especial a la mujer romana, la matrona, la joven, la amazona o la diosa, y a los niños y jóvenes de entonces, eternizados en las salas de este soberbio museo de la capital de Dinamarca (con alguna excepción griega o moderna).

La mujer, los jóvenes, los niños y las diosas de Roma

Esta bella romana lo mismo podría estar a punto de decirnos algo halagador que a dirigirnos un comentario desdeñoso…

o esta señora a amonestarnos por no sabernos la lección…

Pero hay una que podría arrastrarnos al sueño y al olvido…

y la que nos abruma con sus reproches (seguramente merecidos)…

No obstante -¡qué ilusión!- esta gentil dama quiere concedernos el siguiente baile

Aunque nuestro gozo dura poco, pues la imperial Agripina nos ordena preparar la cena de su hermano… ¡Calígula!

Así que mejor no hacernos los remolones…

En cambio, la otra Agripina, la mujer de Claudio, pasa revista a la guardia pretoriana, con majestad y absoluto dominio de la escena…

Mas… ¡hete aquí que una dama de su corte no para de mirarnos y sonreírnos subrepticiamente!

Acabado nuestro horario de trabajo, nuestra suegra nos invita a una sencilla reunión familiar, sin que se note que ha ido a la peluquería (por cierto que aquí el escultor se lució con el trépano)…

Pero ¿qué hago yo ? ¡Se me ha colado aquí una invitada de Maillol!

En fin, no creo que esta joven catalana, que llega de otra sala del museo, desentone. A pesar de que su peinado art nouveau casaría más con una cena en la Barcelona de la belle époque…

Y esta diosa de la abundancia seguro que lo entiende…

¡Esto ya es demasiado!  ¿En qué estoy yo pensando? ¿Qué hacen aquí estas jóvenes romanas del siglo XIX invitándonos a un vaso de Chianti? Me estoy equivocando de sala. Esta es una pintura de Wilhelm Marstrand (1810-1873)

Aunque si miro bien a la del vaso… ¡si es que sonríe como la diosa de la cabellera fructífera!

¡La verdad es que los siglos pasan pero las italianas permanecen!

Y, por si fuera poco, hay aquí un joven romano que podría ser incitado a beber demasiado. Si luego le para una patrulla dará positivo en el control de alcoholemia y perderá su licencia para conducir cuadrigas. Y la culpa será mía por mezclar peras con manzanas.

¡Además, qué mal ejemplo para estos chicos!

!En fin! ¡Que las diosas…

y las amazonas los amparen !

Pero ¿acaso se puede vetar un trago en un museo que lleva el nombre de Carlsberg?


Las cinco continentes de la Järntorget (Göteborg ). Una fuente que representa imaginarios extinguidos

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Las partes del mundo por Tore Strindberg. Järntorget. Gotemburgo.Foto R.Puig.

No, no es una falta de ortografía inadvertida. De hecho, antes de iniciar este artículo me han asaltado varias dudas, pues todavía no se ha reposado la polvareda de la polémica que ha enfrentado a lingüistas y académicos con quienes promueven las denominadas “guías de estilo para un uso no sexista del lenguaje”. Mientras se sigue discutiendo si en la gramática hay sexo o sólo género y otras cuestiones de sociología del lenguaje, no quería yo añadir más leña al fuego.

Así que he optado por escribir “las continentes”, en lugar de “los continentes”. Con ello no me refiero a las mujeres que practican la virtud de la continencia,  sino que trato de ser coherente con los nombres de África, América, Asia, Europa y Oceanía, pues los continentes, aunque son de género masculino, se denominan con nombres que todos imaginamos femeninos. Digo “imaginamos” porque el Diccionario de la Academia no dice nada al respecto, ya que, en principio, los nombres geográficos no tienen género. En cualquier caso la fuente de “las cinco partes del mundo” de la plaza de Järntorget en Gotemburgo parece reforzar este imaginario: sus cinco personificaciones son mujeres.

A lo que íbamos: en Gotemburgo hay una hermosa fuente que desde 1927 preside el ajetreo cotidiano de lo que en castellano se traduce como “la plaza de hierro”. El cuerpo principal es de granito y hierro colado. Las figuras son de bronce. Es obra del escultor Tore Strindberg. Se debe a una donación del fondo que a su muerte dejó Charles Felix Lindberg, un comerciante de coloniales y de carbones, un mecenas, natural de Gotemburgo, que legó un gran capital para el embellecimiento de la ciudad. Era un hombre bajito y con sombrero, si nos atenemos a la estatua que le representa en la plaza que lleva su nombre, obra de Jan Steen.

Charles Felix Lindberg por Jan Steen.Gotemburgo. Foto R.Puig.

La herencia de Lindberg hizo posible el magnífico jardín botánico de Gotemburgo, otros importantes parques y varias plazas y esculturas, entre ellas la que se ha convertido en un símbolo de la ciudad, delante de la fachada el Museo de Bellas Artes, el Poseidón de Carl Miles

Poseidón. Carl Miles.Gotemburgo. Foto R.Puig

Pero, volvamos a la fuente de la que hablamos hoy. Representa las cinco partes del mundo en estilo simbolista, con perfiles exóticos, respondiendo al imaginario europeo de la época en relación con los prototipos de mujer, sobre todo de la mujer indígena y misteriosa. No olvidemos que estamos hablando de los años veinte del siglo pasado.

África por Tore Strindberg. Järntorget. Gotemburgo. Foto R.Puig.

Así pues, nada de representar África como un guerrero masai o un tuareg. No, el imaginado, inmenso y misterioso continente africano, para los europeos de la época, lo encarnaba mejor una hermosa joven que sostiene una calabaza seca, que se supone encierra esencias tropicales ignotas. De ahí a la imagen de la sierva o de la esclava desnuda hoy nos parece que no hay más que un paso, pero la cultura de la época era otra.

África por Tore Strindberg. Järntorget. Gotemburgo. Foto R.Puig.

Por entonces, el imaginario de lo africano hacía furor en el arte europeo, desde que Picasso lo incorporara a sus “señoritas de Avignon”. Las exposiciones universales de una época colonial e industrialista, imbuida de complejos de superioridad, llevaban años presentando visiones exóticas y paternalistas de las sociedades primitivas.

América por Tore Strindberg. Järntorget. Gotemburgo. Foto R.Puig.

América no es pues el guerrero sioux o un campesino andino, ni un caudillo de la independencia americana, sino una nativa de perfil a lo “pocahontas “.

América por Tore Strindberg. Järntorget. Gotemburgo. Foto R.Puig.

Paradojas del simbolismo: esta mujer, sentada sobre los restos de algún monumento maya, sostiene la estatua de la Libertad, que, como es bien sabido, fue esculpida por un artista francés.

Asia y África por Tore Strindberg. Järntorget. Gotemburgo. Foto R.Puig.

Sólo Asia se presenta parcialmente vestida, adornada con un complejo tocado, en el que destaca una especie de estatuilla budista, mientras sostiene entre sus dedos un ramo florido.

Asia por Tore Strindberg. Järntorget.. Gotemburgo.Foto R.Puig.

Los rasgos de su rostro son una simbiosis que va desde las estepas de Mongolia a las selvas de Indochina. Se sienta con la postura del loto sobre un nenúfar gigante. Con el gesto de su mano derecha parece invitarnos a la meditación.

Europa por Tore Strindberg. Järntorget. Gotemburgo. Foto R.Puig.

Europa se acomoda sobre los restos de un capitel jónico, que bien podrían ser las páginas de un grueso libro, y arregla con gesto coqueta su peinado ático.

Europa por Tore Strindberg. Järntorget. Gotemburgo. Foto R.Puig

Es una joven narcisista que se mira a sí misma en el espejo -¿mágico?- interrogándose, como la madrastra de Blancanieves, por su propia identidad. ¿Obedece así al adagio que aconseja “nosce te ipsum”? En realidad, como Sísifo subiendo incansable su piedra, Europa siempre está interrogándose sobre sí misma.

Oceanía por Tore Strindberg. Järntorget. Gotemburgo. Foto R.Puig.

¿Y qué decir de esa hermosa pero lejanísima Oceanía, sólo vestida de su cinturón y sus collares de semillas? Ensimismada, a la escucha de los ecos del mar guardados en las espirales de una caracola, apenas siente los movimientos de una gran tortuga que la transporta por los mares australes.

¿Acaso aguarda a que los trallazos vibrantes de las velas de un galeón colonial, en arribo a sus remotas playas, se sobrepongan al estruendo de las olas?

Galeón por Tore Strindberg. Järntorget. Gotemburgo. Foto R.Puig.

Podría tratarse del barco que, con el viento en popa, afronta a los monstruos marinos para enlazar Gotemburgo con las Indias Orientales, corona la fuente de “las cinco continentes” y simboliza impávido la historia del proceso de mundialización, que durante siglos ha dado prosperidad a los países occidentales y que ahora se la cuestiona.

Puede que en la mente del escultor, esa nave sea el emblema del comercio intercontinental que hizo la fortuna de Charles Gustav Lindberg.  Su hijo Charles Felix Lindberg  (Göteborg 1840-1909) fue el mecenas que hizo posible la obra, aunque a éste le correspondería más bien uno de aquellos poderosos clippers  del siglo XIX o incluso un buque de vapor.

El GÖTEBORG en el puerto de Gotemburgo.Foto R.Puig.

A mí me parece hoy que el barco a velas desplegadas podría también ser el emblema del lenguaje, la primera tecnología que al inventarse nos hizo humanos y que vuela con el aire, ajeno a polémicas de lingüistas y sociólogos.

Velero votivo.Igle sia de Lindome.Foto R.Puig

Lo que pasa es que, como todas las tecnologías de la prehistoria y de la historia, como el palo que sirve para apoyarse al andar o para apalear, o como las velas, que han servido para surcar los mares y descubrir mundos o para transportar esclavos, las lenguas, los seres humanos, en nuestra insanable ambigüedad, sabemos usarlas para liberar, educar, razonar, pacificar o dignificar, pero también, por desgracia, nos las ingeniamos en emplearlas para estigmatizar, manipular, tergiversar, arengar o aniquilar.

No conozco ninguna guía de estilo que pueda cambiar eso.

Las partes del mundo por Tore Strindberg. Järntorget. Gotemburgo. Foto R.Puig.


Fisionomías (IV). En la Gliptoteca de Copenhague (II)

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Volvemos a la Ny Carlsberg Glyptotek.

El 23 de agosto habíamos empezado nuestro diálogo con sus habitantes, que a primera vista están mudos, pero, si nos concentramos, nos cuentan cosas. Habíamos iniciado el recorrido con las mujeres y los niños, aunque no se trataba de ningún salvamento, pues la gliptoteca navega airosamente. Y también nos visitó un joven de abundantes rizos.

Hoy daremos la palabra a los varones y a las parejas muertas, ya que en el arte funerario romano los matrimonios que podían pagárselo no se iban del todo, pues se quedaban, prestos a mantener una amena charla con quien se avecinase a su sarcófago.

De estirpe imperial

Un saludo primero a los que fueron poderosos, aunque pereciesen de forma oscura o en luchas por el poder

Pompeyo Magno, el de la frente perpleja.

Pienso que sí, que toda su vida anduvo entre perplejidades, que si con Cesar, que si con el Senado. Para mí que este rostro refleja el estado de ánimo en que debió de encontrarse cuando estaba a punto de desembarcar en Egipto, huyendo tras la derrota de Farsalia, para pedir asilo a quienes habían ya decidido asesinarle.

Calígula es el emperador de rostro de hielo, que empezó bastante bien pero luego acumuló un enorme déficit que puso al imperio al borde de la bancarrota (en este caso la culpa no se la pudieron echar a Zapatero).

La verdad es que tiene la cara de uno de esos jóvenes traders de nuestros días que se están haciendo famosos con sus escalofriantes defraudaciones.

Germánico, a quien un celoso Tiberio, al parece, mandó envenenar cuando sólo tenía treinta y cuatro años y no vivió para ver los desaguisados de su hijo Calígula. A pesar de su agitada vida, de los miles de germanos que masacró y de la cantidad de campañas militares que dirigió, conserva aquí su aire de mosquita muerta.

Un general y varios anónimos

Empezamos por el rostro viril de uno de quien se conoce el oficio.

A este militar de rostro severo y barba sobria le debieron obsequiar el busto sus suboficiales el día de su jubilación, allá por la segunda centuria de nuestra era.

El nombre le va bien, se llamaba Arrius Justus, y tiene todo el aire inofensivo de un jefe de cascos azules.

El que mira con los globos oculares aún en sus cuencas, pero con iris extraviados, es alguien que debió de tener los medios para ser inmortalizado en bronce. ¿Un colonizador romano de Megara, donde parece que vivió en el siglo I de nuestra era?

El resto del cuerpo no se sabe adónde fue a parar y podemos tener nuestras hipótesis sobre la actitud con la qué decidió retratarse. ¿Será que sus arrugas en la frente y esa mirada inquieta nos estén hablando de un jefe militar que examina preocupado el campo de batalla?

En cualquier caso no parece que le vayan los ropajes de filósofo o de legislador imperioso que vemos aquí en el hall central del segundo piso del museo.

Hay otros rostros de desconocidos que no por ello nos dejan indiferentes.

Este barbudo, ceñudo y preocupado, podría muy bien ser algún importante retórico o pensador. Pero dejémoslo así, sujeto a nuestras especulaciones.

¿Qué decir de este hombre a quien los ajetreos de la vida han dejado calvo, con patas de gallo y la frente fruncida? Puedo imaginarlo canoso, viudo y preocupado por el porvenir de sus hijos.

El siguiente rostro parece inacabado, sin que el escultor lo haya pulido. Quizás el comanditario no quedó satisfecho o no tuvo el dinero para pagarlo. Pero está bien así, con sus rasgos duramente tallados y un rictus escéptico en los labios. Se trata de alguien a quien una biografía de legionario curtido parece haber cincelado las facciones.

El suave hombre de la toga parece en cambio soñar y sus ojeras traicionan un reciente lloro. Mientras sus rizos se arremolinan con el viento un velo de añoranzas y melancolía se interpone entre sus ojos y el mundo. El rictus de la boca parece responder a un acerbo desengaño.

Por el contrario, de este de aquí abajo no quisiera interponerme en el camino. Yo no sé si empuña una espada, pero, en caso de que se irrite, temo que me aseste una estocada.

¿No es verdad que tiene un aire a Putin? Mejor no jugar con él a pussy riots.

Finalmente, este buen hombre trata de incorporarse sobre su propio sarcófago como si aún participase de un banquete en el triclinio.

Dos dramaturgos, un filósofo y un poeta intruso

Ya se sabe que los romanos reproducían efigies de los filósofos y dramaturgos griegos que databan del siglo V a.C. Pero lo hacían muy bien, trabajando con esmero el mármol.

Claro que no disponían de la fibra de vidrio y otros materiales sintéticos, a los que nos han habituado hoy en día ciertas esculturas hominoideas, salidas de los moldes de factorías que las calcan una y otra vez con pequeñas variantes. El pobre Walter Benjamin no pudo llegar a prever que los materiales y tecnologías de nuestra civilización de lo sintético iban a seguir confirmando, más allá de lo entonces imaginable, las certeras predicciones que sus análisis referían al cine y a la fotografía en “La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica”.

Pero volvamos a nuestra fascinante gliptoteca. Estos bustos de ilustres griegos tienen la impecable y humanizada factura de los bustos romanos.

Eurípides

 

Sófocles

 

Platón

Y ya que que hemos mencionado a Walter Benjamin, dejemos que uno de sus poetas favoritos baje hasta aquí aquí desde otra sala de la gliptoteca.

Se trata de Charles Baudelaire.

Es una cabeza de líneas sobrias y modernistas, esculpida por Raymond Duchamp-Villon en 1911. Más que manifestar como los bustos romanos, oculta un mundo de símbolos, a la espera de que sus labios prietos se abran y se desborde el  torrente sinuoso de alguno de sus poemas.

Seguramente lo habéis adivinado, el escultor era hermano de Marcel Duchamp, aquél de la broma del urinario reconvertido en “fontaine”, el inventor del ready-made, el que no se molestó siquiera en explotar la “reproductibilidad” pues le bastaba con la “reapropiabilidad”.

Tengo la sensación de que dentro de algunos siglos las esculturas de Raymond seguirán estando artística y materialmente presentes. En cuanto a los ready made de su hermano, tengo mis dudas.

Quizás también se nos presente una ocasión de hablar del mayor de los tres hermanos,  Gaston Emile, quien prefirió ser conocido como Jacques Villon y fue un excelente pintor.

¡Silencio, se duerme!

En este recorrido por las fisionomías de la gliptoteca de Copenhague es lógico terminar por aquellos bustos que, para los romanos, si nos atenemos a las esculturas de sus sarcófagos, representaban a quienes, no obstante estar muertos, se habían quedado cerca, al menos en el recuerdo.

Los de parejas muertas son particularmente realistas y emotivos. En este caso, si lo esculpido responde a lo que fueron, tuvieron que ser buenas personas y un matrimonio bien avenido.

Y estas dos hermanas, aunque petrificadas para siempre, parecen soñar con una futuro feliz


Karl Marx en la ciudad de las virtudes

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Como explicábamos el pasado día 11, además de ser una ciudad de estirpe romana al borde del Mosela, Tréveris (Trier) fue una ciudad episcopal ya desde los tiempos en que la enorme basílica romana de Constantino el Grande se convirtió en templo cristiano. Y por ella pasó desde los pañales hasta la adolescencia otro constructor de utopías, que soñó vencer no con la cruz, como el oportunista emperador romano, sino con la fuerza de la clase obrera.

Para no ser menos que los romanos, también los príncipes obispos de Tréveris se hacían retratar como constructores de templos en esa meta y lugar de tránsito de peregrinos.

No era la “burbuja del ladrillo” sino de la piedra, pues las jerarquías eclesiásticas, los nobles y los monjes administraban las mayores oficinas de obras públicas y de empleo de la Edad Media.

Quizás por ello en las calles e iglesias de Tréveris he encontrado hasta tres versiones de las virtudes cardinales.

Prudencia

Justicia

Templanza.

Fortaleza

Las cuatro virtudes hacen guardia a la sombra de San Marcos en la fuente de la Plaza del Mercado y también flanquean los mausoleos episcopales de la Catedral.

Aunque lo que mejor ilustra el boato de uno de estos príncipes es la representación de la muerte. En realidad esta “vanitas” es bastante pretenciosa. El personaje parece más bien decirnos “¡después de mí el diluvio!”

No obstante, los jardines del palacio de los Príncipes Electores son más festivos y sus alegorías se sitúan ya bajo los auspicios de la Ilustración.

No sabemos si en sus dominios arzobispales, los príncipes eclesiásticos y sus sucesores practicaron una vida virtuosa, pero que hicieron gala de ellas salta a la vista.

Con el tiempo, otras aspiraciones virtuosas, las revolucionarias, ocuparon la escena.

En la Casa Museo de Karl Marx

Fue en Tréveris donde nació alguien que haría descender el determinismo histórico de las nubes de la teoría hegeliana a los programas de acción del materialismo histórico y del comunismo, desarrollando una ambiciosa utopía, con aspiraciones de ciencia, para dominar la marcha de la economía hacia la sociedad sin clases.

Nos referimos a Karl Marx. 

