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Channel: Escultura – en son de luz
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Rostros y actitudes de la colección Masaveu (Fisionomías XI)

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El profeta Daniel. Maestro de San Nicolás. s.XV.  Detalle. Coleccion Masaveu

El profeta Daniel. Maestro de San Nicolás. s.XV. Detalle. Colección Masaveu

 Publicado de mañanita en Heilderberg a la orilla del Neckar, mientras la lluvia cae mansa sobre su corriente y los jirones de neblina visten los árboles de sus altas riberas

Hace no mucho estuve viendo, en una casi soledad total, la selección de obras de la Colección Masaveu, en el Ayuntamiento de Madrid. Habría mucho que decir sobre ella, pero hoy me dejo llevar por mi manía de coleccionar rostros de la historia del Arte.

Lo hago a mi aire, en estos días veraniegos, más bien perezoso y, más que nunca, divagador, sin esa determinación inflexible que exhibe la bella musa que a viene a continuación.

anta Catalina de Alejandría. Zurbarán. Detalle. Coleccion Masaveu

Santa Catalina de Alejandría. Zurbarán. Detalle. Colección Masaveu

Pues ¿qué mejor que comenzar por la belleza de la Santa Catalina de Alejandría de Zurbarán, con ese aire determinado de quien blande la espada de la sabiduría con la mano derecha, portando en su izquierda un grueso volumen que simboliza el conocimiento?

Santa Catalina de Alejandría. Zurbarán. Detalle.  Coleccion Masaveu

Santa Catalina de Alejandría. Zurbarán. Detalle. Colección Masaveu

Supongo que el pintor conocía su historia por la Leyenda Áurea. No sé quién sería la modelo, pero con este cuadro se demuestra que el artista no sólo frecuentaba a esos severos monjes que le hicieron famoso y que, además de los severos hábitos conventuales, no se le daba mal la pintura de las ricas vestimentas de las damas.

Al fin y al cabo, la niña tenía dieciocho años cuando se midió en un debate teológico con cincuenta filósofos seleccionados por el malvado emperador Maximino (que era el tetrarca de Oriente y no Majencio como dice el texto, para luego corregirse).

Daños colaterales

Antes de que le cortaran la cabeza, cuenta Jacobo de Vorágine que convirtió a los cincuenta sabios paganos, con lo cual el emperador los quemó vivos a todos. A continuación, oyendo a la sabia Catalina,  la mismísima emperatriz renegó del paganismo. A la primera dama, antes de matarla, su marido le cortó los pechos en un arrebato de violencia doméstica. Tras lo cual se cargó también al consejero aúlico Porfirio, secreto amante de la difunta, junto con un montón de soldados, todos ellos seducidos por la ardiente fe de Catalina.

Hacia el Amado

Lo que refleja muy bien el pintor es la hermosura de la santa. Por lo que se entiende que Maximino, ya viudo, le propusiera ser la nueva emperatriz.

Pero ¡imposible competir con el Altísimo! Una voz de lo alto la llamaba: “¡ven, mi prometida, que las puertas del cielo están ya abiertas para ti!”. Puede ser que por eso a mediados del siglo XV en Inglaterra un fraile lanzase la leyenda de los esponsales platónicos de la santa con Jesús , dando origen a la iconografía del “matrimonio místico de Santa Catalina”.

Lo que ocurre es que otros frailes acabaron por atribuírselo a la otra, a la de Siena (es así como se plagia la vida de los otros).

Matrimonio místico

Matrimonio místico

Pero acabemos con la historia de su martirio. El miserable Maximino, despechado, mandó decapitarla y de su garganta degollada en vez de sangre brotó leche.

Faltaban pocos años para el Edicto de Milán (315) que dio libertad religiosa a los cristianos. Así que la santa estuvo en un tris de no ser martir.

Aunque del suplicio y la decapitación de Catalina no haya cuadro en esta colección  (y sea preferible como la pinta Zurbarán) si tiene para compensar el cuadro de otro pintor de temas místicos, Luis de Morales, un San Pedro de Verona o San Pedro Martir, a quien recientemente también encontré en un fresco de una iglesia de Gotland, como mis sufridos lectores recordarán:

https://ensondeluz.files.wordpress.com/2014/05/iglesia-de-vamlingbo-gotland-frescos-del-siglo-xiv-detalle-foto-r-puig.jpg

Expresa la amargura y el dolor con los mismos trazos de los pintores góticos, pero acentuados si cabe por el impulso barroco y contrarreformista.  En este caso, el santo no lleva la tradicional podadera en la cabeza, sino más bien una pica (de esas que se ponen en Flandes).

 

San Pedro de Verona. Luis de Morales. Detalle. Coleccion Masaveu

San Pedro de Verona. Luis de Morales. Detalle. Coleccion Masaveu

Casi más triste está San Francisco de Asís, en este caso dolorido, probablemente por las llagas que debían de molestarle mucho en las palmas de su manos, aunque me inclino a pensar que eran los mismos motivos que impulsaron a Lope de Vega a escribir aquel poema que empieza “No me mueve mi Dios para quererte…”.

San Francisco de Asís. Ribera. Detalle.Coleccion Masaveu

San Francisco de Asís. Ribera. Detalle.Colección Masaveu

Pero no quiero dejar a San Pedro de Verona sin traer aquí otra versión de su imagen con la cabeza hendida por el hierro. Es de Lorenzo Lotto y se puede ver en Nápoles en el Museo di Capodimonte. Como se puede apreciar en su calma olímpica, este hombre se ponía la podadera por montera. La verdad es que Lotto pintaba santos para ganarse la vida, pero en el fondo era luterano e iconoclasta, lo que pasa es que en la Italia de entonces mejor era no significarse mucho, pues si no te partían la cabeza, sí que te podían achicharrar en una pira.

San Pedro Martir. Lorenzo Lotto. Detalle de la Madonna con San Juanito y San Pedro Martir. Capodimonte. Napoles.

San Pedro Martir. Lorenzo Lotto. Detalle de la Madonna con San Juanito y San Pedro Martir. Capodimonte. Nápoles.

En este caso el pintor ha respetado escrupulosamente la leyenda y lo que lleva el martir en la cabeza es una auténtica podadera o machete (nada nuevo bajo el sol en esto de matar gente sin necesidad de pólvora).

También suspirante, pero menos dramático y adoptando ambas la misma postura son el protagonista de una escultura de Pedro de Mena

Pedro de Mena. Detalle. Fray Diego de Alcala. Coleccion Masaveu.

Pedro de Mena. Detalle. Fray Diego de Alcalá. Colección Masaveu.

y, de nuevo, el San Francisco de lo Spagnoletto.

San Francisco de Asís. Ribera. Coleccion Masaveu

San Francisco de Asís. Ribera. Colección Masaveu

ambos de riguroso hábito franciscano.

 

Iconografía de Santa Ana y de la virgen María y el Niño

También son magníficas las representaciones de las actitudes y los rostros de Santa Ana y de varias vírgenes de la colección. Comenzando por las hieráticas e ingenuas tallas góticas con el niño y la niña

Santa Ana con la Virgen y el Niño. Murillo. Círculo del maestro de Covarrubias. s.XVI. Coleccion Masaveu

Santa Ana con la Virgen y el Niño. Círculo del maestro de Covarrubias. s.XVI. Colección Masaveu

o con Jesús muerto.

Piedad. Escuela hispanoflamenca. s.XV.  Detalle. Coleccion Masaveu

Piedad. Escuela hispanoflamenca. s.XV. Detalle. Colección Masaveu

Y siguiendo con una virgen María del Maestro de la leyenda de la Magdalena

Virgen con el Niño, Maestro de la Leyenda de la Magdalena. s.XV a XVI. Detalle. Coleccion Masaveu

Virgen con el Niño, Maestro de la Leyenda de la Magdalena. s.XV a XVI. Detalle. Colección Masaveu

y otra de Murillo

Virgen con el Niño. Murillo. Detalle. Coleccion Masaveu

Virgen con el Niño. Murillo. Detalle. Colección Masaveu

 

Pero ya que hablamos de la Magdalena ¿qué decir de este maravilloso retrato del Greco?

María Magdalena. El Greco. Detalle.Coleccion Masaveu

María Magdalena. El Greco. Detalle.Colección Masaveu

¿Y de este detalle de la madre implorante con sus hijos harapientos y mal alimentados de la Virgen de los desamparados de Vicente López?

Virgen de los desamparados. Vicente López. Detalle. Coleccion Masaveu

Virgen de los desamparados. Vicente López. Detalle. Colección Masaveu

Mejor nutrido es el Niño Jesús de Murillo que acompaña a su madre, a la que ya hemos ya visto.

¿Se acuerda alguien de los anuncios de Pelargón?

Virgen con el Niño. Murillo.  Detalle. Coleccion Masaveu

Virgen con el Niño. Murillo. Detalle. Colección Masaveu

Y ya que hablamos de niños ¿qué decir de este del taller de Salcillo en brazos de su padre putativo?

San José y el niño. Círculo de Salcillo. Detalle. Coleccion Masaveu

San José y el niño. Círculo de Salcillo. Detalle. Colección Masaveu

No sé, no sé,pero me parece a mí que las fisionomías profanas en la fabricación de los muñecos de cartón pintado que regalaban a nuestras hermanas durante los años de la autarquía (a nosotros los reyes nos traían aviones y soldaditos) se inspiraban en los maestros imagineros de nuestra tradición escultórica sacra. Luego vinieron otros materiales más caros y aquellos muñecos se arrumbaron en los desvanes.

A modo de despedida

Pero yo, con permiso de Zurbarán, me voy tras Santa Catalina a rogarle que me convierta, o al menos que me haga un poco más sabio.

Santa Catalina de Alejandría. Zurbarán. Coleccion Masaveu

Santa Catalina de Alejandría. Zurbarán. Colección Masaveu

¿Creen ustedes que podré conseguir que abandone ese su aire de predestinación y que se digne mirarme y me sonría?



Fisionomías (XI): rostros del Museo Arqueológico de Madrid

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Llueve furiosamente sobre el parque de Seneffe. Anillo espiral. Mauro Staccioli. Foto R.Puig

Llueve furiosamente sobre el parque de Seneffe. “Anillo espiral”. Mauro Staccioli. Foto R.Puig

 

Estoy de viaje y han sido varios días de carretera en mi ruta de vuelta a Suecia, pero los domingos hay crónica, llueva o truene. Esta tarde he vuelto mojado hasta los huesos de una visita al Chateau de Seneffe en Bélgica. Una exposición de esculturas al aire libre de Mauro Staccioli ha sido el motivo. Una tormenta despiadada nos ha sorprendido deambulando por el parque a varios centenares de metros del aparcamiento.

Pero de esto hablaremos otro día.