La casa natal de Karl Marx ha resistido a los años del nazismo y es hoy un museo organizado con un estricto criterio cronológico y pedagógico. En él se recorre con estimable ecuanimidad tanto la historia de la familia y de la vida de Marx como de sus obras y teorías y de movimientos con los que estuvo vinculado, sin olvidar los desarrollos posteriores del marxismo y del comunismo, con sus contradictorias secuelas de idealismos y tragedias.

Así los analizaba ya la obra de Albert Camus, quien “antes de examinar el fracaso del marxismo” resaltaba  “la exigencia ética que subyace al sueño marxista”. Lo que hace la “verdadera grandeza de Marx”, escribe, es esa exigencia moral, que le llevó a ”situar el trabajo, su injusta desvalorización y su dignidad profunda en el centro de su reflexión”.

Aunque, navegando a contracorriente de su tiempo, el autor de “L’homme révolté” añadía:

Su fracaso obedece a un método que en su ambigüedad quiere ser a un tiempo determinista y problemático, dialéctico y dogmático.  Si el espíritu es sólo el reflejo de las cosas, sólo puede anticiparse a su evolución mediante la hipótesis.  Si la teoría está determinada por la economía, sólo puede describir el pasado de la producción, no su futuro, que solamente se mantiene en el terreno de la probabilidad

La impotencia del materialismo histórico para superar la crítica de la sociedad presente y su fracaso como ciencia de la sociedad futura ya se sabe lo que trajeron después, cuando Lenin, Stalin y sucesores redujeron la obra de Marx a una profecía que quiso autocumplirse por la dictadura y el terror.

En este museo no hay alegorías barrocas de las virtudes cardinales, pero sí que se sienten los ecos de las luchas de clases en pos de la Justicia durante los siglos XIX y XX, acompañadas por las ambivalentes secuelas de la Fortaleza y los eclipses de la Prudencia.

La Templanza se tendrá que quedar para otros museos y episodios, pues la historia de la humanidad no es demasiado pródiga en su ejercicio.


Por los pueblos del “Roannais” al oeste del alto Loira

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Cuando partimos de Tréveris este verano nuestro recorrido nos llevó hasta La Clayette en el extremo sur de la Borgoña.

Pernoctamos en un camping frente al lago, junto al cual se yergue un castillo que se fue construyendo en fases sucesivas, medievales y renacentistas.

Era la primera vez que desde un camping he podido divisar la silueta de un castillo de cuento de hadas reflejándose en un lago.

En nuestra ruta hacia el sur, desde el otro lado de las alambradas nos miraban silenciosos los terneros de la raza Charolais (no en vano circulábamos no lejos de Charolles).

Estos amables animales, inconfundibles en su pelaje de un color blanco cremoso, forman parte de una cabaña predestinada a convertirse en los más preciados solomillos y chuletones de las carnicerías francesas.

http://fr.wikipedia.org/wiki/Charolaise

En un prado para ella sola pastaba la mamá vaca ignorante de su destino, del suyo propio y de su prole.

Poco después de salir de La Clayette dejamos el territorio de Borgoña y, siguiendo el consejo que nos había dado nuestra amiga Agnès, experta conocedora de la región, enfilamos hacia el Roannais (¿sería correcto decir en castellano el Roanesado?)

Charlieu

Al noroeste de Roanne nos recibe este pueblo de abolengo medieval. Además de comprar solomillos de charolais en la boucherie (donde nos entretenemos en amena charla con la amable pareja que la regenta), pecaríamos no sólo de gula sino también de ignorancia si no hiciésemos un alto en su abadía benedictina, fundada en el año 875 y vinculada en el siglo siguiente a la cercana abadía borgoñona de Cluny.

Es el día del Patrimonio, y su claustro gótico del siglo XV, así como su sala capitular, lo ocupan las demostraciones de técnicas de restauración de la piedra y la exposición de tallas góticas pacientemente recogidas y restauradas con los fondos que recogen los voluntariosos “amigos de Charlieu”.

Son tallas modestas y maltratadas por el paso del tiempo, pero admirables en la ternura que suscitan sus rostros, trabajados por artistas anónimos.

Son fisionomías que es su día lucieron policromadas y hoy, sin palabras, nos hablan de la sensibilidad popular y de los deseos expresados por las gentes que desfilaron ante ellas reclamando la atención del cielo hacia las penas y carencias de sus vidas.

La Bénisson-Dieu

Pasamos por el pueblo de La Bénisson-Dieu (literalmente, aunque falta una s, parece que quiere decir “bendigamos a Dios”). Visitamos la soberbia iglesia que se alza solitaria sobre las praderas que ocupaba su abadía anexa, demolida durante la revolución francesa.

Por falta de tiempo dejaremos el desvío a Le Crozet para otro viaje, y nos limitamos a bajar hacia el siguiente pueblo en la ruta de los viñedos de la comarca que está llena  de “villages à caractère”. El Roannais debe su nombre a la cercana capital de la región, Roanne, en el departamento de la Loire, que a su vez lo tiene de este larguísimo río, enteramente francés  http://www.leroannais.com/

Ambierle

El pueblo de Ambierle está rodeado de viñas, sobre todo por las tierras del domain des Palais (es decir los viñedos y bodegas de la familia de Yann y Sylvie Palais). Los Palais han sido viticultores de generación en generación. Tras la cata de algunos de sus caldos y la compra de algunas botellas de tinto, seguimos su consejo y subimos al pueblo para visitar sus calles y su iglesia gótica. “No dejen de ver el retablo de la Pasión”, nos dicen.

Es en efecto un extraordinario retablo flamenco, que llegó de Bruselas en el siglo XV, pintado y esculpido en los talleres del entorno de Roger Van der Weyden, y que preside la nave central. Su estado es tal que parece pintado y esculpido ayer.

Saint-Haon-le-Châtel

Este es un pueblo fortificado con un centro histórico muy bien conservado. Antes de dar un paseo dentro de sus murallas, nos sentamos al pie de ellas, en uno de los cafés, a disfrutar de una merecida pausa que incluye los excelentes pasteles de la patrona.

Su iglesia, de núcleo románico con elementos de transición, contrasta con las naves góticas que hemos visitado por la mañana.

Hay una especie de cuarto trastero, visible desde la nave, que serviría de base para una película de misterios medievales. Las imágenes, en contraste con el cuidado y el mantenimiento  que hemos visto en Charlieu, duermen aquí bajo el polvo.

No así sus espléndidas mansiones renacentistas, como esta llamada “la casa del reloj”

Poco después, tras algunas vueltas y revueltas, acabamos encaramados sobre los farallones que bordean el Loira en el siguiente “pueblo de carácter”.

St Jean-St Maurice sur Loire

No sólo fue un enclave celta, sino que estos dos pueblos reunidos en uno se convirtieron en lugar de paso de la ruta de Cluny y etapa para los peregrinos hacia Santiago de Compostela, representado en los frescos de la iglesia de San Mauricio.

A los pies de su torreón y de los restos de sus murallas del siglo XII, las aguas del Loira suben o bajan en función de la regulación de un extenso embalse que las retiene.

Con la vista de ese gran recodo de aguas remansadas, abandonamos la región, en dirección a la autopista A75 con la intención de hacer noche en Issoire.

Pero esa es otra historia, porque al día siguiente nos emplearemos a fondo para alcanzar Barcelona y luego nuestro pequeño destino en las tierras de la Marina Alta alicantina.


De Jacob Jordaens en Bruselas al aula de dibujo de Altea y a los museos de Argelia. ¿Dónde se halla la Afrodita de Cherchell?

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Bruselas.Museo de Bellas Artes. Vaciado del torso de  Cherchell Venus capitolina Foto R.Puig.

Bruselas.Museo Real de Bellas Artes. Vaciado del torso de Cherchell, copia de la Venus capitolina Foto R.Puig.

Es sabido que los pintores del barroco eran aficionados a crear sus gipsotecas particulares con vaciados en escayola de esculturas griegas y romanas. Es el caso de Jacob Jordaens (Amberes 1593 – 1678), como lo es también de Velázquez (Sevilla 1599- Madrid 1660). Una parte de los vaciados que se trajo este último de Italia se pueden ver, previo aviso, en la Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid, que cuenta también con un taller de vaciados y reproducciones artísticas, aunque otros andan aún desperdigados y en vías de volver a la colección de la Academia.

(http://www.realacademiabellasartessanfernando.com/es/taller-de-vaciados)

Los modelos que inspiraron a Jordaens se pueden descubrir, eso sí transfigurados por su impronta genial, recorriendo la magnífica exposición Jordaens et l’Antiquité que recientemente tuve el gran placer de visitar en el Museo de Bellas Artes de Bélgica.

Alegoria de la fecundidad.Jordaens.Museo Ral de Bellas Artes  de Bélgica

Alegoria de la fecundidad.Jordaens.Museo Real de Bellas Artes de Bélgica

Por ejemplo, en su Alegoría de la fecundidad hay una Venus vista de espaldas, que domina completamente el cuadro, de la cual hay innumerables versiones por los museos más importantes de Europa, ya sea la de Cnido de Praxiteles en el Vaticano, la Medicis en Florencia, la del Louvre, la de Capua, la de Copenhague…

Venus Capitolina. Roma. Foto R.Puig

Venus Capitolina. Roma. Foto R.Puig

Parece ser que el pintor disponía de un vaciado en escayola de alguna de las versiones de la Venus de Cnido de Praxiteles, probablemente la Venus Capitolina, que algunos historiadores del arte atribuían hace años a Lisipo. En cualquier caso, las versiones de esta famosa Venus han llegado a nosotros en sus copias romanas

Hay un vaciado de la misma sin brazos en la Gipsoteca de la Universidad de La Sapienza en Roma.

Venus Capitolina. Vaciado en escayola. Gipsoteca de Roma. Foto R.Puig

Venus Capitolina. Vaciado en escayola sin brazos. Gipsoteca de Roma. Foto R.Puig

De algunas de ellas, a juzgar por el vaciado de Bruselas, sólo quedó el torso. Uno de estos torsos de Venus se exhibe a la entrada de la exposición en una copia en escayola, de las que de forma impecable realiza y vende el taller de vaciado del Museo Real de Arte e Historia de Bélgica

(http://www.plastercastcollection.org/en/database.php?d=lire&id=5)

Es la que encabeza este artículo del blog, es decir la que me llevó a rastrear su existencia en algún museo de Argelia.

Museo de Cherchell.Argelia

Museo de Cherchell.Argelia

La llamada Afrodita de Cherchell

¿Dónde está pues el original romano?

La cartela del Museo de Bellas Artes de Bruselas nos informa de que este torso es copia de  una escultura  llamada La afrodita de Cherchell y añade que a este vaciado, tan utilizado en las aulas de dibujo de las facultades de Bellas Artes, corresponde un original que se halla en un museo de Argelia.

Indagando (es decir “googleando”) consigo encontrar una antiquísima foto de Félix-Jacques-Antoine Moulin (1802 – después de  1875) reproducida sobre papel albuminado, que forma parte de uno de los tres volúmenes, consagrados a las fotografías que tomó en la Argelia colonial entre 1856 y 1857 sobre placas de cristal al collodio (Biblioteca del castillo de Fontainebleau) y que dedico a Napoleón III.

Afrodita de Cherchell  y otros fragmentos.Foto de Felix Moulin. L'Algerie photographiée, 1856-57 (Biblioteca  del castillo de Fointainebleau)

Afrodita de Cherchell y otros fragmentos.Foto de Felix Moulin. L’Algerie photographiée, 1856-57 (Biblioteca del castillo de Fointainebleau)

La foto corresponde a los hallazgos de las excavaciones arqueológicas francesas de las ruinas de la antigua ciudad romana ubicada en la Cherchell de hoy, ciudad puerto en las orillas del Mediterráneo, al oeste de Argel.

Según la cartela de la exposición de Bélgica, el torso de época romana es parte de una copia de la Afrodita Capitolina de Roma y está en el museo de Cherchell. Sin embargo no aparece en las listas ni en las escasas imágenes de sus salas que encuentro por Internet.

Al final descubro que está catalogado en Argel como la venus de Cherchell (siglos I a III) réplica de la Venus del Capitolio y copia muy rara de la estatuaria griega.

Sala de Bellas Artes.Museo de Argel.Foto Skyscrapercity

Sala de Bellas Artes.Museo de Argel.Foto Skyscrapercity

En sus salas, por lo que se ve en el sitio web, no aparece. Así que de este hermoso desnudo que figura en el catálogo del Museo Nacional de Antigüedades y Artes Islámicas de Argelia me ha sido imposible encontrar fotos actuales (http://www.m-culture.gov.dz/mc2/fr/fiche_site.php?id=4). Quizás lo tengan en algún cajón de la reserva. Si alguien sabe algo agradeceré que me lo comente. Lo pondremos en el blog. Por el momento nos tenemos que limitar a su vaciado en escayola de Bélgica o, last but not least, al que existe en Altea.

Altea. Aula de dibujo.Vaciado del torso de  Cherchell Venus Capitolina Foto R.Puig.

Altea. Aula de dibujo.Vaciado ¿del torso de Cherchell? Venus Capitolina Foto R.Puig.

En el aula de dibujo de la Facultad de Bellas Artes de Altea

Decía más arriba que los alumnos de dibujo suelen ejercitarse en aulas donde los vaciados de la estatuaria antigua ponen a prueba sus habilidades con el carboncillo, el grafito o la pierre noire. Es la tradición académica.

La foto corresponde a la gipsoteca del aula de dibujo de primer año en la Facultad de la Universidad Miguel Hernández en el Campus de Altea. Los aprendices de artista pueden deducir que lo que tienen delante es un torso de Venus, aunque detalles no se dan.

Torso de Venus Capitolina. ¿Versión de Cherchell? Vaciado de Altea. Dibujo R.Puig

Torso de Venus Capitolina. ¿Versión de Cherchell? Vaciado de Altea. Dibujo R.Puig

Torso de Venus Capitolina. ¿Versión de Cherchell? Vaciado de Altea. Dibujo R.Puig

Torso de Venus Capitolina. ¿Versión de Cherchell? Vaciado de Altea. Dibujo R.Puig

Pasé por ese aula hace cuatro años, de la mano de un excelente profesor, Eduardo Marín, y aprovecho para dar fe de mis ejercicios con alguno de mis dibujos de entonces que presento en paralelo con el modelo de Bélgica, idéntico al de Altea, y una foto al escorzo del original capitolino completo.

Si hay mérito lo debo a la calidad de mi profesor, si defectos (que los hay) pertenecen al dibujante. ¡Que Afrodita me los perdone!

Bruselas.Museo de Bellas Artes. Vaciado del torso de  Cherchell Venus capitolina 2 Foto R.Puig.

Bruselas. Museo de Bellas Artes. Vaciado del torso de Cherchell. Venus capitolina Foto R.Puig.

Torso de Venus Capitolina. Vaciado de Altea.¿Copia de Cherchell? Dibujo R.Puig.

Torso de Venus Capitolina.  Vaciado de Altea. ¿Copia de Cherchell? Dibujo R.Puig.

Vista lateral de la Venus Capitolina. Roma. Foto R.Puig

Vista parcial de la Venus Capitolina. Roma. Foto R.Puig

En definitiva ¡largos han sido los recorridos de la Venus Capitolína, desde  la Grecia del siglo IV antes de Cristo a la Roma y a las costas del Magreb de los primeros siglos de la era cristiana! ¡Para fondear en las aulas de Altea, también sobre el Mediterráneo, tras haber pasado por otras costas, las del mar del Norte, en el estudio de Jordaens en Amberes y en los talleres de vaciado de Bélgica!

En cualquier caso, si tenéis la posibilidad ¡no os perdáis la exposición de Jacob Jordaens en Bruselas!

Museo de Bellas Artes de Bruselas. Salon de entrada.

Museo de Bellas Artes de Bruselas. Salón de entrada. Foto R.Puig


PERPLEXUS PONTIFEX

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Perplexus pontifex.Acrílico y óleo.R.Puig

Detalle de Perplexus pontifex.Acrílico y óleo.R.Puig

 

En la anterior entrada me ocupaba del torso de la Venus Capitolina y no sería justo que discriminásemos a los varones con una selección sesgada, sobre todo teniendo en cuenta que Roma cuenta con torsos masculino  ilustres.

Torsos viriles

El más famoso es el “Torso de Belvedere”, que truena en el centro de una de mejores salas del museo Pío Clementino en el Vaticano y que casi todos los estudiantes de Bellas Artes hemos dibujado a partir de sus vaciados en escayola.

Torso de Belvedere.Apolonio.Museo Pio Clementino.Vaticano.Foto R.Puig

Torso de Belvedere.Apolonio.Museo Pio Clementino.Vaticano.Foto R.Puig

Esta escultura redescubierta en vida de Miguel Ángel, le sirvió de inspiración, no sólo a él sino a varias generaciones de artistas, desde Bernini a Rodin. Lleva  en su basamento la firma de Apolonio Nestoros de Atenas y, como explica Marco Bussagli  (Sotto pelle, Roma, Medusa ed.), de todas las interpretaciones que se han dado para identificar al personaje representado en ella, la más acorde con la postura anatómica del torso es la expresada por Raimond Wünsche en 1993. Se trata muy verosímilmente del héroe homérico Áyax Telemonio.

La obra, cuando estaba completa, representaba al poderoso guerrero en el momento en que, deprimido, perplejo y abrumado tras su acceso de ira y su insania transitoria, pensativo, dirige la espada desenvainada hacia su pecho, antes de suicidarse con ella.

De la influencia que el torso de Belvedere tuvo dan idea los varios ignudi de la Capilla Sixtina.

Michelangelo. Ignudo. Capilla Sixtina. www.shafe.co.uk

Michelangelo. Ignudo. Capilla Sixtina. http://www.shafe.co.uk

Los papas y el desnudo

En la mejor tradición de los emperadores romanos, la Ciudad Eterna ha seguido siendo pródiga en representaciones desnudas del ideal de la mujer, del héroe atlético y de los mitos de la Antigüedad,  tanto en la Basílica de San Pedro misma y en otros templos y palacios pontificios de la urbe, como en los Museos Vaticanos.  Pero los artistas pontificios fueron parcos en desnudar, escultóricamente hablando, a cualquier autoridad o mito, sagrado o profano, de los que han dominado el mundo cristiano y su Iglesia romana. Cuando Miguel Ángel lo intentó con Jesucristo en sus frescos, vino el Concilio de Trento y encargaron a Volterra que pusiera bragas a los protagonistas del Juicio Final.

Los Papas han estado siempre revestidos de varias capas de materia textil, a menudo ornadas con hilos y piedras preciosos, así como coronados con la triple tiara, herencia de un mundo faraónico. Esta tradición sigue vigente.

Holbein.1517.Dibujio al margen del Elogio de la locura.Figura de Papa

Grabado copia exacta de uno de los 82 dibujos que hizo Hans Holbein en el invierno de 1515-1516 al margen de un ejemplar del Elogio de la locura.Figura de Papa

¡O la tiara o el paraíso!