……

Ya que en la crónica precedente he hablado del renovado Museo Arqueológico de Madrid, hoy, antes de irme a dormir, comparto aún algunos rostros que he admirado en sus salas. Todos dejan un poso de interrogación e intriga.

Por ejemplo ¿Cómo reventó la cabeza de este Apolo?

Apolo. Detalle. Museo Arqueológico Nacional. Madrid. Época hispanoromana.Foto R.Puig

Apolo. Detalle. Museo Arqueológico Nacional. Madrid. Época hispanoromana.Foto R.Puig

Parece como si una granada de mano le hubiera explotado dentro de la cabeza, desgarrando el bronce tan despiadadamente como aquellos rostros desfigurados y mutilados en la I Guerra Mundial, que se han vuelto a mostrar cien años después en los filmes y reportajes gráficos que recuerdan aquellas matanzas.

¿O fue un iconoclasta cristiano de los que destruían las esculturas paganas, tras la conversión de Constantino en el siglo IV, el que le rompió la cara al ídolo?

Apolo. Museo Arqueológico Nacional. Madrid. Época hispanoromana. Foto R.Puig

Apolo. Museo Arqueológico Nacional. Madrid. Época hispanoromana. Foto R.Puig

En todo caso Apolo parece aturdido ante la saña de los hombres o de los elementos, ya que su rostro pareciera también hendido por el rayo.

Todo lo contrario de este joven Baco, reposado y lúcido, en un momento de sobriedad, más apolíneo que el mismo Apolo. De hecho aún ignora la fama de bebedor que le asignará la tradición iconográfica.

Baco. Detalle. Museo Arqueológico Nacional. Madrid. Época hispanoromana. Foto R.Puig

Baco. Detalle. Museo Arqueológico Nacional. Madrid. Época hispanoromana. Foto R.Puig

Hay otro bronce que destaca en las salas de arte de la Hispania romana.Se trata de la cabeza de un magistrado. Aunque, al faltarle los globos oculares, no puede mirarnos, no carece de un aire de equilibrio y magnanimidad.

Magistrado. Museo Arqueológico Nacional. Madrid. Época hispanoromana. Foto R.Puig

Magistrado. Museo Arqueológico Nacional. Madrid. Época hispanoromana. Foto R.Puig

Pero el premio a la serenidad y la elegancia se lo lleva Livia Drusila, que fue emperatriz, como esposa (la tercera) del emperador Augusto

 

La emperatriz Livia Drusila. Detalle. Museo Arqueológico Nacional. Madrid. Época hispanoromana. Foto R.Puig

La emperatriz Livia Drusila. Detalle. Museo Arqueológico Nacional. Madrid. Época hispanoromana. Foto R.Puig

 

Visajes ibéricos

Por último, no hay que dejar el Museo sin dedicar un buen rato a tratar de descifrar los rostros de las esculturas ibéricas. Estos son sólo algunos.

Figura iberica de mujer sentada. Museo Arqueológico Nacional. Madrid. Protohistoria. Foto R.Puig

Figura iberica de mujer sentada. Museo Arqueológico Nacional. Madrid. Protohistoria. Foto R.Puig

Los de las figuras femeninas en actitud de ofrenda.

Figura iberica de oferente femenina. Museo Arqueológico Nacional. Madrid. Protohistoria. Foto R.Puig

Figura ibérica de oferente femenina. Museo Arqueológico Nacional. Madrid. Protohistoria. Foto R.Puig

Con la cabeza cubierta de un tocado puntiagudo en varios casos.

Cabeza femenina ibérica .Museo Arqueológico Nacional. Madrid. Protohistoria. Foto R.Puig

Cabeza femenina ibérica .Museo Arqueológico Nacional. Madrid. Protohistoria. Foto R.Puig

 

En otros enjoyadas.

Como esta dama de rasgos admirablemente simplificados, tan sobrios como los de un dibujo de Picasso

Cabeza femenina ibérica.Museo Arqueológico Nacional. Madrid. Protohistoria. Foto R.Puig

Cabeza femenina ibérica.Museo Arqueológico Nacional. Madrid. Protohistoria. Foto R.Puig

O este otro cuyas líneas juegan con los volúmenes y las sombras

Figura iberica de oferente femenina. Museo Arqueológico Nacional. Madrid. Protohistoria. Foto R.Puig

Figura ibérica de oferente femenina. Museo Arqueológico Nacional. Madrid. Protohistoria. Foto R.Puig

No son sólo las joyas y el tocado los que hacen fascinante la Dama de Baeza, que aún presenta restos de policromía.

La dama ibera de Baeza. Museo Arqueológico Nacional. Madrid. Protohistoria. Foto R.Puig

La dama ibera de Baeza. Museo Arqueológico Nacional. Madrid. Protohistoria. Foto R.Puig

Aunque quien domina una sala del museo con su sola presencia y su altivez es, no haría falta presentarla, la Dama de Elche.

La Dama de Elche. Cabeza femenina ibérica .Museo Arqueológico Nacional.  Madrid. Protohistoria. Foto R.Puig

La Dama de Elche. Cabeza femenina ibérica.Museo Arqueológico Nacional. Madrid. Protohistoria. Foto R.Puig

….

Por ahora dejo el Arqueológico de Madrid, pues debo ahorrar energía para mi ruta hacia Suecia y se ha hecho tarde. Y puesto que de viaje estoy, concluyo con una imagen que los caminantes del Camino de Santiago han de conocer sin duda.

La pregunta es: ¿de qué ciudad de un ramal del Camino es esta concha de bronce sólidamente encastrada en una losa del trayecto?

Señal del camino de Compostela. Foto R.Puig

Señal del camino de Compostela. Foto R.Puig

La foto la tomé yo mismo el jueves pasado. Pero la respuesta es para el próximo domingo.


Por el camino de Suecia (I): de Huesca al Portalet

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Huesca a las 3 de la tarde en julio. Foto R.Puig

Huesca a las 3 de la tarde en julio. Foto R.Puig

 

Empiezo resolviendo el acertijo del domingo pasado: la foto de la concha de peregrino señalando el camino a Santiago estaba tomada del pavimento en piedra en Huesca. Había varias y en muy buen estado. Un amigo pensó que era de Burgos, pues me ha dicho que allí también marcan la dirección de Compostela.

Señal del camino de Compostela. Huesca.  Foto R.Puig

Señal del camino de Compostela. Huesca. Foto R.Puig

Aquí inserto otra, también de Huesca.

Esta vez quise pasar a Francia por un puerto pirenaico que aún no conocía. Elegí la ruta hacia el norte por Aragón.  Las autovías de Valencia a Aragón son hermosas, sobre todo en el tramo que recorre los montes de Castellón y por las planicies de cereales antes de Zaragoza.

Portico de San Pedro el Viejo. Huesca. Foto R.Puig

Portico de San Pedro el Viejo. Huesca. Foto R.Puig

A Huesca llegué casi a las tres de la tarde en medio de la canícula. Recordaba las lecciones de historia de arte y en mi memoria había quedado grabado el nombre de San Pedro el Viejo, uno de los hitos de nuestra arquitectura románica.

Huesca. Fachadas junto a San Lorenzo. Foto R.Puig

Huesca. Fachadas junto a San Lorenzo. Foto R.Puig

Por desgracia, además de unas calles desiertas, los templos estaban cerrados. Así que me tuve que contentar con las fachadas.

La catedral de Huesca. Foto R.Puig

La catedral de Huesca. Foto R.Puig

Las imágenes del pórtico de la catedral reflejan el paso de los siglos y de algún que otro acto vandálico. Hay una puerta lateral de la que parece que hubieran arrancado todo un altorrelieve.

¿Nuestra guerra civil? No lo sé, pero, si así fuera, estos actos que se cebaron en el arte de nuestros antepasados siempre me hacen pensar, como los que ocurrieron durante la revolución francesa, en una paradoja. Me refiero al sarcasmo histórico de que a menudo los sans culotte o los proletarios airados, cargados seguramente del peso de siglos de agravios y de connivencias entre los eclesiásticos y los que les exprimían, cuando no lograban poner la mano sobre el obispo o algún canónigo, para ejecutar su venganza destruían el trabajo admirable de otros trabajadores y artesanos anónimos que en épocas pasadas también habían sido asalariados de nobles, abades o de la alta clerecía.

Desaparecieron. Foto R.Puig

Desaparecieron. Foto R.Puig

Al final, volvemos a lo mismo, hombres del pueblo acaban ajustando cuentas sobre las espaldas o sobre la obra de otros trabajadores del pueblo tan sufridos y sometidos como ellos. Con frecuencia la unión de los proletarios del mundo, si llegaba el caso, como mucho era sincrónica. Pero, en situaciones extremas, la violencia que se desataba acababa con los frutos del genio anónimo de otros proletarios del pasado.

¡Paradojas de la ignorancia justiciera y del olvido de la historia!

 

La parrilla de San Lorenzo

Portico  de la catedral. Huesca. San Lorenzo y su parrilla. Foto R.Puig

Portico de la catedral. Huesca. San Lorenzo y su parrilla. Foto R.Puig

La historia de San Lorenzo, que según la tradición sufrió el martirio de ser quemado a fuego lento sobre una parrilla, está reflejada en su iconografía. Se le esculpe o pinta parrilla en mano, como en el pórtico de la catedral de Huesca, donde incluso el tiempo, sin necesidad del fuego, le ha comido las facciones.

Pero sí que era fuego el calor de las calles, todas engalanadas de parrillas, anticipo decorativo de las fiestas del santo asado, su patrón, que se celebran del 9 al 15 de Agosto.

Parrillas en Huesca. Foto R.Puig

Parrillas en Huesca. Foto R.Puig

El contrapunto, no menos festero, son los notables graffiti de algunos muros de la ciudad. Aunque, la verdad es que, sobre todo el primero, entran más bien en la categoría de murales urbanos. Si bien, confieso que desconozco la calidad que se pueda conseguir usando los aerosoles actuales (instrumentos por excelencia del “grafitero”), que seguramente obtienen una gran definición de trazos y matices.

La primera de estas pinturas urbanas representa a un personaje que se come el mundo, mientras él mismo (por ser más chico) es devorado por un enorme pez

Come el mundo con patatas. Huesca.  Foto R.Puig

Come el mundo con patatas. Mural urbano. Huesca. Foto R.Puig

El segundo mural, de mano diferente, pinta a una mujer-guante (de limpieza) con ojos inmensos y rodeada de meteoros

Graffiti. Huesca.  Foto R.Puig

Mural urbano. Huesca. Foto R.Puig

Subida al Portalet

La carretera que asciende al Portalet es excelente y sus paisajes invitan constantemente a detenerse.