No es extraño que al llegar Julio II (Della Rovere) a las puertas del paraíso, el duro guerrero y mecenas financiador (por vía de diezmos, primicias e indulgencias) de tantos desnudos renacentistas, ofendido porque no le abren, le espeta a San Pedro entre otras cosas:

“Si no estás completamente ciego, supongo que reconocerás esta llave de plata, en el caso de que no conozcas el roble de oro. Ves además la triple corona y el manto reluciente por doquier de pedrería y oro”

Y el primer Papa le responde:

“Reconozco ciertamente una llave de plata, aunque sola y muy diferente de aquellas que en otro tiempo me confió el verdadero pastor de la Iglesia, Cristo. Pero en cuanto a esa corona soberbia ¿cómo podría reconocerla, si ningún tirano bárbaro se ha atrevido a portarla nunca, tanto más si se dispone a pedir la entrada en este recinto?  …  Veo por todas partes, tanto en la llave como en la corona y en el manto, las señales del traficante y del impostor más infame, que ostenta ciertamente mi nombre, mas no mi proceder, del Simón que yo una vez expulsé con la ayuda de Cristo”

Y ambos prosiguen:

Julio: …  “reconocerás las dos letras P.M., a no ser que nunca hayas aprendido las letras”

Pedro: “Supongo que significan Peste Máxima.

Julio : “Al contrario. Significan Pontífice Máximo.

Pedro: … “aquí no serás aceptado si no eres óptimo, es decir santo”

“Julio excluido del reino de los cielos”, traducción de Miguel Ángel Granada, en Erasmo de Rotterdam, “Escritos de crítica religiosa y política. Edición de Miguel Ángel Granada, Barcelona, Círculo de lectores, 1996, págs. 54-55

Urbano VIII.Museos Capitolinos.Foto R.Puig

Urbano VIII.Museos Capitolinos.Foto R.Puig

 

Cuando el pontificado se embrolla 

Aquel diálogo irónico que Erasmo publicó como panfleto anónimo tenía una gran sustancia y coincidía con sus numerosas críticas al Papado: el Evangelio era negado de continuo por la vida de sus máximos intérpretes.

De hecho la expresión Pontifex identifica a la suprema autoridad de la jurisprudencia religiosa. Es pues alguien que tiene la última palabra, por lo que debe ocultar sus titubeos y sus dudas, so pena de defraudar como Ájax la confianza de los suyos. Pero en Roma todo invita a cubrir de ropajes espléndidos a los Papas y sus embrollos, a pesar de que San Pablo anima a los primeros cristianos a desnudarse del hombre viejo y a revestirse del espíritu evangélico (Ad Efesios, 4, 22)

Hoy los Papas están volviendo a mostrar signos de perplejidad, están titubeando, no sólo ante el portal de Belén, del que el actual Pontifex ha quitado ya la mula y el buey, sino ante el mismo infierno, al que ha desprovisto  de todos los terroríficos atributos que frenaban nuestros instintos pecaminosos. Para conservar un infierno como Dios manda sólo nos queda redirigir nuestras miradas  a la Gehenna de los judíos o al Yahannam de los musulmanes. Y en materia de cielo no sé qué va a pasar, pues ya era bastante aburrido el cielo cristiano o la vida eterna de la Torá en comparación con las delicias (varoniles) del paraíso islámico.

A este paso acabarán por aceptar el estudio de crítica histórica de la Vida de Jesús de  Ernesto Renan y darle la razón en casi todo. Por ejemplo, en que Jesús en realidad nació en Nazareth y que del establo de Belén, de los pastores, de los ángeles y los magos, de la matanza de los inocentes y de la huida a Egipto, de eso nada de nada. En fin, una revolución exegética. Puede que hasta Pío IX, que le declaró blasfemo, se desdiga  en su tumba.

Pero volvamos a lo que íbamos, al final de mi estancia en Roma (como expliqué en este blog en la entrada de 28 de junio del 2011), motivado por el diálogo de Erasmo y por las recomendaciones de San Pablo, así como inspirado por el torso de Belvedere, pinté un último cuadro y escribí un cuento.

Creo que ante los signos preocupantes de embrollo vaticano, y con ánimo de ayudar, es oportuno que vuelva a publicarlos, ya que nuestro perplexus pontifex oscila hoy entre el twitteo y el titubeo.

No sé si adoptará de nuevo los humildes ropajes evangélicos, pero la tiara, esa parece que se resiste a dejarla.

Y así coronado, me temo que San Pedro no le dejará entrar en el Reino de Dios.

Perplexus pontifex.Acrilico y oleo.R.Puig

Perplexus pontifex.Acrilico y oleo.R.Puig

El cuento

Érase una vez un pontífice romano, de aquellos de los buenos viejos tiempos, que se encontró con Erasmo de Rotterdam en la basílica de Santa Maria Maggiore. El humanista traía en sus manos las pruebas de imprenta de una de sus ediciones del Nuevo Testamento. Aguantando las ganas de llamar a la guardia vaticana para que llevase a Erasmo a la hoguera, el Papa, no se sabe por qué impulso de tolerancia, bajando de su carroza de media gala, se puso a dialogar con el de Rotterdam.

Erasmo abrió las páginas que tenía entre manos y por azar la mirada del Papa cayó sobre la carta “Ad efesios” (a los habitantes de Éfeso) que se atribuye a San Pablo, en la cual, además de poner a las mujeres en su sitio (ya se sabe que el de Tarso era un fino feminista), en el pasaje 4,22-24 exhorta a los cristianos a que se desnuden de todas las malas costumbres y sus ropajes y se revistan del espíritu evangélico. Por cierto que del título de esa carta viene la palabra ‘adefesio’, pero en esta parábola no tratamos de eso.

Nuestro pontífice, que iba recubierto de todas sus pompas vestimentarias, adornado con orlas bordadas en oro y plata, colgado de su cuello un pectoral de oro y gemas,  y coronado con una tiara de varios niveles que no se puede describir con palabras, se quedo bastante preocupado. Por allí dentro se le agitaron algunos recuerdillos del Evangelio, cuyas páginas, de tanto leer el Código de Derecho Canónico y de tanto promulgar bulas y proclamar indulgencias (pues le hacían falta los óbolos de la Cristiandad para construir palacios y basílicas y financiar su mausoleo), no abría desde hace años.

Así que, después de dar permiso a Erasmo para que se retirase de su presencia, vuelto a su palacio y presa de gran contrición decidió desnudarse de todo aquello para seguir el consejo paolino. Se iba pues quedando como había venido al mundo (hasta el anillo pontificio se quitó), pero al llegar a la tiara, símbolo máximo del poder papal, se sentía tan apegado a ella que no era capaz de quitársela. Ya estaba completamente desnudo, pero penaba a la idea de despojarse de su triple corona.

Con esfuerzo sobrehumano lo intentó ¡y lo logró!  Pero ¿sabéis lo que ocurrió?  (…) Pues que se interrumpió la conexión ADSL ¡se desconectó de la broadband del Espíritu Santo¡ ¡Menuda tragedia para la Cristiandad!

Y esta, queridos míos, parece que, en última instancia, es la razón por la que los papas siguieron durante siglos con sus tiaras: les servían para estar inspirados, eran las antenas de la infalibilidad. Pasados muchos muchos años, los técnicos de la Radio Vaticana,  hace relativamente poco tiempo, consiguieron que bastase con tener una tiara central en el Tesoro de San Pedro.  Esa augusta antena pontificia capta las señales del ultracielo, que es como llamaba el poeta Jules Supervielle a esas regiones lejanas del Cosmos y donde parece habita la Trinidad (no hagáis caso de ese ateo de Stephen Hawking).

Hoy en día, desde esa antena de forma ovoide las señales se retrasmiten nítidas al teléfono móvil de Benedicto XVI. Por eso los papas ya no necesitan la tiara. Además, está demostrado que, si se la pusiesen, las emisiones de este potente artilugio aumentarían el riesgo de cáncer cerebral papal. A pesar de todo, dicen que Juan Pablo II, cuando quería tener un buen colocón de inspiración se iba a hurtadillas al Tesoro Vaticano y se la ponía.

Y Benedicto XVI, erre que erre, se ha hecho una a medida.

Si os acercáis a la vitrina de la famosa tiara en el Tesoro de San Pedro veréis cómo vuestro teléfono móvil se vuelve loco de interferencias. A lo mejor, si sois hackers  lo mismo conseguís meteros en la banda del Espíritu Santo.

Por probar…



De las desgracias de Ganda, el rinoceronte enfermo que Durero inmortalizó

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Rinoceronte asiatico. Durero. British Museum

Rinoceronte asiatico. Xilografía de Durero. British Museum

 

Parece ser que la estampa emblemática de la exposición Durero grabador. Del Gótico al Renacimiento, abierta hace poco en la Biblioteca Nacional de Madrid es el famoso y muchas veces reproducido rinoceronte asiático, cuya estampa en hojas sueltas aportó buenas ganancias al artista alemán.

¡No es lo menos admirable de este grabado lleno de finos detalles el que se trate de una xilografía! El dibujo original de Durero, a partir del cual se ejecutó, se conserva en el British Museum.

Albrecht Dürer. Ink drawing. British Museum.

Albrecht Dürer. Dibujo a la pluma. British Museum.

Está documentado que se basó en un dibujo que un pintor moravo afincado en Portugal envió a Nurenberg desde Lisboa, adonde el pobre animal, apodado Ganda, había llegado en mayo de 1515, tras un viaje por mar de cinco meses.

Los críticos afirman que los detalles tan abigarrados son fruto de la imaginación de Durero y de su lectura de Plinio el Viejo (se transcribe más adelante), autor que no era manco en fantasías.

No voy a contradecir a los críticos, pero, además, mi modesta opinión es que el pobre animal debió de llegar a Lisboa con escorbuto, en estado de deshidratación, cubierto de abscesos y, además, escrofuloso. Así que lo que parece una cota de malla o la superficie moteada de una tortuga, creo que eran  pústulas; y esa especie de branquias son las escrófulas.

Así que lo que hizo Durero fue adecentarlo para la posteridad y borrar las huellas del maltrato, sin que eliminase del todo la melancolía y la pena que rezuma el animal. Al fin y al cabo, el artista, que era al parecer depresivo y melancólico, se debió sentir identificado con el desdichado rinoceronte.

Ese aspecto triste lo siguieron manteniendo los artistas posteriores que se inspiraron en él para sus obras de Historia Natural.

Rinoceronte asiatico Jonstonus. Biblioteca Vaticana.Detalle

Rinoceronte asiatico Jonstonus. Biblioteca Vaticana.Detalle

Capricho de nobles

En fin, en Lisboa, en vez de darle un respiro lo pusieron en una plaza frente a otro desgraciado, un elefante, para comprobar si Plinio el Viejo tenía razón, cuando describía una feroz rivalidad entre ambos animales. Como dos no pelean si uno no quiere (y el elefante se largó pintando), el rey decidió mandárselo al Papa León X, con escala en Marsella para que lo viese Francisco I.

No sabemos dónde lo disecaron tras el naufragio, si en Portugal (parece dudoso) o en Italia, que estaba más cerca del lugar del desastre. Por aquellos andurriales se ofreció por un tiempo a la curiosidad de nobles y cortesanos, pues dicen que los Medici adquirieron los restos disecados de Ganda.

Otros grabados

Este grabado de Durero ya se expuso en Bilbao (Guggenheim) en el 2007 y en Madrid (Prado) en el 2005. No es pues una imagen desconocida entre nosotros.

Pero el motivo que me lleva a tratar del tema es que durante mi año de estudio en Roma (2010-2011) tuve ocasión de manejar grabados originales de Ulises Aldrovandi (1522-1605),  Antonio Tempesta (1555-1630) y Johannes Jonstonus (1603-1675), a quienes enumero por orden cronológico de su vida y obras.

Entre las diversas estampas que tuve el privilegio de examinar en las obras originales del siglo XVII, aparecía también el pobre Ganda.

Ulises Aldrovandi

Rinoceronte asiático  Aldrovandi.1616

Rinoceronte asiático. Ulises Aldrovandi,1616. Biblioteca Alessandrina. Universidad de La Sapienza.

Las imágenes del rinoceronte de Aldrovandi, deudoras del de Durero,  son de la edición de su Quadrupedum omnium bisculorum historia de 1621, que se puede consultar en la Biblioteca Alessandrina de la Universidad de La Sapienza en Roma.

Antonio Tempesta

Tempesta Rinoceronte africano. Grabado en 1620 por De Rossi.

Antonio Tempesta. Rinoceronte africano. Grabado en 1620 por De Rossi.

La imagen de un rinoceronte, no asiático como el de Durero, sino africano pues tiene dos cuernos (además de los de su testuz) que grabó De Rossi, a partir de un dibujo de Antonio Tempesta, la he encontrado en la página web de Calcográfica del Ministerio Italiano dei Beni Culturali, procedente de la obra Nova raccolta de li Animali piu curiosi del mondo designati et intagliati da Antonio Tempesta e dati in luce per Gio Domenico De Rossi in Roma alla Pace, 1620. Este híbrido sí que parece un fruto de la imaginación del artista, quizás basado en lecturas de autores de la Antigüedad.

http://calcografica.ing.beniculturali.it/calcografica/index.php?page=default&id=20&lang=it&schemaType=MI&soggetto_value=ANIMALI&start=25.

El profesor Manuel Barbero Richart (Universidad Complutense de Madrid) publicó en 1999 su obra Iconografía Animal: la representación animal en libros europeos de historia natural de los siglos XVI y XVII, donde se reproduce una estampa atribuída también al Tempesta, en la que este artista escenificaba la lucha entre el rinoceronte y el elefante. Como el autor me ha informado la reproducción aparece en la obra The Rhinoceros. FromDürer to Stubbs (1515-1799) de T.H. Clarke. 

El profesor Barbero ha tenido la cortesía de hacerme llegar esta imagen, que reproduzco con la fecha de su probable publicación, pues proviene del Primo libro di caccie varie intagliate per mano di Antonio Tempesta, Roma, Andrea Vaccario, s.d. [fecha de la dedicatoria en 1598]. La figura del rinoceronte tiene todas las trazas de basarse en la de Durero (¿conocida a través de trabajos de Aldrovandi?)

Antonio Tempesta.Lucha del rinoceronte y el elefante 1605. Fuente T.H.Clarke

Antonio Tempesta. Lucha del rinoceronte y el elefante (1605). Fuente T.H.Clarke. Cortesía del profesor Manuel Barbero Richart

Johannes Jonstonus

Rinoceronte asiatico Jonstonus. 1657. Biblioteca Vaticana

Rinoceronte asiatico Johannes Jonstonus. 1657. Biblioteca Apostólica Vaticana

En los servicios de la Biblioteca Apostólica Vaticana adquirí en el 2011 una hermosa reproducción fotográfica del rinoceronte de Jonstonus, procedente de su Historiae natvralis de quadrupetibvs, de 1657. Es evidente que sigue a Aldrovandi, como aquél siguió a Durero.

Versión escultórica

Cabeza de rinoceronte asiatico. Fines del s.XVI. Claustro Michelangelo. Museo delle Terme. Roma. Foto R.Puig

Cabeza de rinoceronte asiatico. Fines del s.XVI. Claustro Michelangelo. Museo delle Terme. Roma. Foto R.Puig

No quiero olvidar las imágenes de las gigantescas cabezas de época renacentista de un rinoceronte asiático y de un elefante, ambas de fines del último tercio del siglo XVI, que fueron encargadas por el cardenal Michele Bonelli  (1541-1598) para su palacio de Roma y que hoy pueden admirarse en el Claustro Michelangelo del Museo delle Terme di Diocleciano.

Cabezas de elefante y rinoceronte asiatico. Fines del s.XVI. Chiostro Michelangelo. Museo delle Terme. Roma. Foto R.Puig

Cabezas de elefante y de rinoceronte asiatico. Fines del s.XVI. Claustro Michelangelo. Museo delle Terme. Roma. Foto R.Puig

Pienso que el modelo del rinoceronte debió de ser o el grabado de Durero o el mismísimo Ganda disecado.

Cuál fuese el modelo de elefante no sabemos, pero de estos paquidermos por Italia habían pasado bastantes desde los tiempos de Anibal

Reflexión final

El texto alemán del grabado de Durero, basada en la descripción del romano Plinio el Viejo, es el siguiente:

El  primero de mayo del año 1513 [sic], el poderoso Rey de Portugal, Manuel de Lisboa, trajo semejante animal vivo desde la India, llamado rinoceronte. Esta es una representación fiel. Tiene el color de una tortuga moteada, y está casi completamente cubierto de gruesas escamas. Es del tamaño de un elefante, pero tiene las patas más cortas y es casi invulnerable. Tiene un poderoso y puntiagudo cuerno en la punta de su nariz, que afila en las rocas. Es el enemigo mortal del elefante. El elefante se asusta del rinoceronte, pues, cuando se encuentran, el rinoceronte carga con la cabeza entre sus patas delanteras y desgarra el estómago del elefante, contra lo que el elefante es incapaz de defenderse. El rinoceronte está tan bien acorazado que el elefante no puede herirlo. Se dice que el rinoceronte es rápido, impetuoso y astuto.

tomado de http://www.taxidermidades.com/2012/12/el-rinoceronte-de-durero.html#more

La verdad es que entre tantos animales salvajes como han sido capturados y maltratados durante siglos para diversión de los hombres, ninguno pudo contar con tanta fama y con semejante epitafio, de la mano del mejor grabador del Renacimiento.

En una época en que esas mismas naves, que venían de la India o de las costas del este de África hacia Lisboa, fondeaban de puerto en puerto para cargar esclavos negros en sus sentinas, obligados a viajar hacinados y en peores condiciones si cabe que el rinoceronte Ganda ¿quién de ellos llegó a ser recordado y representado para la Historia?

De esos miles de viajeros esclavizados sólo queda, como una penosa aunque famosa metáfora, la imagen de un rinoceronte enfermo y extenuado. Cuando vayamos a la BNE para admirar el arte de Durero no estará de mal recordar de cuánta arbitrariedad, explotación y sangre, de cuantos abusos y dolor, está compuesta la historia de las creaciones humanas.

………….

Sobre la historia de este grabado y otras versiones antiguas basadas en el grabado de Durero:

http://blog.bne.es/?p=1307

Información sobre la exposición de la Biblioteca Nacional de España:

http://www.hoyesarte.com/entrevistas/comisarios/12715-entrevista-con-concha-huidobro-jefa-de-la-seccion-de-grabados-de-la-biblioteca-nacional-de-espana.html

Más imágenes de rinocerontes en el Arte:

http://commons.wikimedia.org/wiki/Category:Rhinoceroses_in_art


De los estragos del alcohol y de los celos. Un duelo a muerte frente al Gran Teatro de Gotemburgo

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Bältespännarna. Escultura de J.P.Molin.Foto R.Puig

Bältespännarna. Escultura de J.P.Molin.Foto R.Puig

Cuando el escultor Johan Peter Molin (1814-1873) expuso en París, en 1859, su obra Bältespännarna (literalmente “atados por la cintura”) estaba en su apogeo el movimiento contra el alcoholismo en Suecia. A principios del siglo XIX se estima que había en Suecia 175.000 destilerías (la mayoría caseras). En 1850 se empezó a regular la venta de alcohol.

Algunas de las bases de lo que será más tarde el Sistembolaget actual (monopolio estatal de la venta de bebidas de más de 3,5 volúmenes) ya estaban en embrión en el primer bar estatal, abierto en 1860 en Gotemburgo, donde no se vendía a menores de 18 años y tampoco a alcohólicos, borrachos y antisociales. Lo que se compraba debía consumirse dentro del recinto. Otras ciudades copiaron el sistema y en 1870 el gobierno decretó el monopolio de los beneficios de la venta de bebidas alcohólicas.

Será o no coincidencia, pero cuando se abrió aquel primer establecimiento, la escultura de Molin ya estaba en la calle en Gotemburgo.

El duelo a muerte de dos hombres atados por un mismo cinturón es bien visible para el turista, pero los bajorrelieves en los cuatro lados del pedestal requieren más atención. Son como las viñetas de una historieta que explica las causas y las consecuencias de la tragedia de esa lucha a muerte fundida en bronce que truena en lo alto.

El cuento y su moral

Dejadme que os resuma  a mi modo este tebeo en bajorrelieve. Lástima que no haya encontrado quien me traduzca los caracteres rúnicos que aparecen sobre el cuerpo del malévolo ofidio que envuelve las escenas.

Dos colegas beben juntos.Bajorrelieve.J.P.Molin.Foto R.Puig

Dos colegas beben juntos.Bajorrelieve.J.P.Molin.Foto R.Puig

Dos colegas, guerreros de la misma milicia, sentados a la mesa de una taberna, liban abundantemente de la bebida espirituosa que les sirve la que parece ser la novia del de la derecha.

La serpiente acecha sobre la escena, evocación de un paraíso dónde la manzana tentadora la ofrecía la mujer. Aquí Eva sirve vino en lugar de una manzana, pero la tentación bíblica está ahí, aunque en esta historia el escultor haya fusionado el mito del pecado original con el de Caín y Abel.

Este ha trincado demasiado.Bajorrelieve.J.P.Molin.Foto R.Puig

Este ha trincado demasiado.Bajorrelieve.J.P.Molin.Foto R.Puig

Fatalmente, la borrachera hace su efecto en el de la izquierda.

El borracho se propasa.Bajorrelieve.J.P.Molin.Foto R.Puig

El borracho se propasa.Bajorrelieve.J.P.Molin.Foto R.Puig

Ofuscado por los efectos perniciosos del aguardiente, incapaz de contener sus instintos libidinosos, el borracho ase a la muchacha e intenta atraerla hacia sí.

La joven pide paz.Bajorrelieve.J.P.Molin.Foto R.Puig

La joven pide paz.Bajorrelieve.J.P.Molin.Foto R.Puig

A la ebriedad se añaden los violentos celos del otro macho que esgrime el cuchillo contra el insensato compañero. La joven se postra de rodillas ante el novio y le implora contención, mientras el contrincante prueba ya el filo de su arma. Pero Caín y Abel ya están decididos a luchar a muerte, pues en este caso Abel no morirá sin combatir.

Bältespännarna. Escultura de J.P.Molin.Detalle. Foto R.Puig

Bältespännarna. Escultura de J.P.Molin.Detalle. Foto R.Puig

El drama se produce, el duelo se celebra sangriento según las viejas tradiciones, que exigen que los dos combatientes luchen a muerte amarrados el uno al otro por un mismo cinturón.

Llorando a los muertos.Bajorrelieve.J.P.Molin.Foto R.Puig

Llorando a los muertos.Bajorrelieve.J.P.Molin.Foto R.Puig

Las consecuencias: dos muertos y una joven que llora esa pérdida absurda frente a la tumba de los dos camaradas.¡Dos jóvenes vidas destruidas por los excesos de la bebida! Caín y Abel han sucumbido juntos. La serpiente ha triunfado y la mujer se siente culpable, fue ella la que sirvió el alcohol.

Via crucis

No se acaban los duelos en el bronce. Será o no coincidencia, pero, hace dos días era Viernes Santo y este artículo estaba ya redactado, cuando un grupo de unas cincuenta personas se detuvo junto al monumento de J.P.Molin llevando en procesión una gran cruz de madera desnuda.

Guiados por una presbítera efectuaban una parada, una estación de su via crucis camino de la catedral, justo al pie de la trágica escultura.

Viernes Santo. Estacion de Via Crucis.Gotemburgo. Foto R.Puig

Viernes Santo. Estacion de Via Crucis.Gotemburgo. Foto R.Puig

El altavoz colocado sobre el pedestal reproducía sus cantos litúrgicos y uno de los fieles sostenía la cruz ante la mortal escena, bajo la cual una muchacha, como un símbolo de la sempiterna mulier dolorosa,  llora a los dos rivales muertos por causa de la tentación de la serpiente.

Es creencia cristiana que los males de la humanidad comenzar0n por la serpiente con la cooperación de una mujer al pie de la madera de un árbol  y que de aquel mortal pecado nos redimiría la muerte de un dios hombre sobre una cruz de madera.

Un mito alcanza al otro y en Gotemburgo una sacerdotisa guía el duelo por el legendario dios sacrificado. La procesión se detiene frente a la escena de otra leyenda. El nexo de unión entre ambas es una larga serpiente cuyos caracteres rúnicos puede que nos digan lo mismo que los cantos de este día, entonados por un grupo de fiels en la sobria y severa Semana Santa nórdica.

Será o no coincidencia, pero era la hora nona y el sol trataba de abrirse paso entre las tinieblas de un día nublado y frío.

Cielo de Viernes Santo en Gotemburgo.Foto R.Puig

Cielo de Viernes Santo en Gotemburgo.Foto R.Puig

Final festivo

No obstante, como hoy es Domingo de Resurrección no quiero terminar con una sensación de viernes de dolores. Así que para equilibrar el dramatismo de las escenas que hemos comentado, vamos a desplazarnos no muy lejos, al Museo de Bellas Artes de Gotemburgo, cuya fachada se atisba desde el lugar donde están emplazados los dos luchadores malhadados.

En el último piso, en las salas de la pintura moderna de artistas suecos hay una versión diferente de los efectos del alcohol.

Antes de que, en 1913, el grupo escultórico que hemos comentado se instalase con su mensaje antialcohólico en su emplazamiento definitivo, Ivar Arosenius (1878 – 1909), daba otra versión, mucho más festiva, de los estragos de la bebida, en su cuadro de 1906 titulado “Borrachera” o “Cogorza”, en sueco Rus, palabra que no tiene nada que ver con los rusos y que tambien puede significar “arrebato” (de felicidad, de amor, etc.)

Ivar Arosenius. "Borrachera".1906.Detalle. Museo de Bellas Artes de Gotemburgo. Foto R.Puig

Ivar Arosenius. “Borrachera” (Rus) 1906.Detalle. Museo de Bellas Artes de Gotemburgo. Foto R.Puig

La pintura es elocuente y no muy edificante en un país que luchaba entonces denodadamente contra el flagelo del alcoholismo.

Ivar Arosenius falleció joven, pero no fue víctima del alcohol sino de su hemofilia y está enterrado en Gotemburgo.  Fue un pintor con grandes dotes para el dibujo que, no obstante una dolencia que por entonces acarreaba muchos riesgos, produjo abundantes cuadros e ilustraciones dotados de ternura y humor.

Llevó su imagen de los “arrebatos” a niveles más osados, en una acuarela titulada la “Fiesta de Baco”, que data de 1900. En ella, a los efectos degradantes y fétidos de la ebriedad se agrega el zumbido de las moscas.

Arosenius. Fiesta báquica (Backusfest) Acuarela. Colección privada. Fuente Bukowskis auction

Arosenius. Fiesta báquica (Backusfest) Acuarela. Colección privada. Fuente Bukowskis auction

La verdad es que, a pesar de estas lecciones tan plásticas y de lo caro que resulta comprar bebidas alcohólicas en Suecia, son cientos los que se tambalean por las calles de la ciudad durante los fines de semana sin que parezca que la moraleja del grupo escultórico que hemos comentado hoy les impresione mucho. Tampoco creo que sepan mucho de Arosenius ni vayan al museo, pero el arrebato alcohólico sigue produciendo sus estragos.

Una ventaja del Sistembolaget es que, aunque gravoso para el bolsillo, la calidad de lo que se expende es notable. Sus expertos negocian por todo el mundo y entienden de vinos, licores y cervezas. El cliente que no sepa mucho de la materia (como suele frecuente por estas tierras) puede confiar en que casi siempre la calidad será buena, incluso para los precios inferiores. Pero…

¡aprended de lo que el arte ilustra y moderad el consumo!


Fisionomías (VI). Retorno a Estocolmo (I): la expresión gótica en las esculturas de Carl Milles

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Desde la terraza del Millesgården.Foto R.Puig

Desde la terraza del Millesgården.Foto R.Puig

Se lo dedico a mi hijo Martin

Millesgården

No había vuelto a Estocolmo desde hacía casi veinte años.

Caí en la cuenta durante mi visita al Millesgården a fines de abril, cuando viaje a esta ciudad que me guarda amistades y recuerdos importantes. He ido de consorte acompañante (ventajas de la jubilación) y hemos aprovechado para celebrar allí el cumpleaños de uno de nuestros hijos.

Es así como, en una tarde fresca, ventosa y de cielo radiante, hemos paseado de nuevo por los jardines de la casa museo de Carl Milles (1875-1955), mientras yo calculaba los años transcurridos y recordaba que, por ese mismo parque, frente al ancho brazo de mar atravesado por el puente de Lidingö, correteaba yo detrás de mis dos hijos pequeños para evitar que se encaramasen a las balaustradas o se cayesen a los estanques. De eso hace casi veinte años.  Y ahora volvía a Estocolmo para celebrar el cumpleaños de uno de los dos.

El tiempo ha pasado y los hijos nos traen otras satisfacciones, pero ya no la de llevarles de la mano, ni la de ir detrás de ellos por los jardines del Millesgåarden. En adelante, mientras las piernas lo permitan corretearemos de la mano de los nietos.

Pies de Poseidón.Millesgården.Foto R.Puig

Pies de Poseidón.Millesgården.Foto R.Puig

Un escultor gótico y expresionista en el siglo XX 

Los pintores más representativos del inicio del expresionismo en las primeras décadas del siglo XX fueron alemanes y representaron en sus lienzos el drama de los colores y las formas.

No es casualidad que, siglos antes, la dramática policromía gótica, tallada en madera, dominase el arte de Alemania entre los siglos XIV y XVI.

Dormición de la Virgen. Del órgano de Salzburgo.s.XVI.Millesgården.Foto R.Puig

Dormición de la Virgen. Del órgano de Salzburgo.s.XVI.Millesgården.Foto R.Puig

Tampoco me parece una mera coincidencia que el escultor sueco más potente de la primera mitad del siglo XX, discípulo de Rodin, elogiado por su maestro, pero de expresividad propia e independiente, tuviese en su casa y taller de Lidingö una colección de tallas policromadas alemanas de época gótica.

Apóstoles del órgano de Salzburgo.s.XVI.Detalle.Millesgården.Foto R.Puig

Apóstoles del órgano de Salzburgo.s.XVI.Detalle.Millesgården.Foto R.Puig

Pienso que no abuso de los paralelismos, cuando constato que los rostros y la actitud de esas tallas parecen reflejarse en los rostros y la presencia de las obras del expresionismo de Carl Milles, desacralizado, pero no por ello menos legendario y mitológico.

Carl Milles.Poseidon.Detalle.Millesgården.Foto.R.Puig

Carl Milles.Poseidón.   Detalle.Millesgården.Foto.R.Puig

Carl Milles.Cabeza de Orfeo.Millesgården.Foto.R.Puig

Carl Milles.Cabeza de Orfeo.Millesgården.Foto.R.Puig

Talla gótica.Detalle. Millesgården.Foto R.Puig

Talla gótica.Detalle. Millesgården.Foto R.Puig

Apostol del órgano de Salzburgo.s.XVI.Millesgården.Detalle. 1.Foto R.Puig

Apostol del órgano de Salzburgo.s.XVI.Millesgården. Detalle.  Foto R.Puig

Mirad si no este rostro de Poseidón o de Orfeo y, junto a ellos, los rostros de los apóstoles o de esa dama de tocado medieval.

Así como algunas de sus cabezas de mujer y las tallas de San Juan Evangelista y de Santa Dorotea.

San Juan Evangelista.Talla del sur de Alemania.s.XVI.Millesgården. Foto R.Puig

San Juan Evangelista.Talla del sur de Alemania.s.XVI.Millesgården. Foto R.Puig

Carl Milles.Cabeza de mujer. Plata. 1917.Millesgården.Foto R.Puig

Carl Milles.Cabeza de mujer. Plata. 1917.Millesgården.Foto R.Puig

Carl Milles.Cabeza de Eurídice. 1936. Millesgården.1936.

Carl Milles.Cabeza de Eurídice. 1936. Millesgården.1936.

Santa Dorotea. Talla gotica alemana. Perfil.s.XVI.Millesgården.Foto R.Puig

Santa Dorotea. Talla gotica alemana. Perfil.s.XVI.Millesgården.Foto R.Puig

O los personajes femeninos del grupo de la Virgen con el niño de la colección de Carl Milles

Talla gótica alemana con la Virgen y el niño.Millesgården.Foto R.Puig

Talla gótica alemana con la Virgen y el niño.Millesgården.Foto R.Puig

donde María ostenta un profético rictus amargo.

Talla gótica alemana con la Virgen y el niño.Detalle.Millesgården.Foto R.Puig

Talla gótica alemana con la Virgen y el niño.Detalle.Millesgården.Foto R.Puig

Talla gótica alemana con la Virgen y el niño.Detalle de la Virgen.Millesgården.Foto R.Puig

Talla gótica alemana con la Virgen y el niño.Detalle. Millesgården.Foto R.Puig 

Talla gótica alemana con la Virgen y el niño.Detalle del niño..Millesgården.Foto R.Puig

Talla gótica alemana con la Virgen y el niño.Detalle.Millesgården.Foto R.Puig

Para el niño Jesús, de mirada estrábica y cráneo tabes, no he encontrado parangón. Quizás porque la visión de la infancia en Milles era exultante y lejos de las tristezas de las tallas góticas de su colección.

Carl Milles. Angel musico. Millesgården.Foto R.Puig

Carl Milles. Angel musico. Millesgården.Foto R.Puig

En realidad Carl Milles prefirió para sus jardines unos gráciles ángeles músicos.

Carl Milles.La mano de Dios. Millesgården.Foto R.Puig

Carl Milles.La mano de Dios. Millesgården.Foto R.Puig

Incluso cuando la mano de Dios entra en escena no es para juzgar o aplastar al hombre bajo su culpa, expulsándolo del paraíso, sino para impulsarlo y dotarlo de un excelso equilibrio.

Esas obras se yerguen, muy apropiadamente,  frente al agua y la luz del mar archipelágico de Estocolmo.

Brazo de mar en Lidingö desde Millesgården.Foto R.Puig.

Brazo de mar en Lidingö desde Millesgården.Foto R.Puig.

Si algún día visitáis Millesgården, tras abriros el apetito paseando por su parque, no olvidéis entrar en la cantina de esta casa-museo. Allí, muy apropiado también, caed en la tentación de su sopa de pescado. No os arrepentiréis.


Divagaciones inglesas (I). ¿Es la escultura galardonada con el Fourth Plinth 2013 un plagio en Trafalgar Square?

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Gower Street.Londres. Foto R.Puig

Gower Street.Londres. Foto R.Puig

Deambulando por Londres

El pasado miércoles he vuelto de un viaje a Leicester, con intermedio de una escapada a Londres, que siempre hace bien aunque al final se resientan las piernas.

He de decir que esta vez he sentido estremecimiento, pena y solidaridad (más aún siendo yo madrileño) con los londinenses, a quienes la agresión de unos fanáticos ha golpeado de nuevo al día siguiente de mi retorno a Gotemburgo.

Por eso he querido empezar esta crónica con el memorial del poeta bengalí y activo pacifista Rabindranath Tagore (1861-1941), a quien leí con devoción en mi adolescencia.

Memorial de Rabindranath Tagore en Gordon Squqre. Bloomsbury.Foto R.Puig

Memorial de Rabindranath Tagore en Gordon Square. Bloomsbury.Foto R.Puig

Paseando entre el British Museum y la British Library me encontré con su busto, que es modesto desde el punto de vista creativo pero inmejorablemente situado. Está en la Gordon Square, uno de esos jardines de Bloomsbury donde el tiempo parece detenerse y donde vivió John Maynard Keynes (1843-1946). También habitó ese barrio otro poeta que me emociona, W.B.Yeats (1865-1939), descubridor de Tagore en Inglaterra y prologuista de la primera traducción de Gitanjali, la obra que le valió el Premio Nobel al bengalí.

British Museum.Londres.Foto R.Puig

British Museum.Londres.Foto R.Puig

Había salido del Museo Británico bajo una lluvia piadosa y, caminando por Gower Street, me topé con la casa de una pionera en la lucha por los derechos de la mujer: Millicent Garrett Fawcett(1847-1929).

La casa de la lider sufraguista Millicent Garrett Fawcett en Gower Street.Foto R.Puig

La casa de la lider sufragista Millicent Garrett Fawcett en Gower Street.Foto R.Puig

Creció en una familia acomodada que educó a sus hijas en la libertad. Inspirada por el discurso feminista de John Stuart Mill (1806-1873), esta economista escribió,  entre otras obras, “The position of women in economic life” (Londres,  Allen & Unwin, 1917) y fue una lider destacada del movimiento sufragista.

La British Library con las torres de Saint Pancras.Foto R.Puig

La British Library con las torres de Saint Pancras.Foto R.Puig

Me detuve a comprar en Waterstones algunos ensayos y crónicas sociales  de Georges Orwell (1903-1950), con lo que llegué tarde a la British Library, pero con luz suficiente para fotografiar su nueva sede (criticado por los puristas pero tan eficaz), sobre la que montan guardia las torres de Saint Pancras.

Sobre la escultura del niño a caballo en Trafalgar Square o de cómo remedar a un artista romano sin citar su obra 

Antes, en mis persistentes esfuerzos por agotar del todo a mis cansados pies, me pasé más de cinco horas en la National Gallery. Por cierto que tampoco ahí ha llegado la deseada  tolerancia hacia la fotografía digital sin flash, por lo que no puedo dejar en esta página el testimonio gráfico de  mis hallazgos y reflexiones.

Pero, para no defraudar hoy a los lectores de este blog, sucedió que, tras bajar las escalinatas de esa apabullante despensa de maravillas me asaltaron otras sorpresas y otros pensamientos. Me explico…

En Trafalgar Square hay un plinto monumental que quedó vacío por falta de fondos allá por 1841. Es ”el cuarto plinto”. Desde 2005 la Municipalidad de Londres, con patronazgo privado, expone temporalmente una escultura seleccionada por la Fourth Plinth Commission.

http://www.london.gov.uk/fourthplinth/

En 2013 el galardón ha recaido en los escultores escandinavos Elmgreen & Dragset, quienes en su Figura 101 de la serie Powerless Structures nos ofrecen una parodia de las esculturas equestres, imperatorias, pomposas y generalmente bélicas, bien asentadas en la estatuaria occidental desde el tiempo de los romanos.

Escultura de Elmgreen & Dragset. Trafalgar Square. Foto R.Puig.

Elmgreen & Dragset. Figura 101 de la serie Powerless Structures. Trafalgar Square. Foto R.Puig.

Hasta aquí nada que objetar, pues han citado como inspiración la copia de la famosa escultura de Marco Aurelio en la plaza del Campidoglio de Roma, cuyo original se conserva dentro de los adyacentes Museos Capitolinos.