Subiendo al col del Portalet por el lado español.    Foto R.Puig

Subiendo al col del Portalet por el lado español. Foto R.Puig

Picos inaccesibles y empinados farallones

Subiendo al col del Portalet por el lado español.  Foto R.Puig

Subiendo al col del Portalet por el lado español. Foto R.Puig

Y, bajo las cimas, un embalse rodeado de arbolado y presidido por unos cielos de absoluto azul

Subiendo al col del Portalet por el lado español. Foto  R.Puig

Subiendo al col del Portalet por el lado español. Foto R.Puig

Unos amables turistas italianos me sacaron la foto en ese escenario

Subiendo al col del Portalet por el lado español. El viajero. Foto R.Puig

Subiendo al col del Portalet por el lado español. El viajero. Foto R.Puig

mientras mi veterana furgoneta se tomaba un merecido descanso

Subiendo al col del Portalet por el lado español. Mi bólido. Foto R.Puig

Subiendo al col del Portalet por el lado español. Mi bólido. Foto R.Puig

Dejaremos para el próximo domingo la vertiente francesa y la parada en Oloron Sainte-Marie.

….

Inciso

Pero, ya que hoy escribo desde Suecia, me voy a permitir un salto temporal de algunos días.

El miércoles pasado, como narraré, llegué a Suecia en ferry, ya casi a media noche, desde la punta de la península de Jutlandia. A la mañana siguiente, deambulando por las calles de Gotemburgo, percibí signos inequívocos de estar en sus calles.  Hay cosas que son de aquí.

Como esos  camareros que pedalean para llevar la cafetería rodante (¿tecnología rikshaw importada del Pakistán?) al festival de música pop que se va a producir esa tarde en un parque, a unos cuantos kilómetros de la cuesta por la que sudan

Cafetería ambulante en Gotemburgo. Foto R.Puig

Cafetería ambulante en Gotemburgo. Foto R.Puig

No lejos de mi casa, en el parque, un partido de fútbol para el cual hay que tener unas buenas dosis de buen humor sueco, y ganas, muchas ganas…

Pelotudos jugando al fútbol. Foto R.Puig

Pelotudos jugando al fútbol. Foto R.Puig

Pelotudos jugando al fútbol.  Foto R.Puig

Pelotudos jugando al fútbol. Foto R.Puig

El viejo tranvía que hace la ruta hacia el parque de atracciones de Liseberg…

Viejo tranvía hacia el parque de atracciones. Foto R.Puig

Viejo tranvía hacia el parque de atracciones. Foto R.Puig

Muchas, muchísimas fachadas en renovación, aprovechando el verano y las ofertas de innumerables empresas de rehabilitación de edificios que, a menudo, dan empleo a obreros temporeros venidos de fuera…

Remozando fachadas. Foto R.Puig

Remozando fachadas. Foto R.Puig

Aunque, last but no least y remedando a Proust, llegar a las ciudades de Suecia en verano es encontrarse como por arte de magia à l’ombre des jeunes filles en short

À l'ombre des jeunes filles en short.  Foto R.Puig

À l’ombre des jeunes filles en short. Foto R.Puig

Gracias a ellas la ciudad de Gotemburgo está gratia plena y la bandera nacional saluda más contenta en estos días estivales

À l'ombre des jeunes filles en short. Foto R.Puig

À l’ombre des jeunes filles en short. Foto R.Puig


Por el camino de Suecia (II): del Col du Pourtalet a Oloron-Sainte-Marie

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En el col del Portalet por el lado francés.Foto R.Puig

En el col del Portalet por el lado francés. Foto R.Puig

Col du Pourtalet

Llegados al Portalet, este paso deslumbrante en el que acaba la A136 que nos ha traído desde Aragón, cambia su nombre para llamarse en bearnés Col du Pourtalet.

A partir de ahí, ya en Francia y en pleno Parque Nacional de los Pirineos, descendemos por la sinuosa ruta de la D934, que sigue el curso torrencial del Gave d’Ossau. A nuestra izquierda hemos dejado el Pic du Midi d’Ossau que preside una paisaje de suaves praderas, poblado de rebaños de ovejas y vacas y de excursionistas, muy distinto al de la vertiente aragonesa, arbolado y rocoso.

Bajando del col del Portalet por el lado francés.  Foto R.Puig

Bajando del col del Portalet por el lado francés. Foto R.Puig

Cuando la carretera se ha unido con la D920, entramos en Oloron-Sainte-Marie por la N134. Estamos en el corazón del Bearnesado y en la confluencia del Aspe y el Ossau para formar en el corazón mismo de la ciudad el Gave d’Oloron, cuyas aguas, más abajo, adoptarán el nombre del río Saison, que desembocando en el Adour, acabarán perdiéndose en el Atlántico por Bayona.

Cuando aludimos a Aragón, estamos diciendo historia milenaria, pues estas tierras fueron  territorio romano, godo, carolingio, normando, tras la invasión devastadora de los vikingos que lo ocuparon durante un siglo y medio, aragonés, navarro, pirenaico independiente y finalmente francés. Aquí se adoró a Marte, se profesó el arrianismo, el cristianismo romano, el politeísmo normando, el protestantismo hugonote y el catolicismo tridentino.

En Oloron-Sainte-Marie

Tras haber salido de Els Poblets a las siete de la mañana entré en Oloron a las siete de la tarde. La ciudad es una etapa señera en el Camino de Compostela.

Oloron Sainte Marie. Hasta Compostela 948 km. Foto R.Puig

Oloron Sainte Marie. Hasta Compostela 948 km. Foto R.Puig

En el camping voy a dormir como un bendito, para a la mañana siguiente darme una vuelta por una ciudad que ya visité hace seis años cuando estaba completando la información que necesitaba para la edición de su poeta oriundo, Jules Supervielle (Montevideo 1884 – París 1960).

Pero antes hablemos de vestigios de su historia

Catedral de Oloron Sainte Marie. Foto R.Puig

Catedral de Oloron Sainte Marie. Foto R.Puig

La catedral de Oloron (que guardó su categoría desde los tiempos en que la ciudad era sede episcopal hasta inicios del siglo XIX) refleja en sus mudanzas toda esa historia, salvo que el período protestante en el siglo XVI arrasó con todos los objetos y documentos que albergaba, dejando sólo los testimonios de sus piedras (que, a pesar de la fiebre iconoclasta,  no son pocos).

Sobre todo en su pórtico románico que, cobijado en el nártex, está catalogado dentro del patrimonio mundial por la Unesco

Catedral de Oloron Sainte Marie. Nartex. Foto R.Puig

Catedral de Oloron Sainte Marie. Nártex. Foto R.Puig

No es de extrañar, pues en sus figuras se refleja magistralmente  la vida de los artesanos

Catedral de Oloron Sainte Marie. Toneleros. Portico. Foto R.Puig

Catedral de Oloron Sainte Marie. Toneleros. Pórtico. Foto R.Puig

pescadores

Catedral de Oloron Sainte Marie. Pescadores de salmón. Portico. Foto R.Puig

Catedral de Oloron Sainte Marie. Pescadores de salmón. Pórtico. Foto R.Puig

y cazadores del Medioevo

Catedral de Oloron Sainte Marie. La caza del jabalí. Portico. Foto R.Puig

Catedral de Oloron Sainte Marie. La caza del jabalí. Pórtico. Foto R.Puig

además de otras figuras meditabundas, como la del obispo y el monstruo

Catedral de Oloron Sainte Marie. El monstruo y el obispo. Portico. Foto R.Puig

Catedral de Oloron Sainte Marie. El monstruo y el obispo. Pórtico. Foto R.Puig

o la del caballero pensativo

Catedral de Oloron Sainte Marie. Reflexionando.. Foto R.Puig

Catedral de Oloron Sainte Marie. Reflexionando. Foto R.Puig

No faltan las habituales poses dramáticas del arte románico, monstruos devoradores (y, si se observa bien la vestimenta del individuo pensativo de la derecha del pórtico es parecida a la del otro, que es engullido a la izquierda),

Catedral de Oloron Sainte Marie. Figuras del pórtico.. Foto R.Puig

Catedral de Oloron Sainte Marie. Figuras del pórtico. Foto R.Puig

o individuos, no se sabe bien si estreñidos o atormentados por males inconfesables, o simplemente, a juzgar por su tocado y por lo que parece una extraña barba bifurcada, personajes de otra creencia, quienes, decapitados, sostienen su propia cabeza

Catedral de Oloron Sainte Marie. Agobio y llanto. Foto R.Puig

Catedral de Oloron Sainte Marie. Agobio y llanto. Foto R.Puig

y dos agobiados esclavos o atlantes que a modo de parteluz sostienen el conjunto, aherrojados, encadenados y ataviados con turbante y vestimenta oriental. Los anteriores y estos me atrevería a decir que expresan las fobias y prejuicios medievales tanto hacia el judío como hacia el mahometano

Catedral de Oloron Sainte Marie. Nartex. Los atlantes del parteluz. Foto R.Puig

Catedral de Oloron Sainte Marie. Nartex. Los atlantes del parteluz. Foto R.Puig

Y para completar los aspectos crípticos del conjunto, no fáciles de entender para los que no somos especialistas en las claves de aquella época, al conjunto lo circundan los veinticuatro ancianos del Apocalipsis con sus arpas, que entonan su cántico misterioso: “Digno eres de recibir el rollo escrito y de romper sus sellos…” (Apocalipsis, 5, 8-10)

Catedral de Oloron Sainte Marie. Los veinticuatro ancianos del Apocalipsis. Detalle.Nartex. Foto R.Puig

Catedral de Oloron Sainte Marie. Los veinticuatro ancianos del Apocalipsis. Detalle. Nártex. Foto R.Puig

……

Jules Supervielle

Pero, dejemos esa escatologia que apasiona a los apocalípticos y a los amantes de las profecías, para acercarnos a otros vestigios más cercanos a nosotros. Hablo de Jules Supervielle y de la memoria familiar del que fue proclamado “príncipe de poetas” poco antes de su muerte.

Sólo para situarle en relación con la literatura de su tiempo, hay que recordar que mantuvo una relación estrecha con los de nuestra generación del 27 (en especial con Jorge Guillén, Pedro Salinas, Manuel Altolaguirre  y Rafael Alberti), amigo de Unamuno, Eugenio d’Ors, Corpus Barga y Ramón Gómez de la Serna, así como en Argentina, entre otros, con Guillermo de Torre y  Victoria Ocampo y los escritores de su círculo, habiendo formado parte del Comité de Redacción de la revista Sur, fundada por ella. Entre sus amigos mejicanos destaca Alfonso Reyes, de quien tradujo el poema a Amado Nervo y a quien dedicó su poemario Gravitaciones.  Fue además traductor al francés del Martirio de Santa Eulalia de García Lorca.

Del mundo de sus amistades, influencias y relaciones con los literatos y editores franceses sería demasiado largo hablar aquí.

Oloron Sainte Marie. El Aspe. Foto R.Puig

Oloron Sainte Marie. El Aspe. Foto R.Puig

Jules Supervielle había visitado Oloron-Sainte-Marie en 1926 en compañía de Henri Michaux y en noviembre de 1929 volvió para tomar notas para un libro sobre los Pirineos que le habían encargado. Andando el tiempo, esas notas (“Confidencias de la memoria y del paisaje”, 1933) se integraron en Beber del manantial (Boire à la source, Gallimard 1951). “Oloron” es la segunda parte del primer capítulo titulado “Pirineos”.

Sus padres murieron, no se sabe si por un envenenamiento de agua con cardenillo o por el cólera, a poco de llegar del Uruguay, en Oloron, en la casa de la familia en la antigua calle Sablière, ahora calle Louis Barthou, cuya fachada posterior da al torrente del Aspe.

Fachada posterior de la casa donde fallecieron los padres de Jules Supervielle. Foto R.Puig

Fachada posterior de la casa donde fallecieron los padres de Jules Supervielle. Foto R.Puig

El poeta era un recién nacido que volvía a la tierra de sus padres, a las pocas semanas de nacer en Montevideo. Sus tíos lo adoptaron y él no supo que no era su hijo hasta los nueve años, cuando se lo descubrió por inadvertencia una amiga de la familia. Por entonces su patria de adopción era el Uruguay y sus pampas su mundo.

Pero escuchemos al poeta:

               Aquí estamos, envueltos por el viento del cementerio situado en un alto. A lo lejos, los Pirineos con su nieve para los muertos, la misma que para los vivos. ¡Cómo está de cerca el color de las montañas, estremeciéndose con el viento del Sur!

Aquí reposan

Marie Munyo, de casada Supervielle

(1856-1884).

Jules Supervielle (1852-1884)

               Permanezco inclinado sobre esos nombres como si se tratase por dos veces de mí mismo. Inclinado sobre mis dos dobles, jamás he sentido tanto que cada uno de nosotros es el hijo de una mujer en la misma medida en que lo es de un hombre. Y que tengo sangre vasca por mi madre y bearnesa por mi padre.

Ya no miro más los nombres en la piedra. Busquémoslos en la cruz de Palas, en el inmenso paisaje donde cuatro valles se ven desembocar hacia Oloron. Y la cruel garganta de Saint-Christau.

A la derecha, la montaña de la Madelaine se alza en pleno País Vasco, pero también mira hacia el Bearnés con el mismo fervor, feliz después de todo por ser montaña y por poder seguir inmóvil entre sus dos querencias.

Y, por delante de los picos del Oloron, la Marie-Blanche no está tan lejos. Se la ve emerger de una línea de bruma, niebla familiar que se forma sobre los bonitos tejados de la ciudad.

Jules Supervielle, “Oloron” (“Pirineos”) en Beber del manantial (Boire à la source, Paris, Gallimard 1951)

(En Jules Supervielle, Vivir y quehacer del poeta. Selección, traducción y edición de Ramón Puig de la Bellacasa, Colección Poéticas, Valencia, Editorial Pre-Textos, 2009, pp. 127-128.)

 ………..

Por las calles y parques de Oloron se agolpan muchos recuerdos. Entre ellos los de los republicanos exiliados de nuestra Guerra Civil.

Oloron Sainte Marie. Memorial de los republicanos españoles. Foto R.Puig

Oloron Sainte Marie. Memorial de los republicanos españoles. Foto R.Puig

A Supervielle se le recuerda al borde del Aspe, sobre una roca, no lejos del parque dedicado a los españoles que huían de la represión franquista, y a un tiro de piedra, en la otra orilla, de la casa donde en el intervalo de pocos días murieron, primero su madre y luego su padre.

Oloron Sainte Marie. Memorial de Jules Supervielle.Foto R.Puig

Oloron Sainte Marie. Memorial de Jules Supervielle. Foto R.Puig

Creo que los versos de su largo poema Olvidadiza Memoria se pueden considerar una de esas páginas de la poesía universal que cualquiera de nosotros, y en especial aquellos a quienes la vida haya llevado a vagar de país en país y de continente en continente, puede musitar como propios:

Quizá soñé mi vida como si fuese un río

Vivencia a un mismo tiempo de la fuente y el mar

Sin poderme parar ni un exiguo momento

Del monte a la llanura y a las postreras playas.

.

¿Estoy aquí, estoy allá? Mis orillas acostumbradas

De un lado al otro cambian y me dejan errático.

¿Soy el agua que se aleja, el que desciende a nado

Lleno de turbación por cuanto dejó atrás?

.

¿O seré yo más bien sin incluso saberlo

Aquel que en la noche no tiene otro recurso

Que buscar el océano del lado de la fuente

Porque ha dejado atrás su mejor esperanza?

…..

J’aurais rêvé ma vie à l’instar des rivières

Vivant en même temps la source et l’océan

Sans pouvoir me fixer même un mince moment

Entre le mont, la plaine et les plages dernières.

.

Suis-je ici, suis-je là ? Mes rives coutumières

Changent de part et d’autre et me laissent errant.

Suis-je l’eau qui s’en va, le nageur descendant

Plein de trouble pour tout ce qu’il laissa derrière ?

.

Ou serais-je plûtot sans même le savoir

Celui qui dans la nuit n’a plus que la ressource

De chercher l’océan du côté de la source

Puisqu’il est derrière lui le meilleur de l’espoir ?

-

Jules Supervielle (Montevideo 1884-París 1960),

fragmento de Olvidadiza Memoria (Oublieuse Mémoire), 1948

(En Jules Supervielle, Vivir y quehacer del poeta. Selección, traducción y edición de Ramón Puig de la Bellacasa, Colección Poéticas, Valencia, Editorial Pre-Textos, 2009, pág.217)

Oloron Sainte Marie. Memorial de Jules Supervielle. Detalle. Foto R.Puig

Oloron Sainte Marie. Memorial de Jules Supervielle. Detalle. Foto R.Puig


Camino de Suecia (III): de Oloron-Sainte-Marie por Sainte-Maure de Touraine a Barbençon

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Sainte Maure de Touraine desde su santuario. Foto R.Puig

Sainte Maure de Touraine desde su santuario. Foto R.Puig

Para Anne y Dominique

Era casi mediodía cuando dejé Oloron en dirección de Bélgica.  Pero recorrer hacia el norte todo el oeste de Francia requería una parada al sur de Tours, así que diciendo adiós al Bearnesado por rutas secundarias atravesé los últimos paisajes pre-pirenaicos, entre breves valles y suaves laderas colmadas de viñedos. De un modo u otro el GPS me acabaría poniendo en la A10.

Llegué al camping municipal de Sainte-Maure de Touraine (Santa Maura de Turena), treinta y dos kilómetros al sur de Tours, cuando ya se avecinaba la puesta de sol. Mañana habrá que atravesar París para dirigirme a la provincia de Heinault en Bélgica, a través del departamento de las Ardenas francesas, aunque antes de abandonar el lugar me doy una vuelta por su monumento más representativo.

Sainte-Maure de Touraine

Una altura rocosa sobre una llanura, un santuario del siglo VI dedicado a las Santas Maura y Brita, probablemente sobre un templo pagano del antiguo enclave romano de Arciacum, remodelado por las sucesivas ampliaciones financiadas por los señores feudales del lugar, que harán donación del templo a la abadía de Noyers en el siglo XII. Una historia que se repite con ligeras variantes y otros protagonistas por todo el territorio de Francia.

Palacio señorial y santuario de Sainte Maure de Touraine. Foto R.Puig

Palacio señorial y santuario de Sainte Maure de Touraine. Foto R.Puig

Lo mismo puede decirse de la forma en que el conjunto se va fortificando  con el paso de los siglos y las guerras y de la llegada de los efectos colaterales de la Revolución Francesa y de la ruina posterior. Pero también llega la reconstrucción y el descubrimiento de la cripta gótica en el siglo XIX  y con ello el retorno al culto de las dos santas y de sus supuestas reliquias.  Por supuesto, no falta una fuente que cura muchos males, junto a una capilla no lejos del templo.

Nave central de la iglesia de Sainte Maure de Touraine. Foto R.Puig

Nave central de la iglesia de Sainte Maure de Touraine. Foto R.Puig

El santuario y sus contrafuertes presiden el pueblo y el curso del río Manse, que vierte sus aguas en el Vienne antes de Chinon,  que a su vez desemboca en el Loira, no lejos de la renombrada Abadía de Fontevraud, que me quedé con ganas de visitar, prometiéndome hacerlo otro verano.

Tampoco me detengo en Tours -¡ay de mi cuántas cosas voy dejando al borde de la ruta!- pues me esperan los embotellamientos del cinturón de París y, sorpresa agradable, unos holandeses en una furgoneta hermana, verde primavera e impecable, que me van saludando efusivos mientras nos adelantamos por turnos en nuestro recorrido por la N20.

Una furgoneta hermana entrando en París. Foto R.Puig

Una furgoneta hermana entrando en París. Foto R.Puig

Es la cofradía de los pirados de la Multiván VW T3 que cada vez que nos encontramos por Europa nos saludamos con un golpe de bocina o agitando el brazo por la ventanilla. ¡Al fin y al cabo no somos ya muchos!

Barbençon

Me paro a dormir dos noches en este comuna del municipio de Beaumont, cerca de la frontera francesa en la región menos poblada de Bélgica. Es una comarca de la provincia de Hainault, surcada de suaves vaguadas verdeantes y de magníficos bosques, abrazada por los cursos de los ríos Sambre y Meuse, entre Thuin y Philippevile, al sur de Charleroi y, para los amantes de la cerveza una referencia: a poca distancia de la abadía de Chimay .

Hago honor a la hospitalidad de unos muy buenos amigos que han dejado el tráfago de Bruselas y se han venido a vivir a este país de hermosos relieves, mucha historia e infinita calma.