Marco Aurelio en la plaza del Campidoglio.Foto R.Puig

Marco Aurelio en la plaza del Campidoglio.Foto R.Puig

Sin embargo y aunque yo no quiera ser malo, me pregunto qué diría el anónimo artista romano autor de la escultura de tamaño natural del niño jinete, una obra, probablemente votiva y nada bélica, que se exhibe, notablemente restaurada y bien a la vista, en el Aula Decima del Museo de las Termas de Diocleciano en Roma y de la que ya hablé en mi entrada de 21 de mayo del 2011 (”Entre Roma y Valencia”)

Muchacho romano a caballo.Museo delle Terme.Roma.Foto R.Puig

Muchacho romano a caballo.Museo delle Terme.Roma.Foto R.Puig

En tiempos de los romanos no se hablaba de derechos de autor, pero, salvo que se me haya escapado algo, no habría estado mal que los autores del bronce de Trafalgar Square o alguno de los críticos que lo han comentado, hubiesen mencionado la fuente de la escultura de Elmgreen & Dragset en Londres. No discuto el valor de la obra de esta pareja de artistas de Dinamarca y Noruega, aunque se aleje de su estilo habitual, ni quito ni pongo rey, pero, ustedes vean y formen su opinión.

La verdad es que entre la ingenua parodia de estos escultores y la inocente originalidad de su modelo romano, me quedo con este su original antiguo.

Elmgreen & Dragset. Figura 101 de la serie Powerless Structures. Trafalgar Square. Foto R.Puig

Elmgreen & Dragset. Figura 101 de la serie Powerless Structures. Trafalgar Square. Foto R.Puig

Muchacho romano a caballo.Museo delle Terme.Roma.Foto R.Puig

Muchacho romano a caballo.Museo delle Terme.Roma.Foto R.Puig

Continuará…

De Londres me llevé una nueva vision de su río, cuyos márgenes no había pateado desde hace siglos.

Desde la orilla del Tamesis.Londres.Foto R.Puig

Desde la orilla del Tamesis.Londres.Foto R.Puig

Pero de esto y de Leicester hablaremos en otras crónicas…


Fisionomías (VII) y divagaciones inglesas (III): entre la Tate Britain y la Tate Modern

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Entrada a la sala de Henry Moore.Tate Britain.Foto R.Puig

Entrada a la sala de Henry Moore.Tate Britain.Foto R.Puig

Han pasado ya varias semanas de mi paseo por Londres pero aún me quedan flechas en el carcaj. Así que no puedo resistir a la tentación de compartir algunas de mis sensaciones en dos de los soberbios museos Tate que bordean el Támesis.

Tate Britain

La Tate Britain ofrece actualmente un ordenado y nutrido recorrido del arte inglés desde el siglo XVI al XX. Me ha servido, aunque no exclusivamente, para incrementar mi archivo de las fisionomías que los artistas han ido plasmando a lo largo de los siglos.

Fachada de la Tate Britain. Londres Foto R.Puig.

Fachada de la Tate Britain. Londres Foto R.Puig.

Hoy es el turno de algunos pintores ingleses.

Sin seguir un orden cronológico comienzo por William Hogarth (1697-1764). No sólo fue un apasionado de la fisionomía, sobre la que escribió un tratado, sino que en un lienzo agrupó los rostros de seis de sus criados, de los cuales tan sólo se conoce el nombre de dos.

William Hogarth. Seis de sus criados.Tate Britain.Foto R.Puig

William Hogarth. Seis de sus criados.Tate Britain.Foto R.Puig

Mucho se ha dicho sobre este lienzo y yo no voy a descubrir nada nuevo. Pero me produce una extraña sensación. Dicen que el artista gozaba del aprecio de sus fámulos y que seleccionó a estos seis con afecto pero con un objetivo fisiognómico, recogiendo en la tela varias edades de ambos sexos.

William Hogarth. Seis de sus criados. detalle.Tate Britain.Foto R.Puig

William Hogarth. Seis de sus criados. detalle.Tate Britain.Foto R.Puig

Cuentan que lo tenía en su despacho, con objeto de que posibles clientes admirasen su destreza y se animasen a encomendarle un retrato. Debo confesar que a mí esta colección de cabezas me da cierta grima.

Aunque estas expresiones del arte del retrato de Hogarth sean una lección de pintura, creo que sus fieles servidores se habrían merecido un retrato de cuerpo entero o cuando menos de cintura para arriba. Ya un siglo antes Velázquez había dedicado magníficos retratos individuales a personajes humildes con los que se relacionó, no sólo los de los bufones y enanos de la Corte, sino el extraordinario retrato del esclavo Juan de Pareja liberado por el artista, por no hablar de las sirvientas que por entonces también pintaba Vermeer

Sea como sea, este ejercicio de Fisiognómica de Hogarth con las cabezas de sus criados, agrupadas en un solo lienzo y no obstante la mirada ilusionada de algunos de los retratados, me produce la impresión de una reunión de trofeos cinegéticos.

Otros retratos

Peter Lely. La condesa de Kildare.Tate Britain.Foto R.Puig.

Peter Lely. La condesa de Kildare.Tate Britain.Foto R.Puig.

No se redujo a la cabeza a quienes podían pagarse un retrato de postín, como es el caso de los trabajos de Adam de Colone (1572-1651),  Peter Lely (1618-1680), Benedetto Gennari (1633-1715) o Joshua Reynolds (1723-1792), dedicados a damas de la aristocracia, rozagantes, exquisitas, exaltadas o altivas.

Adam de Colone.Lady Livingstone. Tate Britain.Foto R.Puig.

Adam de Colone.Lady Livingstone. Tate Britain.Foto R.Puig.

Benedetto Gennari. La catolica Elizabeth Panton en el exilio retratada como Santa Catalina.Tate Britain.Foto R.Puig.

Benedetto Gennari. La catolica Elizabeth Panton en el exilio retratada como Santa Catalina.Tate Britain.Foto R.Puig.

Joshua Reynolds.Three ladies adorning a terme of Hymen. Detalle.Tate Britain.Foto R.Puig

Joshua Reynolds.Three ladies adorning a terme of Hymen. Detalle.Tate Britain.Foto R.Puig

……………………………

También en el siglo XVIII, Joseph Highmore (1692-1780), Thomas Gainsborough (1727-1788) y Nathaniel Dance-Holland (1735-1811) harán algo parecido con los retratos varoniles en grupo, sin que tampoco redujeran la imagen de sus clientes adinerados o nobles a una agrupación de cabezas. Quien paga tiene derecho a una escena de amistosa tertulia burguesa, a una composición bucólica o a ser representado en Roma, en pleno Grand Tour, ese viaje por Italia que todo hijo de familia noble debía realizar para ser considerado culto.

Joseph Highmore.Mister Oldham y sus huespedes.Tate Britain.Foto R.Puig

  Joseph Highmore.Mister Oldham y sus huespedes.Tate Britain.Foto R.Puig

Thomas Gainsborough. Detalle de tres caballeros en un paisaje.Tate Britain.Foto R.Puig

Thomas Gainsborough. Detalle de tres caballeros en un paisaje.Tate Britain.Foto R.Puig

Nathaniel Dance Holland. Detalle de cuatro caballeros ante el Coliseo de RomaTate Britain.Foto R.Puig

Nathaniel Dance Holland. Detalle de cuatro caballeros ante el Coliseo de RomaTate Britain.Foto R.Puig

Como podréis apreciar, todas estas muestras, dicho con toda mi simpatía, van reflejando fisionomías de lo más british. ¿O no?

…………………..

Con un estilo prerrafaelita, Henry Alexander Bowler (1824-1903), o con la pincelada impresionista,  John Singer Sargent (1856-1925) y George Clausen (1852-1944), dejaron obras  que denotan un cambio de rumbo en los rostros de la pintura inglesa.

Henri Alexander Bowler. La duda o Podrán resucitar estos huesos.Tate Britain.Foto R.Puig.

Henri Alexander Bowler. La duda o ¿Podrán resucitar estos huesos?.Tate Britain.Foto R.Puig.

John Singer Sargent. Vernon Lee.Tate Britain.Foto R.Puig

John Singer Sargent. Retrato de Vernon Lee.Tate Britain.Foto R.Puig

George Clausen. Brown eyes.Tate Britain.Foto R.Puig.

George Clausen. Brown eyes.Tate Britain.Foto R.Puig.

………………………………..

Para acabar con escultura, me despido de la Tate Britain con dos bustos que atrajeron mi atención, uno del siglo XIX, la Daphne de George Frederic Watts (1817-1904), y otro una terracota del siglo XVII de autor anónimo que representa con aires imperiales al rey Jaime II de Inglaterra

George Frederic Watts. Daphne.Tate Britain.Foto R.Puig.

George Frederic Watts. Daphne.Tate Britain.Foto R.Puig.

Autor desconocido. Jaime II.Tate Britain.Foto R.Puig.

Autor desconocido. Jaime II.Tate Britain.Foto R.Puig.

Tate Modern

Milennium Bridge. Londres. Foto R.Puig.

Milennium Bridge. Londres. Foto R.Puig.

Por el Millenium Bridge se llega con gran solemnidad a la Tate Modern, que como su nombre indica, está dedicada al arte moderno y contemporáneo, complementando en algunos casos a la Tate Britain.

Desde Millenium Bridge. Londres. Foto R.Puig.

Desde Millenium Bridge. Londres. Foto R.Puig.

En el recorrido se aprecia la vista del nuevo skyline londinense.

Y en las escaleras del museo, la sensación de una moderna arquitectura de interiores.

Por las escaleras de la Tate Modern. Foto R.Puig

Por las escaleras de la Tate Modern. Foto R.Puig

Me faltaba ya tiempo, pero durante una hora y media recorrí por primera vez las salas de la colección permanente y guardé algunas fotografías, entre las cuales, de forma aleatoria, selecciono hoy un reducido número para esta página.

En la salas de arte abstracto

Paule Vezelay. Formas del gris.Tate Modern. Foto R.Puig

Paule Vezelay. Formas del gris.Tate Modern. Foto R.Puig

En las salas dedicadas al Minimalismo

Sala del Minimalismo.Tate Modern. Foto R.Puig

Sala del Minimalismo.Tate Modern. Foto R.Puig

O en la de Rothko

Sala Rothko.Tate Modern. Foto R.Puig

Sala Rothko.Tate Modern. Foto R.Puig

De su obra meditativa al ajetreo. En las cercanías de la Tate Modern se encuentran el puente y la estación de Blackfriars, que experimentan en estos momentos grandes obras de renovación.

Blackfriars Bridge en obras.Londres. Foto R.Puig.

Blackfriars Bridge en obras.Londres. Foto R.Puig.

Blackfriars Bridge en obras. Londres. Foto R.Puig.

Blackfriars Bridge en obras. Londres. Foto R.Puig.

Pero acabo deseando a los lectores los buenos días con una obra que siempre me ha producido una sensación de calma, “Morning” de Dod Procter, nombre artístico de casada de  Doris Margaret Shaw (1890-1972).

Dod Procter. Morning.Tate Modern. Foto R.Puig

Dod Procter. Morning.Tate Modern. Foto R.Puig

¡Dulces sueños y suaves amaneceres!

Dod Procter. Morning.Detalle. Tate Modern. Foto R.Puig

Dod Procter. Morning.Detalle. Tate Modern. Foto R.Puig


En la ruta veraniega (II): Toulouse (II). En el museo de Les Abattoirs (los antiguos mataderos)

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Toulouse. Vista del Garona desde la orilla de Les Abattoirs. Foto R.Puig.

Toulouse. Vista del Garona desde la orilla de Les Abattoirs. Foto R.Puig.

Por toda Europa, los imponentes edificios donde antes se sacrificaban las reses se han ido rehabilitando para sacrificar al arte y la cultura, de preferencia contemporáneos. Lo he podido comprobar en los antiguos mataderos de Madrid, en el Campo Boario en Roma y lo acabo de comprobar en Les Abattoirs de Toulouse.

Toulouse. Nave principal de Les abattoirs. Foto R.Puig.

Toulouse. Nave principal de Les Abattoirs. Foto R.Puig.

Guiado por viejo amigo Rodolfo, pude visitar este museo de arte moderno y contemporáneo, no lejos de la poderosa corriente del Garona y de la plaza del Dr. Maurice Pujol “médico de los hospitales y de los pobres” (1883-1972) en el barrio de Saint-Cyprian.

Toulouse. En la plaza del Dr.Pujol. Foto R.Puig.

Toulouse. En la plaza del Dr.Pujol. Foto R.Puig.

Cerca del museo nos hubiese gustado dar unas vueltas sobre el rinoceronte del Beau Manège, el romántico tiovivo de los años 30, rehabilitado por la Asociación La Machine. Pero este histórico juguete no es para quienes nacimos no mucho después de su época dorada, cuando aún lo movían sus mecanismos originales.

Toulouse. Rinoceronte del Beau Manège. Foto R.Puig.

Toulouse. Rinoceronte del Beau Manège. Foto R.Puig.

Así que nos contentamos con verlo girar para disfrute de la infancia.

LOS ‘JUGUETES’ DE LA FAMILIA SMITH

Obras de Tony Smith. Toulouse Les Abattoirs. 2013.Foto R.Puig

Obras de Tony Smith. Toulouse Les Abattoirs. 2013.Foto R.Puig

En cualquier caso, ya dentro de Les Abattoirs, nos sentimos inmersos en el ambiente adecuado para un ludópata del arte, las creaciones de Tony Smith y de sus hijas, Kiki y Seton, en una amplia exposición temporal. La verdad es que podríamos extendernos sobre varios aspectos de la colección permanente, pero la familia Smith nos ocupó casi toda la visita.

La pasión serena por las estructuras primarias

Tony Smith (1912-1980), arquitecto, pintor y escultor, domina la muestra con sus juegos de formas, trufados de cálculo matemático, resultado de su habilidad combinatoria y geométrica.

Tony Smith. Maqueta de casa para orilla del mar. Foto R.Puig

Tony Smith. Maqueta de casa para orilla del mar. Foto R.Puig

Fue uno de los primeros minimalistas en los años 60 en los Estados Unidos, en quien muchos se han inspirado y del que no pocos han copiado.

Serie Louisenberg. Tony Smith. Toulouse. Les Abattoirs. 2013.Foto R.Puig

De la serie Louisenberg. Tony Smith. Toulouse. Les Abattoirs. 2013.Foto R.Puig

Muchos le hemos admirado a través de sus obras antes de saber a quién se debían.

Cuando se analizan sus trabajos, se comprende mejor que, en este como en otros campos de la creación humana, una forma aparentemente simple puede ocultar complejidades (y obsesiones) insospechadas.

Combinatoria de la Serie Louisenberg. Dibujo deTony Smith. Toulouse Les Abattoirs. 2013.Foto R.Puig

Combinatoria a partir de tres formas básicas de la Serie Louisenberg. Dibujo deTony Smith. Toulouse Les Abattoirs. 2013.Foto R.Puig

Tony Smith. Sin título.   Foto R.Puig

Tony Smith. Sin título. Foto R.Puig

Tony Smith. Sin título. Foto R.Puig

Tony Smith. Sin título. Foto R.Puig

Tony Smith. Sin título. Foto R.Puig.

Tony Smith. Sin título. Foto R.Puig.

Narrativa mitológica

Kiki Smith (1954-) es hija de Tony.  Junto con su hermana Seton vivió inmersa en el ambiente artístico de la familia (el taller del padre y la carrera de bailarina renombrada de la madre).

De niñas, las hermanas ayudaban al padre a construir los dodecaedros y tetraedros de sus proyectos escultóricos.

Me centro aquí en tres de sus esculturas, dos de ellas de acentuada carga simbólica.

Una visión feminista de la creación de una Eva de edad madura a partir de no se sabe bien si de la costilla de un Adán licántropo o de una loba primigenia.

Rapture. Kiki Smith. Toulouse Les Abattoirs. 2013.Foto R.Puig

Rapture. Kiki Smith. Toulouse Les Abattoirs. 2013.Foto R.Puig

La siguiente es una expresiva alegoría de la mujer como hija de la gacela

Born. Kiki Smith. Toulouse Les Abattoirs. 2013.Foto R.Puig

Born. Kiki Smith. Toulouse Les Abattoirs. 2013.Foto R.Puig

La tercera es parte de un conjunto titulado “La Anunciación”.

Mensajero. Kiki Smith. Toulouse Les Abattoirs. 2013.Foto R.Puig

Mensajero. Kiki Smith. Toulouse Les Abattoirs. 2013.Foto R.Puig

Recrea a un flotante mensajero de aire misterioso y mudo. Una especie de portador de ambiguas nuevas que parece reservarse, dejándonos el trabajo de adivinarlas.

……………

De la fotógrafa de la familia, Seton Smith (1955 -), no he registrado directamente las obras expuestas, pero pueden apreciarse algunas fotografías de adustos paisajes, que creo recordar son suyas, en el fondo de la sala donde se exponen varios formas minerales de su padre.

Obras de Tony Smith.  Toulouse Les Abattoirs. 2013.Foto R.Puig

Obras de Tony Smith. Toulouse Les Abattoirs. 2013.Foto R.Puig

El próximo domingo volveremos con más cosas de Toulouse.

Por el momento, escapando del calor que hacía aquel día, podemos imaginarnos engullidos en el interior de las refrescantes entrañas del pez del Beau Manège.  Al fin y al cabo dicho acto, surrealista y bíblico, no desentonaría cerca de las esculturas de Kiki Smith.

Toulouse. El pez voraz del Beau Manège. Foto R.Puig.

Toulouse. El pez voraz del Beau Manège. Foto R.Puig.


En la ruta veraniega (III): Toulouse (III), Fisionomías (VIII) y otras fascinaciones del museo de Les Augustins

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Cabeza femenina. s.XV.Les Augustins. Foto R.Puig.

Cabeza femenina. s.XV.Les Augustins. Foto R.Puig.

Para Rodolfo y Marta

Fue un monasterio construido entre los siglos XIV y XV. La Revolución Francesa y sus avatares, entre los cuales se cuentan las requisiciones de ese periodo y de las guerras napoleónicas, así como las obras que proceden de iglesias existentes o desaparecidas, más lo que la Academia de Toulouse tenía, el Louvre ha prestado y no pocos legatarios han donado, han ido constituyendo una colección imponente de obras de arte que se extiende desde los capiteles románicos del siglo XII a las obras de las primeras décadas del siglo XX. Es el monasterio-museo de Les Augustins.

Este visitante tiene, cómo no,  sus preferencias, por no decir sus manías. Este recorrido las presenta por caprichoso paquetes.

Fisionomías y expresiones

Gargola erecta. Claustro.Les Augustins. Foto R.Puig.

Gárgola erecta. Claustro.Les Augustins. Foto R.Puig.

Empiezo por la boca. En primer lugar una que aúlla, la de un lobo o perro de grandes fauces. Cuento hasta doce similares en posición vertical. Alguna vez tuvo su finalidad funcional, la de achicar el agua desde las cornisas de una iglesia gótica, probablemente demolida, pues creo que son sus gárgolas las que, perdida su  horizontalidad, se alinean en el claustro del museo.

Galeria de gargolas. Claustro.Les Augustins. Foto R.Puig.

Galeria de gárgolas. Claustro.Les Augustins. Foto R.Puig.

A su lado un grupo de aplicadas alumnas se ejercita en el arte del dibujo.

Del rostro canino a la expresión humana

Y perdonadme que no vaya ordenadamente por salas, pues la boca de los lobos me lleva a otras bocas sibilinas o proféticas.

Jean Bauduy. s.XVI. Sibila del deambulatorio de Saint Sernin. s.XVI. Detalle.  Les Augustins. Foto R.Puig.

Jean Bauduy. s.XVI. Sibila del deambulatorio de Saint Sernin. s.XVI. Detalle. Les Augustins. Foto R.Puig.