Merienda cena junto al estanque donde pululan los renacuajos y al amanecer croan dos o tres ranas, conversación hasta bien tarde

Chez mes amis. Barbençon. Foto R.Puig

Chez mes amis. Barbençon. Foto R.Puig

y, al día siguiente, paseo por los alrededores bordeando el estanque del castillo,

El chateau de Barbençon. Foto R.Puig

El chateau de Barbençon. Foto R.Puig

junto al que se mueven parsimoniosas unas ocas de raza atípica

Las ocas de Barbençon . Foto R.Puig

Las ocas de Barbençon . Foto R.Puig

Por su calle principal, las tradicionales casas de piedra que son características de toda la la región

Construccion tradicional en piedra. Barbençon. Foto R.Puig

Construccion tradicional en piedra. Barbençon. Foto R.Puig

Un crucificado extraño preside el sobrio pórtico de su iglesia y me hace pensar en la conocida premonición del salmista: “Gusano soy y no hombre” (Salmo 22.6), anuncio de la pasión de Cristo que recuerdo haber escuchado en las liturgias de mi juventud

Gusano soy y no hombre. Salmo 22.6. Portico entrada de la Iglesia de Barbençon. Foto R.Puig

Gusano soy y no hombre. Salmo 22.6. Portico entrada de la Iglesia de Barbençon. Foto R.Puig

Lobbes

Por la tarde decidimos ir a Lobbes (no lejos de la ciudad fortificada de Thuin) a visitar su colegiata

La Colegiata de Lobbes . Foto R.Puig

La Colegiata de Lobbes . Foto R.Puig

La colegiata de Saint-Ursmer es la más antigua iglesia de Bélgica. Data del siglo XI y ha mantenido en esencia su sobrio estilo carolingio, incólume hasta hoy, no obstante su vinculación con la poderosa abadía de Lobbes y la destrucción de los edificios y propiedades del rico establecimiento monacal por las tropas francesas en 1794.

La Colegiata de Lobbes. Cripta   . Foto R.Puig

La Colegiata de Lobbes. Cripta . Foto R.Puig

La visita daría para mucho pero me limitaré a especular sobre lo que las lápidas de tres de sus abades medievales (en especial una de ellas), cinceladas en el siglo XVI y obra de un escultor anónimo, representan de forma magistral.

Estas losas sepulcrales sufrieron durante varios siglos las pisadas de los fieles por el pavimento del interior de la iglesia hasta su remoción y posterior emplazamiento en las paredes de la cripta.  Dos de ellas son de mármol negro, probablemente procedente de Golzinne, en la región de Macy, cerca de Namur, de unas canteras bajo tierra que ya excavaban los romanos.

La Colegiata de   Lobbes .  Tumba de San Dodón Abad. Foto R.Puig

La Colegiata de Lobbes . Tumba de San Dodón Abad. Foto R.Puig

Una pátina gris las recubre. Pero los fieles que se frotan contra una de ellas para curar sus enfermedades de la piel (la que dicen representa a San Dodón abad, cuyo rostro en mármol blanco incrustado sobre el negro tiene la nariz rota) mantienen al descubierto el negro profundo del mármol “negro belga”, que es hoy el más caro y escaso de Europa.

La Colegiata de  Lobbes .  Tumba de abad. Foto R.Puig

La Colegiata de Lobbes . Tumba de abad. Foto R.Puig

En el muro opuesto hay otra losa. Sus bajorrelieves revelan, así como en la otra, la extraordinaria maestría del escultor o escultores tardo góticos que los esculpieron.

La Colegiata de Lobbes.  Tumba de abad. Foto R.Puig

La Colegiata de Lobbes. Tumba de abad. Foto R.Puig

Son los de esta última los que más me han sorprendido e intrigado.

La Colegiata de Lobbes .  Tumba de abad. Detalle. Violencia bélica. Foto R.Puig

La Colegiata de Lobbes . Tumba de abad. Detalle. Violencia bélica. Foto R.Puig

Sus escenas de violencia y de muerte sin duda encierran un mensaje y, según un benévolo guía del lugar, quieren describir la situación de conflictos cruentos, incluso entre los mismos monjes, que al nuevo abad pacificador, para cuya tumba se diseñó, le había legado el mal gobierno de su antecesor.

La alegoría de la muerte era bastante habitual como memento mori, si bien esta me parece muy original, sobre todo en el detalle de los enormes gusanos que se arrastran sobre los huesos del esqueleto, aún cubierto de restos de piel y carne

Colegiata de  Lobbes.  Tumba de abad. Detalle. Corrupción tras la muerte. Foto R.Puig

Colegiata de Lobbes. Tumba de abad. Detalle. Corrupción tras la muerte. Foto R.Puig

No sé lo que mis lectores pensarán de alguno de los cuadros de esta obra de arte que he seleccionado, alusivas a la navegación, como esta carabela en medio de las olas

La Colegiata de   Lobbes .  Tumba de abad. Detalle. A merced de las olas.Foto R.Puig

La Colegiata de Lobbes . Tumba de abad. Detalle. A merced de las olas.Foto R.Puig

que parece llevarnos a otros mundos allende el océano. ¿Rumbo a las Indias?

Pues aunque no sea original la representación de los vientos que soplan con fuerza, sí los es el que aparezcan asociados a una figura simiesca que recuerda la del mono en los códices pre-hispánicos de Mesoamérica y en la escultura azteca

La Colegiata de  Lobbes.  Tumba de abad. Detalle. Alegoría de los vientos y posibles ídolos amerindianos. Foto R.Puig

La Colegiata de Lobbes. Tumba de abad. Detalle. Alegoría de los vientos y posibles ídolos amerindianos. Foto R.Puig

donde Ozomatli, alias Ehécatl, era el dios de los ciclones que arrebataba a los hombres sus posesiones

El mono Ozomatli de la iconografia azteca. Fuente Prezi.com

El mono Ozomatli de la iconografia azteca. Fuente Prezi.com

Ehécatl - Ozomatli. Fuente Prezi. com

Ehécatl – Ozomatli. Fuente Prezi. com

Ozomatli. fuente prezi.com

Ozomatli. Fuente Prezi.com

Además hay otra que recuerda en su perfil y en su tocado a los de algunos sacerdotes mayas y caciques de los códices pre-hispánicos o a los curacas de algunas crónicas de la conquista de América

La Colegiata de    Lobbes.  Tumba de abad. Detalle. Posible cacique o sacerdote mesoamericano. Foto R.Puig

La Colegiata de Lobbes. Tumba de abad. Detalle. Posible cacique o sacerdote mesoamericano. Foto R.Puig

Fisionomia azteca. Fuente newmedia.ufm.edu

Fisionomia azteca. Fuente newmedia.ufm.edu

Perfil maya. Fuente hispanoart.blogspot

Perfil maya. Fuente hispanoart.blogspot

¿Pudo ser que el escultor de la lápida, al servicio de la Abadía de Lobbes, tuviese acceso en la biblioteca a alguno de los códices aztecas o mayas o a crónicas ilustradas de la conquista de América, de los que circulaban por la Europa del siglo XVI? Si pudiese descifrar tranquilamente la orla de textos latinos que, en apretados caracteres góticos, llenan los márgenes de la lápida, pudiera ser que surgiera alguna pista. Pero será par otra vez o para alguna búsqueda bibliográfica en los libros que tratan de la historia de este lugar.

También pudiera ser que algún especialista en Iconología tenga una explicación menos complicada.

Codex Borgia page 59. Biblioteca Vaticana. Wikipedia Commons.

Codex Borgia page 59. Biblioteca Vaticana. Wikipedia Commons.

No se debe olvidar que los territorios en que se encontraba la Abadía de Lobbes formaban parte del imperio de Carlos V y que los vericuetos por los que no pocos códices acabaron en las bibliotecas y archivos europeos pasaban por los equipajes que conquistadores, monjes y misioneros traían o enviaban desde América.

Codice maya de Dresde.

Códice maya de Dresde.

Frente al número de códices que, como es notorio, quemaron los conquistadores por juzgarlos idólatras, seguramente hubo muchísimos más, así como figuras en piedra o terracota, que fueron materia de un comercio lucrativo y de obsequios exóticos y prestigiosos entre nobles, príncipes y abadías.

Estas imágenes no dejan de sorprenderme. No sería extraño que el admirable escultor que las cinceló por encargo de los abades de Lobbes hubiera encontrado inspiración en los fondos de la biblioteca de los monjes y accedido a algunos códices, más tarde dispersados por los invasores franceses que, bajo el mando del general Louis Charbonniere, destruyeron esta abadía y la de Aulnes en 1794. Ese oficial de los ejércitos de la Convención fue un hábil negociante y un notorio beneficiario de sus propias demoliciones y rapiñas. Si bien, más de un siglo antes, las tropas de Luis XIV y del Cardenal Mazarin ya se habían empleado a fondo en el pillaje de la abadía.

La abadía de Lobbes en el siglo XVIII. Fuente wikipedia

La abadía de Lobbes en el siglo XVIII. Fuente wikipedia

Seneffe

Para terminar la jornada decidimos dar una vuelta por el Chateau de Seneffe, al que no volvía desde hace bastantes años, en cuyo parque hay actualmente una exposición de las habituales formas gigantes del escultor Mauro Staccioli, casi todas en acero corten.

Chateau de Seneffe. Espiral. Mauro Staccioli. Foto R.Puig

Chateau de Seneffe. Espiral. Mauro Staccioli. Foto R.Puig

Lo que no suele repetir es la ubicación de cada una de ellas, elegida por el escultor en armonía con el emplazamiento dentro del paisaje.

Lo hace de tal manera que, se miren desde donde se miren, nos ofrecen una visión diferente del juego de sus simetrías con la arquitectura del palacio y las perspectivas de su parque y de las alineaciones de césped, árboles y estanques

Seneffe. Flecha de Mauro Staccioli. Foto R.Puig

Seneffe. Flecha de Mauro Staccioli. Foto R.Puig

A pesar de los nubarrones que se estaban acumulando, quisimos llegar hasta el fondo de estos vastos espacios, en pos de los efectos visuales de las esculturas de Staccioli.

La consecuencia es que nos sorprendió una fortísima tormenta y nos calamos hasta los huesos, pero pagamos ese tributo sabiendo que merecía la pena. Al menos no nos cayó un rayo, lo que podía haber ocurrido porque los truenos nos acompañaron durante buena parte del remojón.

Chateau de Seneffe. Elipse. Mauro Staccioli. Foto R.Puig

Chateau de Seneffe. Elipse. Mauro Staccioli. Foto R.Puig

Emprendimos la vuelta a Barbençon ansiando una ducha caliente, ropas secas y un tazón de leche humeante que nos iban a sacar el frío del cuerpo.

Seneffe. Cono de Mauro Staccioli bajo la lluvia. Foto R.Puig

Seneffe. Cono de Mauro Staccioli bajo la lluvia. Foto R.Puig


Pilane: escultura y divertimento campestre

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Visitantes. Pilane 2014.  Foto R.Puig

Visitantes. Pilane 2014. Foto R.Puig

He paseado por las praderas y sobre las rocas de Pilane en busca de las esculturas que cada año son sabiamente instaladas en estos campos de la costa occidental de Suecia. Y, no crean que deliraba,  la visita la hice en compañía de Immanuel Kant. Tan es así que, durante todo el recorrido desde Gotemburgo, disertó sin descanso sobre  la oposición entre la obra de arte (que tiene por objetivo la belleza perseguida y razonada libremente) y el efecto de lo bello en la naturaleza; entre el pensamiento que dirige la creación artística y unas armonías que son independientes del hacer humano.

Dijo muchas más cosas, pero eso es lo que ahora recuerdo.

No obstante, tras aparcar la furgoneta, descendió dócilmente de las cimas de su metafísica del juicio estético y, dejando de lado su universo rococó, se calzó unas botas de guardabosque para, acto seguido, acompañarme en mi paseo entre los caprichos escultóricos de Pilane.

La hermosura del día radiante de fin de verano en la isla de Tjörn que nos tocó en suerte sacó a Immanuel de sus cavilaciones, al menos por unas horas De repente estaba totalmente relajado y de buen ánimo.  No sé si fueron las latas de cerveza y el bocata de salami, previos a la visita,  pero parecía dispuesto a divertirse como un niño entre juguetes nuevos.

Pilane 2014

Claro que, nada más empezar,  tuve que explicarle al filósofo de Königsberg lo que son unas señales de tráfico y un paso de cebra.

Liberados. Jan Järlehed. Suecia. Pilane 2014. Foto R.Puig

Liberados. Jan Järlehed. Suecia. Pilane 2014. Foto R.Puig

Lo del sonajero gigante de Brío fue un poco más difícil, por la similitud que tiene con las jaulas, claro que con menos colores, que usaban algunos absolutistas prusianos para poner en la picota a los delincuentes y disidentes.

Recuerdo. Jan Järlehed. Suecia. Pilane 2014. Foto R.Puig

Recuerdo. Jan Järlehed. Suecia. Pilane 2014. Foto R.Puig

Menos mal que cerca había unas ovejas de lo más común. Aunque sospecho que Kant era más dado a analizar el concepto de cordero que a tocar su lana y dudo que en su infancia le llevasen a la granja escuela.

Ovejas junto a las sillas elefante de Ylva Kullenberg.Suecia. Pilane 2014. Foto R.Puig

Ovejas junto a las sillas elefante de Ylva Kullenberg.Suecia. Pilane 2014. Foto R.Puig

Pero, en fin, demos por supuesto que tuvo que ver ovejas por las calles de su ciudad natal, dado que yo mismo vi circular los rebaños por el paseo de la Castellana de Madrid dos siglos más tarde.

¿Y elefantes? Esos seguro que los debió de ver en los tratados de zoología que no debieron de faltar en su biblioteca de la universidad.

Sillas elefante. Ylva Kullenberg.Suecia. Pilane 2014.  Foto R.Puig

Sillas elefante. Ylva Kullenberg.Suecia. Pilane 2014. Foto R.Puig

Nos sentamos en estas butacas-elefante para tomarnos un respiro.  No quiero bajar la guardia no sea que se me ponga malo. Así que le observo por el rabillo del ojo. Me parece que está pensando en quitarse la peluca.

Finalmente, lo ha hecho. ¡Se ha guardado la blanca peluca dieciochesca en el bolsillo de su levita! Puede que la visión del mono sudoroso y pensativo  (rodin simiesco) le haya quitado la vergüenza, observo que es bastante calvo.

Monkey. Laura Ford. GranBretaña.Bronce. Pilane 2014. Foto R.Puig

Monkey. Laura Ford. GranBretaña.Bronce. Pilane 2014. Foto R.Puig

Ahora nos estamos acercando a una escultura titulada Los días del juicio. ¡Kant ríe a la vista de estos reflexivos híbridos que dan vueltas y vueltas por la pradera! ¡Caigo en la cuenta! ¡Es evidente que estamos ante una obra de profundo sentido kantiano!

¡No! He de decir a los responsables de la exposición que la obra, digan lo que digan, no se refiere al juicio final. A lo que se refiere es a ese círculo interminable al que nuestra facultad de juzgar nos obliga sin descanso, como borricos de una noria.

Días de juicio. Laura Ford. GranBretaña. Bronce.  Pilane 2014. Foto R.Puig

Días de juicio. Laura Ford. GranBretaña. Bronce. Pilane 2014. Foto R.Puig

Pero -no salgo de sorpresas- lo que en realidad parece hacerle gracia a Immanuel no es el carácter metafísico de nuestro destino… Mientras mastica unos cacahuetes que le ofrecí cuando estábamos con la escultura del mono, me dice:

Son como los académicos de Königsberg cuando nos atormenta una pregunta filosófica

Tras esta delicada confidencia nos sentimos como viejos compinches ¡aquí al sol, a la luz y al aire de los campos de Pilane!

Autorretrato de una turbulencia interior.  Jacob Dahlgren. Suecia. Acero. Pilane 2014. Foto R.Puig

Autorretrato de una turbulencia interior. Jacob Dahlgren. Suecia. Acero. Pilane 2014. Foto R.Puig

Así que, antes de brincar hacia la roca donde se alza un gran chupa-chups amarillo, me pide que le sujete un momento la mochila para quitarse la levita.

¡Kant se me ha quedado en tirantes!  ¡Sí señor, este es mi filósofo!

¿Al fin y al cabo que tendría de malo que cuando escribía su Crítica de la facultad de juzgar lo hubiese hecho en calzoncillos (largos)?

En la subida nos detenemos bajo la sombra de un tiburón cuyas facetas cambian de color y de reflejos.  Mientras damos vueltas a su alrededor tengo que explicarle a mi amigo de toda la vida lo que es el acero inoxidable. Insisto en que, aunque parezca hecho de espejos, el tiburón no es en absoluto de vidrio.

Tiburón.  Xavier Veilhan. Francia. Acero inoxidable. Pilane 2014.  Foto R.Puig

Tiburón. Xavier Veilhan. Francia. Acero inoxidable. Pilane 2014. Foto R.Puig

No está demasiado convencido, así que da unos saltitos para intentar tocarlo, pero no lo consigue. Me parece que no está en forma. ¡Demasiado trabajo sedentario!

¡Por fin hemos llegado a la esfera amarilla! Esta también es de acero pero esmaltado!

Autorretrato de una turbulencia interior.  Jacob Dahlgren.  Suecia.  Acero. Pilane 2014. Foto R.Puig

Autorretrato de una turbulencia interior. Jacob Dahlgren. Suecia. Acero. Pilane 2014. Foto R.Puig

Exclama:

¡Me gusta! ¡Me gusta!

Pero de repente, cae en la cuenta de lo que acaba de decir y murmura:

Claro que eso del gusto es un afrancesamiento… Los filósofos alemanes, yo en particular, sostenemos que para comprender el arte hay que dejarse de frivolidades y profundizar, profundizar, sí, profundizar…

¡La clave está en el juicio, en la subjetividad del juicio estético que, no obstante, es de validez universal…

Yo le miro preocupado pues parece que ha vuelto a las andadas, aunque, bien mirado, me da la impresión de que ha pillado una insolación. Así que recupero la peluca y se la encasqueto de nuevo sobre la calva, mientras le tiendo una botella de agua mineral.

¡Uff! He logrado parar la crisis,  justo cuando acabamos de llegar a las planchas de colorines de la escultura más elevada.

Rectangulos horizontales y la conciencia de la perfeccion.  Jacob Dahlgren.  Suecia. Aluminio lacado. Pilane 2014. Foto R.Puig

Rectangulos horizontales y la conciencia de la perfeccion. Jacob Dahlgren. Suecia. Aluminio lacado. Pilane 2014. Foto R.Puig

El aire del mar que corre por aquí arriba le está haciendo bien. ¡Menuda responsabilidad la que me ha caído! ¡El futuro de la Filosofía moderna depende de mí!

¡Sobre todo que no vaya a dar un traspiés!

Por la pasarela. Pilane 2014.  Foto R.Puig

Por la pasarela. Pilane 2014. Foto R.Puig

En el descenso se empeña en acomodarse un rato en la butaca de bronce que amuebla el estanque entre las rocas.

Rincon de lectura. Claes Hake. Suecia. Bronce y plástico. Pilane 2014.  Foto R.Puig

Rincon de lectura. Claes Hake. Suecia. Bronce y plástico. Pilane 2014. Foto R.Puig

Me siento a su lado y nos tomamos un bocadillo de queso de oveja con tomate para alejar los pensamientos abstrusos.

Abajo percibimos una estructura abstracta de cables blancos, algo así como un cruce de pentagramas de rayas y rayos que invita a declamar el do re mi.  ¡Me parece que está silbando por lo bajini una marcha prusiana!

Rayas. Xavier Veilhan. Francia. Acero inoxidable.  Pilane 2014.  Foto R.Puig

Rayas. Xavier Veilhan. Francia. Acero inoxidable. Pilane 2014. Foto R.Puig

Es buena señal. Definitivamente me parece que el autor de la Crítica de la razón pura se ha identificado ya con este lugar, donde la libertad creativa del juego escultórico contemporáneo se combina con la belleza irracional de una naturaleza sin aprioris.

¡Se está divirtiendo!

Cuando llegamos al amasijo verde intestino de uno de los escultores habituales de Pilane, Kant se para pensativo y me dice:

¿Podrías sacarle una foto? Quiero llevársela a Federico Guillermo. Creo que le va a gustar.

Para una vez que salgo de viaje, si vuelvo sin algún recuerdo se puede poner chinche. Ya sabes que cuando le da por censurar a los ilustrados…

¡A ver si así me deja escribir lo que me dé la gana!

Yo, naturalmente, tiro de cámara y le respondo:

¡Eso está hecho!

Así que ésta es la foto que se llevó Immanuel a Königsberg para dársela a su káiser, la de la escultura más rococó de todo el parque

Versus. Tony Cragg. GranBretaña. Bronce.  Pilane 2014. Foto R.Puig

Versus. Tony Cragg. GranBretaña. Bronce. Pilane 2014. Foto R.Puig

¿No me creen? ¿Tengo que jurarlo por los muertos de Pilane?

Nada más fácil porque sin darnos cuenta estamos frente a los monolitos dispuestos en círculos  que señalan el emplazamiento de numerosas  tumbas colectivas que datan de la Edad del Hierro.

Enterramientos circulares. Pilane.  Foto R.Puig

Enterramientos circulares. Pilane. Foto R.Puig

Pero no quiero detenerme, si nos paramos aquí se va a poner de nuevo en tesitura metafísica. Así que le tiro de la levita y lo alejo de las tumbas.

Bedtime Boy.  Laura Ford. GranBretaña.Bronce. Pilane 2014. Foto R.Puig

Bedtime Boy. Laura Ford. GranBretaña.Bronce. Pilane 2014. Foto R.Puig

Acelero también el  paso frente a la escultura del alienígena en bata y pijama no sea que se me ponga de nuevo meditativo

Pero lo que le despierta de verdad es una conversación que sorprendemos entre una  bella y una oveja.  ¡Sí! ¡Una rubia visitante está tratando de convencer a una lanuda ovina de que se haga un selfie con ella!