Si la memoria no me engaña no he visto antes esculturas que estén modeladas en actitud de mover los labios como estas figuras de sibilas y profetas, en terracota, provenientes del deambulatorio de la basílica de Saint Sernin, de la que hemos hablado hace bien poco.

Jean Bauduy. s.XVI. Sibila del deambulatorio de Saint Sernin. s.XVI. Les Augustins. Foto R.Puig.

Jean Bauduy. s.XVI. Sibila del deambulatorio de Saint Sernin. s.XVI. Les Augustins. Foto R.Puig.

Jean Bauduy. s.XVI. Sibila del deambulatorio de Saint Sernin. s.XVI. Les Augustins. Foto R.Puig.

Jean Bauduy. s.XVI. Sibila del deambulatorio de Saint Sernin. s.XVI. Les Augustins. Foto R.Puig.

Es bastante lógico que para el ingenuo y minucioso artista del siglo XVI una sibila ha de profetizar  sibilinamente y un profeta ha de anunciarnos con su palabra el futuro. Así que sus obras, en tamaño más que natural han de mover los labios.

ean Bauduy. s.XVI. Profeta del deambulatorio de Saint Sernin. s.XVI. detalle.  Les Augustins. Foto R.Puig.

Jean Bauduy. s.XVI. Profeta del deambulatorio de Saint Sernin. s.XVI. Detalle. Les Augustins. Foto R.Puig.

Y como no hablan por iniciativa propia, sino poseídos por el Espíritu Santo, parece normal que tengan los ojos cerrados.

Por lo que se refiere a José de Arimatea los tiene entreabiertos y llorosos mientras sostiene los pies de Cristo muerto al que están envolviendo en el sudario.

Jose de Arimatea. Detalle de Sepelio de Cristo. s.XV. Les Augustins. Foto R.Puig.

Jose de Arimatea. Detalle de Sepelio de Cristo. s.XV. Les Augustins. Foto R.Puig.

También en éxtasis debía de estar esta santa teresa medieval procedente de un grupo escultórico sepulcral del siglo XIV.

Cabeza de monja. s.XIV. Les Augustins. Foto R.Puig.

Cabeza de monja. s.XIV. Les Augustins. Foto R.Puig.

Tan es así que, cuando algún sans culotte le machacó la nariz en los  años del furor revolucionario, sus ojos siguieron abiertos a una visión ultramundana.

Cabeza de monja. s.XIV. Detalle. Les Augustins. Foto R.Puig.

Cabeza de monja. s.XIV. Detalle. Les Augustins. Foto R.Puig.

No podemos en cambio atribuirle rasgos místicos a esta bella durmiente decimonónica, viva expresión del terror  en plena pesadilla.

Un dragón de voraz apetito intenta poseerla y no hay ningún arcángel que venga a librarla.

Pesadilla. Eugene Thivier. ss.XIX a XX. Les Augustins. Foto R.Puig.

Pesadilla. Eugène Thivier. ss.XIX a XX. Les Augustins. Foto R.Puig.

A falta de un San Jorge, el mismo San Miguel hubiese cumplido bien la tarea y devuelto la dulzura de un sueño sosegado a la bella.

El demonio derrotado por San Miguel Detalle. Les Augustins. Foto R.Puig.

El demonio derrotado por San Miguel Detalle. Les Augustins. Foto R.Puig.

Lucifer, derrotado, se rendiría a sus pies.

¿O habría hecho falta un obispo con la cruz de espantar diablos y herejías en alto, pronunciando las palabras que dictan los protocolos de los exorcistas diplomados?

El cardenal Lavigerie hacia 1898 por Alexandre Falguiere. Les Augustins. Foto R.Puig.

El cardenal Lavigerie hacia 1898 por Alexandre Falguière. Les Augustins. Foto R.Puig.

Pero, en este caso, no es el cardenal Rouco y Varela con su equipo de exorcistas diocesanos quien se enfrenta a las fuerzas del diablo. No, aquí se trata del fundador de los Padres Blancos, el cardenal Charles Martial Lavigerie (1825-1892), en actitud protectora de doncellas poseídas, justo ante las mismas escaleras junto a las cuales se extiende el cuerpo sensual de la empavorecida durmiente.

La verdad es que esa escalera, llena de tentaciones sensuales, está necesitada de una aspersión diaria con hisopos de agua bendita.

Danzante en marmol y su proyecto en escayola. Alexandre Falguiere. Les Augustins. Foto R.Puig.

Danzante en mármol y su proyecto en escayola. Alexandre Falguière. Les Augustins. Foto R.Puig.

La ocupan, junto a otros desnudos masculinos y femeninos, unas danzarinas provocadoras.

Así como, llegados al rellano superior, nos recibe una Diana joven y desafiante con sus ojos, esta vez bien abiertos, su mirada directa, su aplomo y un esbozo de sonrisa que es toda una profecía.

Diana por Alexandre Falguiere. 1897. Les Augustins. Foto R.Puig.

Diana por Alexandre Falguière. 1897. Les Augustins. Foto R.Puig.

A pesar de los ciento quince años que han transcurrido desde que esta obra se esculpiese a fines del siglo XIX ¡no me diréis que su coiffure no es actual!

No faltan otras miradas femeninas que nos cautiven en las salas de pintura, de Les Augustins.

Retrato de mujer. Francesco Solimena. ss.XVII a XVIII. Les Augustins. Foto R.Puig.

Retrato de mujer. Francesco Solimena. ss.XVII a XVIII. Les Augustins. Foto R.Puig.

Otro ejemplo,  un retrato de una niña, seguramente del XVIII, cuyo autor me escapó, que sigue ahí, atravesando el espesor de los siglos, como si su tez se iluminará con la brisa de este mismo verano.

Retrato infantil. Les Augustins.  Foto R.Puig.

Retrato infantil. Les Augustins. Foto R.Puig.

Realismo social decimonónico

Las obras piadosas del museo no cesan de reclamar nuestra atención.  La fisionomía de un devoto monaguillo, ataviado como un cardenal casi prefigura en su candor a un futuro papa en este detalle del cuadro de Alexandre Antigna (1817-1878) sobre la procesión del Corpus.

Monaguillo de la Fiesta del Corpus . Alexandre Antigna. 1855.Les Augustins. Foto R.Puig.

Monaguillo de la Fiesta del Corpus . Alexandre Antigna. 1855.Les Augustins. Foto R.Puig.

Otro Alexandre, pintor y escultor, Alexandre Falguière (1831-1900) viajaba por España a finales del siglo XIX y se fijó más bien en otras procesiones, las de nuestros desarrapados de la época, en este caso dos niños enanos con zurrón y campanilla de mendigar, a quienes retrató de acuerdo con el realismo que había puesto en marcha en Francia la pintura de Gustave Courbet (1819-1877), precedido mucho antes por nuestro Goya, por no remontarnos a Velázquez y a Murillo (tan venerado en Francia).

Enanos españoles con muletas. Alexandre Falguiere. c. 1880. Les Augustins.

Enanos españoles con muletas. Alexandre Falguière. c. 1880. Les Augustins.

Quién sabe si alguno que se hizo pequeño como un niño (Jesús dixit) llegó jamás a papa.

Y, a propósito ¿sabe alguien cuál ha sido el papa más bajito de la historia? ¿No habrá sido la estatura reducida de algún papa lo que motivó el uso de la tiara papal? Es un tema de investigación que puede que hayan tratado los historiadores. Si encuentro algo lo consignaré en futuras entradas.

A la misma corriente realista pertenece este grupo familiar anonadado por la pobreza y por los desastres que sobre sus privaciones sigue acumulando ese destino que les ha dejado empantanados en medio del camino en un crudo invierno.

Alexandre Antigna. c.1855. Les Augustins. Foto R.Puig.

Alexandre Antigna. c.1855. Les Augustins. Foto R.Puig.

La muerte del caballo es un hachazo cruel de la mala fortuna. El padre, demasiado consciente de lo crítico de la situación, está abatido y son los niños los que encienden una hoguera. Otro pequeño se preocupa por el abuelo, a quien se vislumbra dentro del carromato, y corre la modesta cortina para protegerle del frío.

Aquí los niños recogen leña para la supervivencia, mientras en el cuadro anterior, del mismo pintor y del mismo año, esparcían pétalos para la procesión eucarística.

Fiesta del Corpus. Alexandre Antigna. 1855.Les Augustins. Foto R.Puig.

Fiesta del Corpus. Alexandre Antigna. 1855.Les Augustins. Foto R.Puig.

Conviene notar que este tipo de obras de la vida de la gente común, a veces dulces y a menudo patéticas, cosechaba grandes triunfos en el Salón anual de París, como reacción a la grandilocuencia de los grandes lienzos históricos del neoclásico francés.

Si la madre del pobre grupo está petrificada por la angustia con un bebé en brazos, volvamos al siglo XVI y contemplemos la talla polícroma de Notre Dame de Grasse (de gracia), una virgen joven, ataviada ricamente, que mira en una dirección, mientras el niño lo hace hacia la opuesta. Dicen que simboliza la distribución de tareas entre la Virgen y Jesús, ambos atentos a todo lo que les pidan los cristianos de cualquier lado que las súplicas vengan.

Notre Dame de Grasse. s.XV.Les Augustins. Foto R.Puig.

Notre Dame de Grasse. s.XV.Les Augustins. Foto R.Puig.

Yo lo veo de otro modo. A mí me parece que la madre está cansada (puede que el niño haya dado bastante la tabarra e incluso tenga pis en los pañales) y está pidiendo que alguien se lo coja un ratito. Al fin y al cabo, estamos en plena época de un gótico permeado de realismo  y trufado de guiños familiares. Amén.

…………….

Pero, si de guiños se trata ¿qué me decís de este Herodes del siglo XII que ha perdido la cabeza y está haciéndole carantoñas a Salomé (lo que, como es notorio, hizo perder otra cabeza).

Herodes hace carantoñas a  Salomé. Sala de los capiteles. Les Augustins. Foto R.Puig.

Herodes hace carantoñas a Salomé. Sala de los capiteles. Les Augustins. Foto R.Puig.

Está en la fascinante sala de capiteles románicos.

Sala de los capiteles. Les Augustins. Foto R.Puig.

Sala de los capiteles románicos. Les Augustins. Foto R.Puig.

Se trata de un lugar repleto de mitología, de simbolismos y de bestiarios medievales.

Ángeles y obispos

En materia de cabezas cortadas no queda a la zaga el obispo cefaloforo (el que lleva en sus manos su propia cabeza)

Obispo cefaloforo. s. XV.Les Augustins. Foto R.Puig.

Obispo “cefaloforo”. s. XV.Les Augustins. Foto R.Puig.

ni en materia de símbolos el forzudo obispo que sostiene, doblado por su peso, el edificio de una iglesia que, potentado él, donó a su diócesis.

El obispo Tissendier donando la capilla de Rieux. s.XIV. Les Augustins. Foto R.Puig.

El obispo Tissendier donando la capilla de Rieux. s.XIV. Les Augustins. Foto R.Puig.

En reconocimiento a su munificencia lo esculpieron así, de acuerdo con una corriente iconográfica muy socorrida del medioevo, como vimos el verano pasado en Tréveris.

No quisiera aburriros. Pero es que los ángeles músicos son parte de mi safari fotográfico y de mis preferencias. Así que ahí van cuatro sin más comentarios.

Angel organista. s.XV. Les Augustins. Foto R.Puig.

Ángel organista. s.XV. Les Augustins. Foto R.Puig.

Angel trompetista. s.XV. Les Augustins. Foto R.Puig.

Ángel trompetista. s.XV. Les Augustins. Foto R.Puig.

Virgen y niño con angeles músicos. El angel arpista.s.XVI. Les Augustins. Foto R.Puig.

Virgen y niño con angeles músicos. El angel arpista.s.XVI. Les Augustins. Foto R.Puig.

Virgen y niño con angeles músicos. El angel organista.s.XVI. Les Augustins. Foto R.Puig.

Virgen y niño con ángeles músicos. El ángel organista.s.XVI. Les Augustins. Foto R.Puig.

¡Ah! ¡Y una angelical guitarrista de época más reciente!

Henri Van Gorp. Nina tocando una romanza. ss.XVIII a XIX. Romanza. Les Augustins. Foto R.Puig.

Henri Van Gorp. Nina tocando una romanza. ss.XVIII a XIX. Les Augustins. Foto R.Puig.

Pierre-Henri de Valenciennes

Andaba yo un poco triste pues, no encontraba obra de aquel ilustre paisajista de Toulouse que pintó sus mejores obras en Roma. Me refiero a mi admirado Pierre-Henri de Valenciennes (1750-1819) , de quien ya he tratado en este blog.

Estaba yo casi tan malhumorado como Marc Arcis (1655-1739) cuando modeló su autorretrato.

Autorretrato de buen humor de Marc Arcis. ss. XVII a XVIII. Les Augustins. Foto R.Puig.

Autorretrato de buen humor de Marc Arcis. ss. XVII a XVIII. Les Augustins. Foto R.Puig.

Y a mi desesperanza vino a contribuir una guardiana de la sala de pintura del XIX que, tras preguntarle, me dijo que no había nada de él en el principal museo de su ciudad natalicia. Así que mi sorpresa fue muy grata al encontrar cuatro lienzos del ilustre pintor nacido en Toulouse, autor de muchos paisaje de Roma y el Lazio, en la sala contigua.

Os dejo aquí testimonio de tres de ellos.

Dos paisajes romanos, donde la luz de la campiña me trae recuerdos.

Paisaje cerca de Roma. Pierre Henri de Valenciennes. Museo de Les Augustins. Foto R.Puig

Paisaje cerca de Roma. Pierre Henri de Valenciennes. Museo de Les Augustins. Foto R.Puig

Campiña romana. Pierre Henri de Valenciennes.s.XIX. Les Augustins. Foto R.Puig.

Campiña romana. Pierre Henri de Valenciennes.s.XIX. Les Augustins. Foto R.Puig.

Y un paisaje con anécdota histórica.

Ciceron descubre la tumba de Arquimedes. Pierre Henri de Valenciennes. 1787.Museo de Les Augustins. Foto R.Puig.

Cicerón descubre la tumba de Arquímedes. Pierre Henri de Valenciennes. 1787.Museo de Les Augustins. Foto R.Puig.

Es un placer volver de vez en cuando al Lazio, pues en aquellas luminosas tierras comencé este blog.

En el museo hay un cuadro inacabado de otro pintor francés de Roma, donde se aprecia el proceso minucioso de elaboración del lienzo.

Valle del Tiber. Nicolas Didier Boguet.ss.XVIII a XIX. Les Augustins. Foto R.Puig.

Valle del Tíber. Nicolas Didier Boguet.ss.XVIII a XIX. Les Augustins. Foto R.Puig.

Colofón

Una de las joyas del museo es un Rubens de 1635, un Cristo crucificado entre los ladrones que, como reza la cartela, debió de ser donado graciosamente (“envoi” del gobierno imperial en 1805) por la iglesia de los Capuchinos de Amberes a los ejércitos de Napoleón, como agradecimiento por su pacífica liberación de los territorios belgas.

Rubens. Cristo y los ladrones.1635.  Altar de los Capuchinos de Amberes. Botin imperial. 1805. Foto R.Puig..

Rubens. Cristo y los ladrones,1635 del altar de los Capuchinos de Amberes. Remesa del gobierno imperial en1805. En el museo desde el 2004. Foto R.Puig..

Ironía aparte, en realidad, el ocupante francés decretó la supresión de la orden de los Capuchinos en 1796 y entre 1803 y 1804 el convento y la iglesia de la orden en Amberes, que databan de fines del siglo XVI, fueron demolidos y substituidos por mansiones particulares.

De su altar mayor proviene este cuadro soberbio. Al respecto se me ocurren algunas cosas. Por ejemplo, que en Europa hemos tenido también nuestros talibanes y de eso no hace tanto. Sólo que los nuestros, a diferencia de los de hoy, también demolían pero se quedaban con las mejores piezas para especular en el mercado  del arte.  Por las vueltas que da la historia, el cuadro salió de un convento que la revolución demolió en Flandes y acabó en otro convento que la misma revolución confiscó en Toulouse. Lo que no ha variado es que Cristo sigue crucificado entre ladrones.

Sea como sea, hayan pensado o no los belgas en reclamarlo, el caso es que, testimonio del genio de Rubens, deslumbra hoy al visitante en la nave lateral izquierda de la iglesia del antiguo monasterio de los Agustinos de Toulouse. Unos frailes capuchinos lo encargaron y en el convento que fue de frailes agustinos se expone ahora por obra y gracia de la guerra. A quien la Diosa Razón se la dio, las Musas se la bendigan.

No voy a seguir hablando de otras obras señeras que el museo exhibe, legados de invasiones, requisiciones armadas y negocios de la familia Bonaparte y de sus generales en los países ocupados.

De todos modos, la verdad es que en Toulouse estas obras de arte están hoy bien aclimatadas y cuidadas.



Hierro y cristal en Småland: Entre Kalmar y su “Ironman” y Nybro en el “Glasriket” (“el reino del cristal”)

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Descanso en el camping de Nybro. Foto R.Puig.

Descanso en el camping de Nybro. Foto R.Puig.

 para Martin

De Kalmar ya hablamos el año pasado en este blog. Hemos vuelto con ocasión de su famoso y masivo triatlón Ironman Kalmar.  No es que yo sea un deportista eximio. En realidad es uno de mis hijos quien nos sorprendió un día al decirnos que se estaba entrenando para la prueba de triatlón de Kalmar.

Primera vuelta  a nado. Ironman Kalmar 2013. Foto R.Puig

Primera vuelta a nado. Ironman Kalmar 2013. Foto R.Puig

El Ironman de Kalmar 

Así que de nuestras reflexiones sobre el ne quid nimis del pasado domingo, el adagio que elogia la mesura, pasamos a desmentirnos con la narración de la desmesura deportiva. Al menos para quienes caeríamos fulminados si lo intentásemos.

Así es, si tenemos en cuenta que desde hace algunas décadas se junta en Kalmar una selecta multitud de apasionados deportistas (mil ochocientos y pico tomaron este año la salida) no para una maratón, no para competir en bicicleta, no para una prueba de natación. Todos ellos vienen a Kalmar de todos los continentes para lanzarse en masa a nadar 4 kilómetros en el mar y al salir del agua subirse a la bicicleta y  pedalear 180 kilómetros y, nada más dejar la bicicleta, ponerse a correr 42,2 kilómetros (distancia clásica de la famosa leyenda del soldado Filípides): http://ironmankalmar.com/

Todo ello alrededor de Kalmar y con la extensión de la prueba ciclística a la isla de Öland.

Ya falta poco para subirse a la bici. Ironman Kalmar 2013. Foto R.Puig

Ya falta poco para subirse a la bici. Ironman Kalmar 2013. Foto R.Puig

Martin comienza 180 kms de bicicleta. Ironman Kalmar. 2013

Comienzan 180 kms de bicicleta. Ironman Kalmar. Foto FinisherPix. 2013

La salida de los ciclistas. Ironman Kalmar 2013. Foto R.Puig

La salida de los ciclistas. Ironman Kalmar 2013. Foto R.Puig

Para amigos y familiares hay algo de ejercicio, al menos el de andar de aquí para allá para verlos pasar y localizar al pariente o al amigo cuando pasa.

De los participantes, sólo poco más de veinte son profesionales, los demás son amateurs con edades que oscilan entre los 18 y los 70 años, hombre y mujeres.