¿Y qué me dice Kant mientras observa la escena? Transcribo nuestra conversación:

Immanuel: Es bello todo lo que sin concepto reconocemos como objeto de una satisfacción necesaria

Yo: ¿Qué me quieres decir maestro?

Immanuel: Ya veo que no tienes una mente metafísica.  Te lo simplifico para que me entiendas.  Lo que quiero decirte es que en el arte el entendimiento está al servicio de la imaginación

Para mis adentros pienso que en este caso no es el arte lo que le interesa. Todos estos circunloquios son para confesarme que quiere una instantánea de la bella turista en conversación con la oveja

Aquí he de pedir permiso a la chica para tomar la foto que me pide Kant.

La joven me mira extrañada cuando le presento al filósofo (¡resulta que es estudiante de Filosofía!). Aprensiva, le da la mano a Immanuel y accede a que le tome la foto para nos vayamos pronto,  no sea que resultemos ser unos locos peligrosos (sobre todo el de la peluca y los tirantes rococó)

Conversacion. Pilane 2014.  Foto R.Puig

Conversacion. Pilane 2014. Foto R.Puig


Cuando el otoño prolonga el verano

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El árbol ausente. Foto R.Puig

El árbol ausente. Foto R.Puig

Dans la forêt sans heures

On abat un grand arbre.

Un vide vertical

Tremble en forme de fût

Près du tronc étendu.

.

Cherchez, cherchez, oiseaux,

La place de vos nids

Dans ce haut souvenir

Tant qu’il murmure encore.

.

Jules Supervielle, Le Forçat innocent, Mes légendes, 1930

.

En el bosque sin horas

Derriban un gran árbol.

Un vacío vertical

Tiembla en forma de fuste

Cerca del tronco tendido.

.

Buscad, pájaros, buscad

El sitio de vuestros nidos

En ese alto recuerdo

Mientras todavía susurra.

.

Jules Supervielle, el Forzado inocente, Mis leyendas, 1930

(Jules Supervielle, Vivir y quehacer del poeta, Pre-Textos, 2009, Traducción y edición de Ramón Puig de la Bellacasa)

Paseando sin prisas

Podría haber titulado esta crónica “el elogio de la pereza”, porque se me han ido quedando en el tintero asuntos enjundiosos mientras el domingo se acerca. Así que los aparco y compongo hoy una crónica ligera con las imágenes de tres recientes paseos.

El título es el adecuado, pues aunque los colores ya son otoñales, las temperaturas y el sol del verano parecen tener dificultades para marcharse.

Otoñal. Foto R.Puig

Otoñal. Foto R.Puig

Hay un estanque de nenúfares (näckrosdammen) cerca de casa y, en sus alrededores, frondosas arboledas  y suaves declives verdes por el que afloran como lomos grises de hipopótamo las moles de granito sobre las cuales se asienta la ciudad.

Los bancos que lo rodean son perfectos para enfrascarse en un libro.

Lectura. Foto R.Puig

Lectura. Foto R.Puig

Presidiendo el parque infantil a orillas del estanque hay un grupo escultórico del pintor y escultor finlandés Wäinö Aaltonen (1894-1966).  Aunque no dispongamos de caballos nos comunica su serena invitación a pasear sin prisas

Vamos de paseo.  Escultura de Wäinö Aaltonen.  Foto R.Puig

Vamos de paseo. Escultura de Wäinö Aaltonen. Foto R.Puig

Observando a los habitantes del estanque deslizarse sin urgencias sobre el agua, la sensación de calme et volupté se refuerza. Así que a ritmo de pato continuaremos la gira por los alrededores

A ritmo de pato. Foto R.Puig

A ritmo de pato. Foto R.Puig

No lejos de ahí, junto a la Escuela de Artes Escénicas, hay una notable escultura en acero lacado que varía de forma a medida que damos la vuelta en torno a ella

Incantatio. Roland Borén 1992. Foto R.Puig

Incantatio. Roland Borén 1992. Foto R.Puig

Saliendo de la zona, algún alumno de bellas artes (corriente conceptual) ha decidido transformar una señal de tráfico para advertirnos de lo peligroso que es cruzar los pasos de cebra (sobre todo por el riesgo de ser arrollados por un ciclista)

Que no te pille un coche. Foto R.Puig

Que no te pille una bicicleta. Foto R.Puig

Sin preocuparse demasiado por ello, unas mellizas van pasito a paso por la avenida

Se nos escapa el tranvía. Foto R.Puig

Se nos escapa el tranvía. Foto R.Puig

Para contraste, por los canales del centro de la ciudad hay quienes bogan enérgicamente.

Rema rema que llegamos tarde al cine. Foto R.Puig

Rema. rema, que llegamos tarde al cine. Foto R.Puig

Nosotros sin apuros, el día se presta a alargar la caminata.

Pasar el puente (Göta älvbron)

Como el tiempo invita a ello con brisa suave y temperaturas de quitarse la cazadora, mi paseo me lleva ahora a subir a pie por el puente sobre el Göta hasta la zona de los viejos muelles y la parte de Älvstranden y Eriskberg

Por el puente. Foto R.Puig

Por el puente. Foto R.Puig

Desde lo alto puedo apreciar con calma lo que cuando circulo en autobús se me escapa

Desde el puente.  Foto R.Puig

Desde el puente. Foto R.Puig

Incluidos los vetustos amarres que no tardarán en desaparecer con las obras jubilares que se anuncian para el cuarto centenario de la ciudad.

Debajo del puente. Foto R.Puig

Debajo del puente. Foto R.Puig

El viejo depósito de gas me dicen que se cubrirá de colores y ya se están barajando ideas para darle algún uso de carácter socio-cultural

Desde el  puente. Foto R.Puig

Desde el puente. Foto R.Puig

Paseo por muelles en desuso del Frihamn.  La visión del Lipstick corresponde bien al apodo de este edificio. Forma parte desde hace algunas décadas del skyline de Gotemburgo y recuerda a las construcciones con piezas de Lego

El lipstick. Foto R.Puig

El “lipstick”. Foto R.Puig

Por Lindholmen hay quien se hace a la mar

El tiempo es propicio. Foto R.Puig

El tiempo es propicio. Foto R.Puig

E insectos gigantes montan guardia junto al dique seco

Insectos. Foto  R.Puig

Insectos. Foto R.Puig

Cerca de la escuela de ingeniería no sabemos si lo que emerge de las aguas es la idea de una iglesia o un missil listo para despegar

Cohete o iglesia. Foto R.Puig

Cohete o iglesia. Foto R.Puig

En un muelle de la Älvstranden hay quien ha echado amarras

Aparcamiento. Foto R.Puig

Aparcamiento. Foto R.Puig

No muy lejos, la enorme estructura naranja de la grúa puente de los antiguos astilleros preside, como recuerdo de otras épocas, los nuevos barrios de esta orilla de Gotemburgo

En los muelles de Eriksberg. Foto R.Puig

En los muelles de Eriksberg. Foto R.Puig

Los balcones no desentonan

Balcones de Eriksberg. Foto R.Puig

Balcones de Eriksberg. Foto R.Puig

En la costa

Y como la tarde es templada nos vamos con el termo de café a dar un paseo junto al mar.

Luz de tarde de otoño. Foto R.Puig

Luz de tarde de otoño. Foto R.Puig

Aunque sea la época, no se puede retirar nada de lo que esta reserva natural nos presenta y, en todo caso, aunque las setas se pudieran recolectar, no faltan las que parecen advertirnos: “admírame pero no me comas”

La seta y el mar. Foto R.Puig

La seta y el mar. Foto R.Puig

No lejos de esa seta, no son hongos sino plantas (de los pies) las que emergen tras una roca

Yoga frente al mar. Foto R.Puig

Yoga frente al mar. Foto R.Puig

Y, colorín colorado, el paseo se ha acabado.

 

 


Detalles de Madrid

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Cristobal.  Foto R.Puig

Cristobal. Foto R.Puig

Para Manolo

Estoy de visita en Madrid, sólo por dos días más.

El lector me perdonará que esta semana no haya podido elaborar alguno de los temas que esperan en mi cartera de futuros.

Sin embargo, al hilo de mis paseos en familia, la cámara que siempre llevo en una cartuchera prendida del cinturón ha seguido moderadamente activa.

Este mico seráa pintor. Foto Dimitris Papadopoulos

Este mico será pintor. Foto Dimitris Papadopoulos

Gracias a ello abro hoy esta especie de crónica batiburrillo con la imagen de un alevín de pintor que gatea junto a la tumba de Goya en la capilla de San Antonio de la Florida, la que que alberga esos frescos deslumbrantes en los que condensó su genio.

Al otro lado del paseo se alza su estatua

Don Francisco. Foto R.Puig

Don Francisco. Foto R.Puig

El río de Madrid

Río Manzanares.  Foto R.Puig

Río Manzanares. Foto R.Puig

El río Manzanares finge profundidades,

dispone balcones para los pescadores

Esperando a los pescadores. Foto R.Puig

Esperando a los pescadores. Foto R.Puig

o asiste al idilio de la columna y el árbol

Idilio. Foto R.Puig

Idilio. Foto R.Puig

Botánica

Algunas de mis capturas fotográficas proceden de los invernaderos magníficos y luminosos de la “Casa de Vacas, junto a la “Casa del Reloj”, no lejos de los parques del Madrid Río en las riberas del Manzanares y parte del antiguo matadero, recuperados para la cultura y el esparcimiento.

Nunca dejan de sorprendernos esos cactus (oriundos de Méjico) que en su perfecta geometría son viva demostración de la teoría de fractales

Echinocactus grusonii. Invernaderos de la Casa de las Vacas. Foto R.Puig

Echinocactus grusonii. Invernaderos de la Casa de las Vacas. Foto R.Puig

En otro orden de cosas, las patas –perdón, quise decir las raíces- de algunas plantas del trópico, podrían inspirar relatos de metamorfosis

Pandanus utilis. Invernaderos de la Casa de las Vacas. Foto R.Puig

Pandanus utilis. Invernaderos de la Casa de las Vacas. Foto R.Puig

Apariencias

Puestos a buscar transformaciones, no faltan en Madrid los trampantojos que transforman los muros de la ciudad.

En lugar de un muro así

El patio trasero. Foto R.Puig

El patio trasero. Foto R.Puig

hay, a pocos pasos, otro así

Trampantojos. Calle de la Montera. Madrid.Foto R.Puig

Trampantojos. Calle de la Montera. Madrid.Foto R.Puig

En la Casa Museo de Joaquín Sorolla

Del mural urbano damos un salto a los jardines de la que fue casa de Joaquín Sorolla, adonde vienen a inspirarse artistas que pintan al aire libre.