Reavituallamiento. Ironman Kalmar 2013. Foto R.Puig

Reavituallamiento. Ironman Kalmar 2013. Foto R.Puig

Seguir a los participantes y darles el refrigerio energético en el punto de reavituallamiento durante el recorrido ciclístico  se convierte también en una pequeña prueba deportiva para amigos y familiares. Pero el sol luce y el ambiente es a la fiesta.

La cosa  ha comenzado a las siete de la mañana cuando se han lanzado al agua. La meta cierra a las once de la noche para los últimos rezagados del maratón (a mi modo de ver los más admirables de todos) que llegan, aunque sea renqueando, en un ambiente de jolgorio generalizado. Algunos esforzados perseverantes cruzarán la meta caminando, tras casi dieciséis horas de superación personal.

En un intermedio de la espera, nos retiramos un rato para tumbarnos en la hierba del parque del castillo.

Parque del castillo. Kalmar.Foto R.Puig.

Parque del castillo. Kalmar.Foto R.Puig.

Las calles, los cafés, los restaurantes, los hoteles y hostales y los campings de Kalmar y de Öland están a rebosar. Durante todo el recorrido el público anima a los esforzados participantes. Hay música y hay ruido de tambores. El speaker se desgañita en el micrófono.

Corriendo que es gerundio. Ironman Kalmar 2013. Foto R.Puig

Corriendo que es gerundio. Ironman Kalmar 2013. Foto R.Puig

Hola familia. Esto esta chupado. Ironman Kalmar. Foto R.Puig.

¡Hola familia, esto es pan comido! Ironman Kalmar. Foto R.Puig.

Martin a pocos metros de la meta. Ironman Kalmar. 2013

A pocos metros de la meta. Ironman Kalmar. Foto FinisherPix.2013

Frente a la catedral de Kalmar está la meta de llegada entre las tribunas de los VIPS. Frente a su fachada termina la prueba. Los profesionales la concluirán con marcas de entre ocho y diez horas. Los amateurs con medias de entre once y catorce horas.

Martin atraviesa la meta. Ironman Kalmar. 2013

Atravesando la meta. Ironman Kalmar. Foto FinisherPix. 2013

Curiosidades de Kalmar

Catedral de Kalmar. Foto R.Puig.

Catedral de Kalmar. Foto R.Puig.

La catedral de Kalmar, barroca, una de las más grandes de Suecia.  Se proyectó con una enorme cúpula, y se concluyó sin ella a mediados del siglo XVII porque se agotó el presupuesto.

Al castillo, a pesar de su larga historia de añadidos y reformas, no parece faltarle nada para poder embrujarnos con su silueta.

El castillo de Kalmar al caer la tarde. Foto R.Puig.

El castillo de Kalmar al caer la tarde. Foto R.Puig.

En la plaza junto al hotel de los francmasones David sigue matando a Goliat, como símbolo de la liberación del dominio danés a cargo de las tropas de Gustav Vasa con el apoyo  decisivo del pueblo en su rebelión contra la corona de Dinamarca en 1523.

David mata a Goliat en el Vasamonument. Nils Sjogren. 1928. Kalmar. Foto R.Puig.

David mata a Goliat en el Vasamonument. Nils Sjogren. 1928. Kalmar. Foto R.Puig.

Pero, como ocurre a menudo (suena actual), el pueblo depone a un tirano para echarse encima otro. En definitiva, el resultado fue más bien  un “quítate tú para que me ponga yo”, porque  de aquella libertad que los bajorrelieves celebran no quedó nada cuando este rey se convirtió en un tirano explotador de los campesinos, a quien no le bastaba con los bienes eclesiásticos confiscados gracias a su oportuna conversión a la reforma luterana.

El pueblo se libera. Fuente monumental a la victoria de Gustav Vasa. Nils Sjogren. 1928. Kalmar. Foto R.Puig. (2)

El pueblo se libera.”Lo mejor es ser libres”. Fuente monumental a la victoria de Gustav Vasa. Nils Sjogren. 1928. Kalmar. Foto R.Puig. (2)

Cuando en 1542 los habitantes de la región de Småland se rebelaron contra el despótico monarca la represión fue pura y simplemente un genocidio. A los rebeldes se les empalaba al borde de los caminos.

http://www.verbalissimo.com/main/offers/inscriptions/europe/sweden/f_kalmar_vasa.htm#Commentaire

Puede que sea esa la razón por la que para leer la minúscula placa metálica que suponemos señala el nombre de Gustav Vasa y del autor de la obra, hay que remangarse los pantalones, quitarse los zapatos y meterse en el agua de la fuente. Cosa que no hice. En las páginas web que tratan oficialmente de Kalmar y de su fuente es imposible encontrar nada sobre el escultor y sobre la historia de la fuente y se ignora que la obra representa no a un guerrero sueco genérico sino al bíblico David y que el vencido no era danés sino filisteo.

La fuente monumental de la victoria de Gustav Vasa. Nils Sjogren. 1928. Kalmar. Foto R.Puig.

La fuente monumental de la victoria de Gustav Vasa. Nils Sjögren. 1928. Kalmar. Foto R.Puig.

El llamado Vasamonument lo realizó Nils Sjögren (1894-1952) en Roma en 1928, en bronce, durante el año que estuvo en Italia con una beca. Para su planta hexagonal, sus bajorrelieves y sus columnas centrales coronadas por una escultura se inspiró en las fuentes renacentistas italianas.

Había estudiado también en París con Antoine Bourdelle y fue contemporáneo de Carl Milles, aunque, a pesar de algunas similitudes, no  llegó a las audacias expresionistas de este su más famoso colega. En Suecia Nils Sjögren es famoso por las fuentes monumentales que le recuerdan en varias ciudades.

Nybro y Pukeberg

En el bosque de Nybro. Foto R.Puig.

En el bosque de Nybro. Foto R.Puig.

Nos tomamos un descanso en Nybro. Paseamos por los alrededores del camping donde nos alojamos en una pequeña stuga.  Este camping es recomendable por su paisaje y su calma, aunque no por su limpieza (parece que a partir de mediados de agosto la administración está con ánimos de apaga y vámonos).

En el camping de Nybro. Foto R.Puig.

En el camping de Nybro. Foto R.Puig.

Reparando para el invierno en Nybro. Foto R.Puig.

Reparando para el invierno en Nybro. Foto R.Puig.

Vivienda tradicional sueca en Nybro. Foto R.Puig.

Vivienda tradicional sueca en Nybro. Foto R.Puig.

Deambulamos entre las  casas tradicionales del barrio adyacente.

Y finalmente visitamos la antigua fábrica de lámpara de cristal de Pukeberg donde aún trabajan algunos diseñadores y artesanos del cristal sueco.

La vieja fábrica de lámparas de cristal en Nybro. Foto R.Puig.

La vieja fábrica de lámparas de cristal en Nybro. Foto R.Puig.

Nave de la vieja fábrica de lámparas de cristal. Nybro. Foto R.Puig.

Nave de la vieja fábrica de lámparas de cristal. Nybro. Foto R.Puig.

Nave de la vieja fabrica de lamparas de cristal en Nybro. Foto R.Puig.

Nave de la vieja fábrica de lámparas de cristal en Nybro. Foto R.Puig.

Tras la reciente quiebra de Orrefors aún subsiste la fábrica de Kosta. Pero la fabricación de las famosas piezas de cristal parece irse reduciendo a pequeñas empresas o al trabajo de los artistas autónomos del Glasriket (el reino del cristal), amplia comarca de la región de Småland sembrada de talleres por todos sus pueblos:

http://www.glasriket.se/en/Glassworks/

En toda esta zona se puede ver también a los artesanos trabajando el cristal

http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=j_BIiFQ0LtU

Y en algunos sitios, como en Kosta, te invitan a soplar el vidrio.

Pero se nota otro tipo de soplo, el de un vientecillo fresco; así que con el presentimiento del otoño nos despedimos de Småland.

El otoño ya se anuncia en Nybro. Foto R.Puig.

El otoño ya se anuncia en Nybro. Foto R.Puig.


Las esculturas de Pilane. Postrimerías de agosto en Gotemburgo y en el Bohuslän

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En la costa de Tjorn. Foto R.Puig.

En la costa de Tjörn. Foto R.Puig.

 

La deriva del verano hacia el otoño es un movimiento lento, casi imperceptible y dulce, de la luz y de las cosas, mientras la presencia humana se retira progresivamente de aquellos rincones naturales que han sido testigos del bullicio estival.

Junto a la ría de Gotemburgo por la orilla de Lindholmen los alumnos de la escuela de ingeniería de Chalmers  y del instituto técnico han comenzado clases y aprovechan la pausa del almuerzo para consumir su tartera sobre el muelle soleado.

Escuela de Ingenieria. Lindholmen. Foto R.Puig.

Escuela de Ingenieria. Lindholmen. Foto R.Puig.

En el dique seco se repara un barco

En dique seco. Gotemburgo. Foto R.Puig.

En dique seco. Gotemburgo. Foto R.Puig.

no muy lejos del ancla de Slottsberget.

Muelle. Slottberget.Foto R.Puig

Muelle. Slottberget.Foto R.Puig

Por algunas islas del Bohuslän

Aprovechamos el clima benévolo de estos últimos días de agosto para dar una vuelta por la isla de Marstrand

Estrecho de Marstrand. Foto R.Puig.

Estrecho de Marstrand. Foto R.Puig.

y sobre todo para visitar la muestra anual de esculturas a la intemperie de Pilane en la isla de Tjörn.

Por los caminos de Tjorn.Foto R.Puig.

Por los caminos de Tjörn. Foto R.Puig.

Por los caminos de Tjorn. Foto R.Puig.

Por los caminos de Tjörn. Foto R.Puig.

Pilane 2013

La de Pilane es una exposición que no quiero que se me escape, aunque sólo sea por el paseo entre las rocas junto a las impasibles ovejas. El land art nunca falta a la cita y además siempre divierten las habituales esculturas conceptuales  y las rematerializaciones  y rupturas de escala.

Rincón de lectura con vistas. Claes Hake. Pilane. Foto R.Puig.

Rincón de lectura con vistas. Claes Hake. Pilane. Foto R.Puig.

Como este rincón de lectura con espléndidas vistas, obra en bronce de Claes Hake.

Rincón de lectura con vistas y... relax. Claes Hake. Pilane. Foto R.Puig.

Rincón de lectura con vistas y… relax. Foto R.Puig.

El coche de carreras de Brio en tamaño de competición diseñado por Jan Järlehed

Auto Brio. Jan Jerlehed. Pilane. Foto R.Puig.

Auto Brio. Jan Jerlehed. Pilane. Foto R.Puig.

o el soldado Lego de Rolf Allan que monta la guardia a la entrada del parque.

Guardian de Lego. Claes Eriksson y Rolf Allan. Pilane. Foto R.Puig

Guardian de Lego. Claes Eriksson y Rolf Allan. Pilane. Foto R.Puig

Johan Eyssen, un creativo de la isla de Tjörn especializado en lo que podríamos llamar inutilidades mecánicas, ha instalado tres cabinas telefónicas  en las praderas donde pastan los ovinos grises de cabeza negra.

Llamadas telefonicas de Claes Eriksson y Johan Eyssen y ovejas imperterritas. Pilane. Foto R.Puig.

Llamadas telefonicas de Claes Eriksson y Johan Eyssen y ovejas imperterritas. Pilane. Foto R.Puig.

Si el visitante, respondiendo al ring ring de sus llamadas,  descuelga, se desencadena el exaltado monólogo surrealista del actor Claes Eriksson. No pasarán a la gran historia del arte pero son un buen pretexto para estirar las piernas entre las pacíficas lanudas, las esculturas naturales que no faltan nunca en Pilane.

Oveja al natural. Pilane. Foto R.Puig

Oveja al natural. Pilane. Foto R.Puig

Tampoco faltan las obras del asiduo Tony Cragg, ese artista británico afincado en Alemania que tiene abono permanente en Pilane

Punto de vista. Detalle del perfil. Tony Cragg.Pilane. Foto R.Puig

Punto de vista. Detalle del perfil. Tony Cragg.Pilane. Foto R.Puig

Por estos parajes ya anduvo el hombre prehistórico erigiendo pedruscos funerarios. Una puerta gigante, obra de land art del artista sueco Karl Chilcott, enlaza con esa tradición megalítica .

Portal. Karl Chilcott. Foto R.Puig.

Portal. Karl Chilcott.Foto R.Puig.

También lo hacen los enormes champiñones pétreos que, a modo de taulas, el escultor Per Agélii ha plantado sobre una elevación del terreno. Muy cerca reptan dos de sus extrañas criaturas.

La colina de los hongos. Per Agelii. Pilane. Foto R.Puig.

La colina de los hongos. Per Agélii. Pilane. Foto R.Puig.

Puckling. Per Agelii. Pilane. Foto R.Puig.

Puckling. Per Agelii. Pilane. Foto R.Puig.

Caterpillar. Per Agelii. Pilane. Foto R.Puig.

Caterpillar. Per Agelii. Pilane. Foto R.Puig.

Torkel Olausson ha optado por otra creación que no sé si catalogar como land art o como obra conceptual. Se trata de una piedra que parece abandonada por Sísifo en plena pendiente y que amenaza con caerle encima al visitante.

Atencion a la caida de la piedra. Torkel Olausson.Pilane. Foto R.Puig.

Atencion a la caida de la piedra. Torkel Olausson.Pilane. Foto R.Puig.

En la isla, por pequeños caminos se puede acceder a algún badplats donde, pues no hay ya nadie, en el agua sólo me zambullo yo.

Balsa de baño isla de Tjorn. Foto R.Puig.

Balsa de baño isla de Tjorn. Foto R.Puig.

No muy lejos hay unos caballos que, sin hacerme ni caso, parecen emular con su quietud a las obras de Pilane. La vaca y su ternero son los únicos que alzan la cabeza al verme pasar.

Caballos meditabundos en Tjorn. Foto R.Puig.

Caballos meditabundos en Tjörn. Foto R.Puig.

Ternero con mama vaca en Tjorn. Foto R.Puig.

Ternero con mama vaca en Tjörn. Foto R.Puig.

Ya de vuelta, en Gotemburgo la luz está cayendo sobre la ría.

Vista desde el Alvsbron Gotemburgo. Foto R.Puig.

Vista desde el Älvsbron Gotemburgo. Foto R.Puig.

En el puente hay que tener paciencia, pues el tramo levadizo está abierto.

Apertura del puente levadizo sobre la ría de Gotemburgo. Foto R.Puig.

Apertura del puente levadizo sobre la ría de Gotemburgo. Foto R.Puig.

Se tiene que dejar pasar a un carguero maltés que enfila en dirección a la bocana.

Tras pasar el puente levadizo sobre la ría de Gotemburgo. Foto R.Puig

Tras pasar bajo el puente levadizo sobre la ría de Gotemburgo. Foto R.Puig

Desde el lado de Sannegårdshamnen la tarde invita a la meditación, los altos de la ciudad parece que también presintieran el otoño.

Vista de Gotemburgo desde Sannegardshamnen. Foto R.Puig.

Vista de Gotemburgo desde Sannegårdshamnen Foto R.Puig.

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Para saber algo más sobre los autores de las esculturas de Pilane:

Per Agélli: http://www.peragelii.se/   http://peragelii.blogspot.se/2013/07/mushroom-hill.html

Karl Chilcott: http://www.ileart-sculptures.com/karlchilcott.html

Johan Eyssen: http://happychoppers.se/?page_id=53

Tony Cragg: http://es.wikipedia.org/wiki/Tony_Cragg

Rolf Allan: http://sv.wikipedia.org/wiki/Rolf_Allan_H%C3%A5kanson

Jan Järlehed: http://www.jarlehed.se/jan-jarlehed/bilder-pa-mina-skap/?pxs=18

Claes Hake: http://sv.wikipedia.org/wiki/Claes_Hake

 

 


Los impasibles del otoño

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Otoño desde mi ventana. Foto R.Puig

Otoño desde mi ventana. Foto R.Puig

VULNERANT OMNES, ULTIMA NECAT

Algo pirroniano, sin duda estoico, a la postre epicúreo es el buen amigo que me recordaba hace poco un adagio que campa bajo el reloj de algunos campanarios medievales.

Así es, todas las horas hieren, desgastan la vida, dejan sentir sus punzadas (vulnerant omnes), como agujas de reloj que se nos clavan, cuando el carillón canta cada una de las veinticuatro horas del día y nos recuerda que ha de llegar la postrera (ultima necat): “todas hieren, la última mata”.

Hojas muertas. Gotemburgo. Foto R.Puig

Hojas muertas. Gotemburgo. Foto R.Puig

Deben de ser las cosas del otoño, la estación de lo transitorio, de la fugacidad y de la melancolía, lo que nos hace proclives a tales pensamientos.

Sobre este asunto de la melancolía escribía Robert Burton, en Oxford, allá por los inicios del siglo XVII:

No hay ser viviente que esté al abrigo de esta predisposición a la melancolía, nadie tan estoico, tan sabio, tan generoso, tan piadoso y religioso que pueda defenderse de ella; nadie tan perfectamente equilibrado que en uno otro momento no se resienta más o menos de sus punzantes efectos. La melancolía, así entendida, es propia del mortal

(Anatomía de la melancolía, parte I, section 1, miembro 1, subdivisión 5, sobre “La predisposición a  la melancolía, así llamada erróneamente, y las ambigüedades del término”, la traducción es mía a partir de la versión francesa en Folio, Gallimard 2005, magnificamente presentada y anotada por Gisèle Venet)

En los versos de apertura de su obra, el teólogo y medico inglés decía en sus estribillos que nada hay tan dulce, triste, amargo, maldito, áspero ni divino como la melancolía.

Inmunes

Sin embargo, hay ciertos seres con los que nos cruzamos a diario, colocados en parques y plazas con ánimo de permanencia, para quienes las campanas no dan las horas y en quienes la melancolía no hace mella.

Krokus o La chica de la flor. Tore Strindberg 1928. Gotemburgo. Foto R.Puig.

Krokus o La chica de la flor. Tore Strindberg 1928. Gotemburgo. Foto R.Puig.

Por ello, al hilo de este otoño que se nos va escurriendo entre los dedos y como reconocimiento a la impávida presencia de esos parapetos que el arte opone a la melancolía, escribo unas estrofas y comparto las imágenes que las inspiran.

La joven y la flor

Aquellas tardes de gloria,

aquellos oros,

a nuestros pies,

del cielo ya caídos,

tejen un manto

de millones de obleas,

efímeros vestigios

del ciclo de la vida.

Krokus. Tore Strindberg 1928. Gotemburgo. Foto R.Puig.

Krokus. Tore Strindberg 1928. Gotemburgo. Foto R.Puig.

Crepúsculos fabulosos,

de su fulgor depuestos,

trenzan una guirnalda

a la inmortal doncella,

que, absorta en una flor,

ignora el otoño de cobre

y el humus infinito

que renueva la tierra.

Ataraxia

En otro barrio, en otra plaza de Gotemburgo, bien nombrada la Viloplatsen (la plaza del descanso), encuentro a otro impasible

Reposo. Viloplatsen. Göteborg. Foto R.Puig.

Reposo (autor anónimo) Viloplatsen. Göteborg. Foto R.Puig.

Me pregunto adónde iría, antes de quedarse aquí para siempre

El peregrino extasiado

Se detuvo un verano

bañado de sudor

a disfrutar la umbría.

Quizás se acuclillase

a observar un insecto

sobre la hierba fresca.

Para sentir la brisa

se debió despojar

de su sucia camisa.

Reposo.Viloplatsen. Göteborg. Foto R.Puig.

Reposo.Viloplatsen. Göteborg. Foto R.Puig.

La hora era propicia

y el cansancio invitaba

a quedarse desnudo.

Como ya anochecía

se recostó en el prado

y se estiró a placer.

Después no se ha movido,

las estaciones pasan

y él escruta el cielo.

Malicia

Flickan och sjötrollen. Ivar Johnsson 1919. Kungsparken.Foto R.Puig. JPG

Flickan och sjötrollen. Ivar Johnsson 1919. Kungsparken.Foto R.Puig. JPG

En otro rincón de sombras, una venus calipigia no se sabe si se desviste o se viste, si se cubre o descubre, espiada por los gnomos, los ávidos trolls de las florestas escandinavas.

Sea como sea, la mirada de esta ninfa de los bosques nos invita a que, al menos por un rato, nos dejemos de melancolías.

Flickan och sjötrollen. Ivar Johnsson 1919. Kungsparken.Foto R.Puig

Flickan och sjötrollen. Ivar Johnsson 1919. Kungsparken.Foto R.Puig


Waldemarsudde. El dominio de un príncipe encantado

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Auguste Rodin. El pensador. Waldemarsudde. Foto  R.Puig.

Auguste Rodin. El pensador. Waldemarsudde. Foto R.Puig.

Ya se sabe que los países de monarquía tenemos que aceptar ciertas gabelas para la manutención de las familias reales. Si bien es cierto que en el pasado todo eso costaba mucho más e implicaba la financiación de una guerra de vez en cuando, por aquello de quítame que me pongo yo o muéveme esta frontera. La genética y las disputas sucesorias salían caras a los súbditos. En tiempos democráticos las facturas reales han de responder en principio a una contra-prestación a la nación y ya no quedan tantos reyes que cacen elefantes.

Pero sobre los deberes de los príncipes se han escrito ya muchos tratados a lo largo de la historia de Europa y no seré yo quien diga algo nuevo.  Las historias de las casas reales y sus miembros son variopintas y pintando fue como el Prins Eugen (1865-1947), hermano del bisabuelo del actual rey de Suecia, se hizo famoso.

Prins Eugen por Ivar Johnsson.. Waldemarsudde. Foto R.Puig.

Prins Eugen por Ivar Johnsson. Waldemarsudde. Foto R.Puig.

Sus paisajes eran a menudo de buena calidad, aunque a su padre, el rey Oscar II, no le hacía mucha gracia que un miembro de la casa real se dedicase a entretenimientos de bohemio. Finalmente no fue sólo pintando como Eugenio se hizo recordar con más lustre y menos prosopopeya que su padre.

Prins Eugen. La villa azul de Florencia. Foto R.Puig.

Prins Eugen. La villa azul de Florencia. Waldemarsudde. Foto R.Puig.

Todo este exordio ha venido a cuento para hablar de Waldermasudde, propiedad que adquirió a principios del siglo XX, y a su muerte legó al Estado, el príncipe Eugenio Napoleón (el segundo nombre fue un mal favor paterno). Durante cuatro décadas la enriqueció con una gran colección de obras de arte.

Herakles. Antoine Bourdelle. Waldemarsudde. Foto R.Puig.

Herakles. Antoine Bourdelle. Waldemarsudde. Foto R.Puig.

El dominio de Waldermasudde está en uno de los parques más vistosos de Estocolmo. Había sido la propiedad de una familia de navieros suecos desde el siglo XVIII. La silueta del antiguo molino del siglo XVII, que servía para producir aceite de lino, se destaca sobre el edificio modernista de su galería de arte, añadida por su mecenas a la antigua mansión señorial.

La rana. Per Hasselberg.Waldemarsudde. Foto R.Puig.

La rana. Per Hasselberg. Waldemarsudde. Foto R.Puig.

Esta acoge una colección permanente de esculturas y pinturas. Los paisajes pintados por Prins Eugen alternan con obras de Anders Zorn y de otros reconocidos artistas suecos y con las vitrinas de valiosas ediciones de arte y sus notables exposiciones temporales.

Interior de la mansión. Waldermasudde. Foto R.Puig.

Interior de la mansión. Waldemarsudde. Foto R.Puig.

Sus terrenos forman una península que se asoma a uno de los brazos de mar que abrazan Estocolmo.

Estocolmo desde Waldemarsudde. La Näckrosen de Per Hasselberg.  Foto R.Puig.

Estocolmo desde Waldemarsudde y la Näckrosen de Per Hasselberg. Foto R.Puig.

Se  llega en poco menos de un  cuarto de hora con el tranvía número 7 que parte de Sergeltorget. No abundaré en lo que se encuentra suficientemente explicado en la web y sólo quiero compartir algunas imágenes de mi reciente visita a este lugar bajo el pálido sol de una mañana báltica.

Parece que Eugenio Napoleón fue un príncipe encantado de la vida. Al menos es la impresión que nos dejan sus cuadros, las innumerables publicaciones de arte que promovió y su incansable actividad de coleccionista y mecenas,  sin que pareciese lamentar para nada estar en cuarto lugar en la línea sucesoria.

A través de la ventana. Waldermasudde. Foto R.Puig.

A través de la ventana. Waldermasudde. Foto R.Puig.

No debieron de faltarle momentos de calma para disfrutar los fondos de su biblioteca, departir en sus salones con ilustres artistas e intelectuales, dibujar y pintar. Cuando no estaba de viaje pintando sus paisajes por Europa, podía trabajar a partir de los bocetos que recogía en esos periplos o preparaba con minuciosidad las cuidadas ediciones de su fundación.

Auguste Rodin. El pensador. Waldemarsudde. Foto R.Puig.

Auguste Rodin. El pensador. Waldemarsudde. Foto R.Puig.

Pudo darse el gusto de colocar en su jardín un ejemplar del Pensador de Auguste Rodin (1840-1917),

del Heracles de Antoine Bourdelle (1861-1929)

Cabeza del Herakles de Bourdelle. Waldemarsudde. Foto R.Puig.

Cabeza del Herakles de Bourdelle. Waldemarsudde. Foto R.Puig.

y otras bagatelas de Carl Milles (1875-1955), en quien tanto influyeron sus dos maestros franceses,

Carl Milles. Arquero. Waldemarsudde. Foto R.Puig.

Carl Milles. Arquero. Waldemarsudde. Foto R.Puig.

o de Per Hasselberg (1850-1895), cuya escultura de la rana hemos visto arriba en bronce y cuyo  título ahora entendemos en esta imagen de su versión en mármol en el interior del museo.

En realidad podría llamarse la muchacha y la rana, pero a mí me hace pensar en el cuento de El príncipe rana de los hermanos Grimm.

La rana. Marmol Per Hasselberg.Waldemarsudde. Foto R.Puig.

La rana. Mármol Per Hasselberg. Waldemarsudde. Foto R.Puig.

Para acabar, habría que decir algo de la exposición temporal dedicada a los pintores de Skagen

Carl Locher. La diligencia. 1872. Skagen. Foto R.Puig.

Carl Locher. La diligenciaSkagen 1872. Foto R.Puig.

o de los muebles de Carl Malmsten (1888-1972) que se exhiben en Waldemarsudde,

Muebles de Carl Malmsten. Waldemarsudde. Foto R.Puig.

Muebles de Carl Malmsten. Waldemarsudde. Foto R.Puig.

pero de ello quizás hablemos otro día.

 


Tres días de mayo en Gotland (I): Visby, sus alrededores y el sur de la isla.

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El barco con su barca en Ronehamn. Foto R.Puig

El barco con su barca en Ronehamn. Foto R.Puig

Un encuentro de colegas en pensión y la llamada de antiguas amistades nos han traído a Gotland a primeros de mayo. Veintiocho años separan esta visita de la primera que hice a esta isla de fascinante geología, fósiles y runas, base de vikingos, murallas, históricas contiendas medievales y campo de batallas entre daneses y suecos, hoy cuidada por cincuenta y cinco mil residentes todo el año e inundada en verano por más del doble de veraneantes y turistas.

Visby. La cola en el puerto. Foto R.Puig

Visby. La cola en el puerto. Foto R.Puig

Llegamos a Visby lloviendo y tuvimos unas horas para darnos un garbeo por la ciudad, de la cual no es difícil encontrar imágenes en Internet. Las que ofrezco, menos espectaculares, son algunas de las modestas fotos que yo hice.

Las murallas de Visby. Foto R.Puig

Las murallas de Visby. Foto R.Puig

Murallas, torres y puertas medievales de un recinto extraordinariamente conservado a pesar de todas las guerras y asedios que ha soportado.

Torre del molino. Visby. Foto R.Puig

Torre del molino. Visby. Foto R.Puig

 

Puerta del Este en las murallas de Visby. Foto R.Puig

Puerta del Este en las murallas de Visby. Foto R.Puig

Y también calles y casas de postal

Vieja fachada.Visby. Foto R.Puig

Vieja fachada.Visby. Foto R.Puig

 

El barco en la ventana. Visby. Foto R.Puig

El barco en la ventana. Visby. Foto R.Puig

 

 

Brucebo

Aunque no sea una iglesia, parece sin embargo una capilla, por los recuerdos que encierra del matrimonio de artistas que lo habitó.

Casa Museo de Brucebo.  Gotland. Foto R.Puig

Casa Museo de Brucebo. Gotland. Foto R.Puig

El canadiense William Blair Bruce y la sueca Carolina Benedicks-Bruce se habían conocido en París, en 1885, cuando ella ampliaba sus estudios de escultura y él los de pintura, ejercitándose al aire libre a la manera de la escuela de Barbizon.

William Bruce. Autorretrato. Brucebo. Gotland. Foto R.Puig

William Bruce. Autorretrato. Brucebo. Gotland. Foto R.Puig

Ante las dificultades para vender sus cuadros en Francia y para salir de la precariedad en la que vivía, la familia convenció a William de que enviase su producción de varios años al Canadá, donde se podrían vender con éxito.

El barco se hundió con toda su preciosa carga.

Paisaje marino de William Bruce. Brucebo. Gotland. Foto R.Puig.

Paisaje marino de William Bruce. Brucebo. Gotland. Foto R.Puig.

Sólo Carolina, con la que se casó en 1888, logró sacarle de la depresión en la que cayó y conseguir que se pusiese de nuevo a pintar. Ella era rica.

En Gotland, cerca de Visby, está la propiedad y la casa, el Brucebo (“el hogar de los Bruce”), que renovaron y ampliaron para convertirlo en un espacio de creación fascinante.

Brucebo. Ventanas del salón. Gotland. Foto R.Puig.

Brucebo. Ventanas del salón. Gotland. Foto R.Puig.

Se puede visitar en grupo reducido. En nuestro caso lo hicimos  con nuestros amigos Lotta y Stefan, que habían tenido la feliz idea de llevarnos allí, guiados por Susanna Carlsten, profesora de historia del arte y de anticuariado en la Escuela de Bellas Artes de Visby e intendente de la Fundación propietaria del sitio.

Bruce William con Catalina su mujer. Escultura obra de ella. Brucebo. Gotland.

Bruce William con Carolina su mujer. Escultura obra de ella. Brucebo. Gotland.

La casa se conserva llena de lienzos de William y esculturas de Carolina, amén de obras de otros artistas de la época y numerosas piezas de arqueología adquiridas por la pareja en sus viajes por el mundo.

Él murió en 1906, justo cuando la renovación del edificio se había completado según los diseños y designios que habían hecho juntos. Ella le sobrevivió, sola en esta mansión romántica y decadente, hasta su muerte en 1935. Allí fue acumulando y disponiendo las obras de ambos, fruto de su actividad artística en común.

Al recorrerla se tiene la sensación de que quiso convertir este lugar en un templo a la memoria del amor y la devoción por su marido y su obra, y en recuerdo de los años en que vivieron y trabajaron juntos.

Paisaje. William Bruce. Brucebo. Gotland. Foto R.Puig.

Paisaje a la manera de Barbizon. William Bruce. Brucebo. Gotland. Foto R.Puig.

La obra pictórica de William Bruce no podemos juzgarla en su conjunto, pues lo que se hundió con el barco era lo mejor de su producción joven. Los cuadros que se conservan en Brucebo son muestras de una técnica competente y de la temática paisajística de fines del siglo XIX en Francia. Sus autorretratos son de la misma calidad que los de otros buenos pintores de la misma época.

Por lo que se refiere a las esculturas (todas en escayola con algún vaciado en bronce) de Carolina Benedicks, se puede decir que asimiló bien el academicismo de fines del mismo siglo y siguió practicándolo dignamente a la manera del simbolismo y, a veces, con cierto humor, sin desechar inspiraciones de la vida cotidiana.

Casa de labranza en Brucebo. Foto R.Puig

Casa de labranza en Brucebo. Foto R.Puig

Primer día de tour por el sur de la isla

Faro del sur de Gotland. Foto R.Puig

Faro del sur de Gotland. Foto R.Puig

Como un milagro de los predicadores y monjes que sembraron Gotland de claustros e iglesias, la primavera nos abrió dos días de sol y luz, cuando, hacia el sur el primer día y por el norte el segundo, dimos toda la vuelta a la isla en el autobús de Lasse Bjorkegrensiguiendo a nuestra inagotable e incansable guía, Anna Ulmstedt, coronada de una anchísima pamela color fucsia que, además, la hacía imperdible.

Iglesia de Vamlingbo. Gotland. Foto R.Puig

Iglesia de Vamlingbo. Gotland. Foto R.Puig

No puedes vagar por Gotland sin que veas la torre de una de sus más de cien templos medievales, pimpantes en sus muros de albayalde o de clara piedra silúrica, que jalonan sus casi tres mil kilómetros cuadrados.

Todo ello sin contar no sé cuántas otras iglesias en ruinas, en particular en Visby

Ruinas de Santa Catalina. Visby. Foto R.Puig

Ruinas de la iglesia franciscana de Santa Catalina. Visby. Foto R.Puig

Todas las iglesias de Gotland (salvo un par reciente) fueron construidas entre 1100 y 1350 y, sobreviviendo a incendios, deterioros y pillajes, fueron ampliadas y remozadas a lo largo de la historia.

Iglesia de Vamlingbo. Gotland.  Frescos del siglo XIV. Detalle. Foto R.Puig

Iglesia de Vamlingbo. Gotland. Frescos del siglo XIV. Detalle. Foto R.Puig

Algunas conservan, como la de Wamlingbo, sus ingenuos frescos para susto de pecadores y escarmiento de reyes. Curiosamente, el fraile, que aparece cerca del rey a punto de irse al infierno, si sus buenas obras no equilibran la balanza, tiene que ser San Pedro de Verona (1205-1252), más conocido como San Pedro Martir, pues en la iconografía tradicional se le representa con una podadera que le abre la cabeza, como se aprecia en este fresco, que es la forma como los herejes mataron a este inquisidor italiano en 1252.

Así que sospecho que aquel templo debió de pertenecer a lo Orden de Predicadores y el fresco nos da idea de la época.

Esta lucha entre el demonio y el bien se representa visiblemente en un capitel en la iglesia de Lau, el Cordero (Cristo), que es también el símbolo de la bandera de Gotland, rescata al alma de las garras de la bestia demoníaca.

Capitel romanico. El alma entre el Cordero y la Bestia. Iglesia de Lau. Gotland. Foto R.Puig

Capitel romanico. El alma entre el Cordero y la Bestia. Iglesia de Lau. Gotland. Foto R.Puig

De los vitrales historiados me dicen que poco queda y yo no encontré sino pequeños restos, pero el que me pareció interesante es uno contemporáneo en la Catedral de Santa María,  que representa la Visby medieval en el recinto de sus famosas murallas.

Visby. Vitral de la catedral con imagen de la ciudad. Foto R.Puig

Visby. Vitral de la catedral con imagen de la ciudad. Foto R.Puig

Casi todas las iglesias están rodeadas por sus cementerios, es decir de lo que se llama el Kyrkogården (“el jardín de la iglesia”) donde se han ido enterrando los que las frecuentaron durante más de setecientos años.

Iglesia romanica. de Lau. Siglo XII. Gotland. Foto R.Puig

Iglesia románica de Lau con pórtico gótico. Siglos XII y ss. Gotland. Foto R.Puig

 

Visitas instructivas

Los gotlandeses de hoy  (descendientes de los gutai de Ptolomeo) se esfuerzan por dar a conocer a quienes vienen a Gotland, en especial fuera de la temporada turística, sus realizaciones innovadoras para garantizar la actividad económica y social de su región y conseguir que las nuevas generaciones encuentren alicientes y un futuro en su tierra. Que no se vayan pues a poblar otras tierras, como hicieron sus antepasados desde los siglos III y IV, cuando llegaron -dice la leyenda- hasta Grecia.

Iglesia de Vamlingbo. Gotland.  Huerto experimental. Foto R.Puig

Iglesia de Vamlingbo. Gotland. Huerto experimental. Foto R.Puig

Con este motivo estuvimos en Vamlingbo, donde en terrenos que eran de la Iglesia se desarrolla un proyecto de experimentación hortícola y una empresa ad hoc, Heligholm,que  ha creado el museo de Lars Jonssons, renombrado (y caro) pintor de pájaros, así como un espacio de información geológica y naturalista, interactivo y pedagógico, el Naturum, muy visitado por escuelas y turistas. Además en el restaurante se consumen excelentes productos locales

Otro proyecto es una antigua granja, Gotlandsgården, transformada en fábrica artesanal de chocolates y de los pralinés de Lotta, a la mejor manera belga, quien nos informó de que el cacao se lo compran a la antigua compañía Callebaut de Bélgica.

Degustacion de chocolates artesanos y conferencia. Foto R.Puig

Degustacion de chocolates artesanos y conferencia. Foto R.Puig

La promotora de los proyectos de la zona nos explicó cómo están fructificando esta y otra iniciativas con ayuda de los fondos agrícolas europeos

Testimonio de la ayuda de los Fondos de la Politica Agricola Comun en proyectos innovadores en Gotland. Foto R.Puig

Testimonio de la ayuda de los Fondos de la Politica Agricola Común de la UE en proyectos de desarrollo rural en Gotland. Foto R.Puig

En la comuna de När visitamos la empresa de iniciativas locales Virudden AB que promueve proyectos para desarrollar los recursos de la zona y estimular a sus habitantes, especialmente a los jóvenes, a seguir viviendo en När: http://www.virudden.se/index.shtml.

Y también la Gangvidefarm, otra empresa familiar, innovadora en todos los sentidos, incluida la experimentación y desarrollo de las nuevas fuentes de energías renovables.

No abundo en ello pues tienen una excelente página web en inglés: http://www.gangvidefarm.se/eng/index.pab

Sólo comentaré una de sus actividades veraniegas más populares entre los niños de los veraneantes: el alquiler a las familias de conejos, gallinas y ovejas, que vienen restituidos al acabar las vacaciones, suponemos que indemnes y gorditos.

Me detengo aquí por hoy.

El próximo domingo completaré el recorrido, el segundo día por el norte de Gotland y por su isla adyacente de Fårö, cuyo paisaje sobrevuelan las obsesiones de Ingmar Bergman

 

Capitel romanico. Detalle del diablo.  Iglesia de Lau. Gotland. Foto R.Puig

Capitel románico. Detalle. Iglesia de Lau. Gotland. Foto R.Puig


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