Hay quien ha llegado desde Hawai, como es el caso de Kyoko Ishigami

Venirse de Hawai para pintar en España. Foto R.Puig

Venirse de Hawai para pintar en España. Foto R.Puig

Con su caballete encontramos también a un Sorolla en miniatura, en una vitrina de su estudio, junto a una reproducción de la Venus de Cherchell

Sorolla en su vitrina. Foto R.Puig

Sorolla en su vitrina. Foto R.Puig

A pocos pasos, ondean la túnica al viento de la Victoria de Samotracia y los ropajes luminosos de sus paseantes de playa

Ropajes al viento. Foto R.Puig

Ropajes al viento. Foto R.Puig

Una de las muchas esculturas de tradición clásica que coleccionaba, en este caso en el jardín del museo, parece representar  a un muchacho con un odre

Trajín. Foto R.Puig

Trajín. Foto R.Puig

que orina discretamente

Protegiéndose. Jardín de Museo Sorolla. Foto R.Puig

Museo Sorolla.          Foto R.Puig

Otra de las esculturas de su colección, en la que fue su mansión y su lugar de trabajo, se recorta bajo un luminoso ventanal

Ventanal. Museo Sorolla Foto R.Puig

Ventanal. Museo Sorolla Foto R.Puig

Luz y perfiles

Registro siluetas del cielo de Madrid, sobrevolando la calle de Alcalá

Caballos en el cielo.Foto R.Puig

Caballos en el cielo.Foto R.Puig

y en la misma calle, ya cerca de la Puerta del Sol

Se salva la fachada. Foto R.Puig

Se salva la fachada. Foto R.Puig

o en su confluencia con la Gran Vía

El ángel del atardecer. Foto R.Puig

El ángel del atardecer. Foto R.Puig

Las barandillas del edificio de un antiguo banco, cuyas entrañas se están demoliendo aunque la fachada se va a conservar, se recortan en los vanos de sus balcones, como si innumerables cuencas vaciadas de sus ojos se abrasasen en luz y polvo

Balcones a la intemperie.  Foto R.Puig

Balcones a la intemperie. Foto R.Puig

….

Termino por hoy con el callejón y la fachada de la casa, viva y bien conservada, en la que nací

La casa donde nací. Foto R.Puig

La casa donde nací. Foto R.Puig



Fisionomías (XIV): Rostros y figuras del Reino de Ife (Nigeria y Benin)

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Cabeza de un Ooni. Aleación de cobre. ss.XV a XVI. NCMM. Lagos. Foto R.Puig

Cabeza de un Ooni. Aleación de cobre. ss.XV a XVI. NCMM. Lagos. Foto R.Puig

 Esculturas de la civilización Yoruba en los museos de Nigeria

He visitado recientemente la exposición “Obras maestras de África – la historia del Reino de Ife” en el Museo de las Culturas del Mundo en Gotemburgo, donde he podido abandonarme a la fascinación de sus legendarias fisionomías y figuras en metal, terracota o piedra.

Ife, ciudad del suroeste de Nigeria, fue en siglos pasados una ciudad estado, sede de la dinastía de los Ooni (reyes) y centro de la civilización Yoruba. Su cultura se extendió también a lo que es hoy la vecina República de Benin.

Cabeza coronada. Aleación de cobre. ss.XV a XVI. NCMM. Lagos. Foto R.Puig

Cabeza coronada. Aleación de cobre. ss.XV a XVI. NCMM. Lagos. Foto R.Puig

La fertilidad del valle en el que está situada favoreció la prosperidad del reino e hizo posible el progreso en la fundición y cincelado de metales, en particular de las aleaciones a partir del cobre y las técnicas del vidrio (perlas de cristal).

De la mitología de esa civilización se deriva una jerarquía tradicional que se sitúa entre el Otro Mundo, el del Creador, y el Mundo de lo que no es humano.

Figura de un rey. Aleación de cobre. s.XV. NCMM. Lagos. Foto R.Puig

Figura de un rey. Aleación de cobre. s.XV. NCMM. Lagos. Foto R.Puig

De modo y manera que la sociedad y su equilibrio de poderes se ordenaban según tres niveles:

I     El de los espíritus, ancestros y dioses (Òrisa)

II    y las dos categorías de los seres humanos vivientes:

(1) los que saben (y se ornan con perlas de cristal de varios colores): los reyes, reinas, ancianos y jefes, los sacerdotes, adivinos y herboristas, los iniciados y quienes hacen las máscaras;

(2) los ignaros: los extranjeros, los no iniciados, los niños.

Pomo de un cetro. Aleación de cobre. ss.XV a XVI. NCMM. Lagos. Foto R.Puig

Pomo de un cetro. Aleación de cobre. ss.XV a XVI. NCMM. Lagos. Foto R.Puig

Cada estrato tiene su figuración propia en las esculturas que los arqueólogos han ido desenterrando durante los últimos cien años y que conforman la impresionante colección de la  National Commission for Museums and Monuments (NCMM) de Nigeria.

La escultura en metal y en piedra

La técnica de la cera perdida aplicada a la fundición en cobre produjo piezas de una extraordinaria calidad, en general reservadas para las figuras y útiles de los dos niveles superiores. Así como las joyas hechas con perlas multicolores de vidrio, de las cuales Ife fue un centro de producción y de comercialización más allá de sus territorios. Poseerlas y exhibirlas era un signo de status político social.

Máscara que representa al Ooni Obalufun II. Cobre. ss.XV a XVI. NCMM. Lagos. Foto R.Puig

Máscara que representa al Ooni Obalufun II. Cobre. ss.XV a XVI. NCMM. Lagos. Foto R.Puig

Las fisionomías son de un realismo sereno con finos detalles en el tratamiento del metal, como son las escarificaciones que recorren los rostros y son típicas de las prácticas culturales de la antigüedad yoruba e identificadores de la comunidad de pertenencia.

Figura de siervo o mensajero. Aleación de cobre. ss.XVII a XVIII. NCMM. Lagos. Foto R.Puig

Figura de siervo o mensajero. Aleación de cobre. ss.XVII a XVIII. NCMM. Lagos. Foto R.Puig

Esa serenidad puede alterarse cuando se representan personajes de estrato inferior,

sobre todo si se trata de condenados o prisioneros

Pomo de un cetro con cabeza de condenado. Aleación de cobre. ss.XV a XVI. NCMM. Lagos. Foto R.Puig

Pomo de un cetro con cabeza de condenado. Aleación de cobre. ss.XV a XVI. NCMM. Lagos. Foto R.Puig

También se esculpía la piedra, como es el caso en la figura de Idena, la guardiana del camino hacia el santuario de Ore, el dios de la caza

Figura de Idena. Piedra. ss.XIII a XVI. NCMM. Lagos. Foto R.Puig

Figura de Idena. Piedra. ss.XIII a XVI. NCMM. Lagos. Foto R.Puig

Terracotas

Las obras en terracota se caracterizan por un mayor naturalismo aunque anteceden en varios siglos a la aparición de los trabajos en aleaciones del cobre

Cabeza. Terracota NCMM. Lagos. Foto R.Puig

Cabeza. Terracota NCMM. Lagos. Foto R.Puig

También estan presentes en la exposición las representaciones de animales en tierra cocida

Cabeza de elefante. Terracota. ss.XIII a XVI. NCMM. Lagos. Foto R.Puig

Cabeza de elefante. Terracota. ss.XIII a XVI. NCMM. Lagos. Foto R.Puig

Cabeza de perro. Terracota. ss.XIII a XVI. NCMM. Lagos. Foto R.Puig

Cabeza de perro. Terracota. ss.XIII a XVI. NCMM. Lagos. Foto R.Puig

o las situaciones de enfermedad o anomalía, en este caso no sabemos bien con qué significado y si era con finalidades mágicas o rituales

Figura masculina con elefantiasis escrotal. Terracota. ss.XIII a XVI. NCMM. Lagos. Foto R.Puig

Figura masculina con elefantiasis escrotal. Terracota. ss.XIII a XVI. NCMM. Lagos. Foto R.Puig

No faltan tampoco en terracota las figuras de extranjeros preparados para el sacrificio

Cabeza de extranjero destinado al sacrificio.  Terracota. s. XVI. NCMM. Lagos. Foto R.Puig

Cabeza de extranjero destinado al sacrificio. Terracota. s. XVI. NCMM. Lagos. Foto R.Puig

También se modelaban las figuras destinadas a los altares de los santuarios o de los hogares y las figuras de orisas, ancestros o personajes reales

Cabeza coronada. Terracota. ss.XII a XV. NCMM. Lagos. Foto R.Puig

Cabeza coronada. Terracota. ss.XII a XV. NCMM. Lagos. Foto R.Puig

Cabeza de mujer de familia real. Terracota. ss.XIII a XV. NCMM. Lagos. Foto R.Puig

Cabeza de mujer de familia real. Terracota. ss.XIII a XV. NCMM. Lagos. Foto R.Puig

Las fisionomías en terracota son particularmente emocionantes por su calidez, textura y tratamiento de las formas.

Cabeza.  Terracota. NCMM. Lagos. Foto R.Puig

Cabeza. Terracota. NCMM. Lagos. Foto R.Puig

Cabeza. Terracota.   NCMM. Lagos. Foto R.Puig

Cabeza. Terracota. NCMM. Lagos. Foto R.Puig

Cabeza. Terracota. NCMM. Lagos. Foto R.Puig

Cabeza. Terracota. NCMM. Lagos. Foto R.Puig

Se supone además que el modelado en arcilla, como en la África de hoy, estaba a cargo de las mujeres, mientras el trabajo con metales estaba reservado a artistas varones.

Figura equestre. Aleación de cobre. ss. XVIIa XVIII.NCMM. Lagos. Foto R.Puig

Figura equestre. Aleación de cobre. ss. XVIIa XVIII.NCMM. Lagos. Foto R.Puig

Arquero. Detalle. Aleación de cobre. ss.XV a XVI. NCMM. Lagos. Foto R.Puig

Arquero. Detalle. Aleación de cobre. ss.XV a XVI. NCMM. Lagos. Foto R.Puig

Algo que, finalmente, hay que tener en cuenta es que las esculturas de la civilización de los yorubas eran policromadas. Nos haría falta un esfuerzo de la fantasía para imaginar cuál era su verdadero aspecto.

Obalufon. ss.XVII a XIX. NCMM. Lagos. Foto R.Puig

Obalufon. ss.XVII a XIX. NCMM. Lagos. Foto R.Puig

Conclusión

No obstante tratarse de rostros llegados de un mundo y de una sociedad organizada de forma tan distinta a las nuestras, pasé más de dos horas moviéndome entre todas estas presencias, capturado por una sensación de actualidad y de ruptura de tiempos, como si el espesor de los siglos y de las distancias geográficas se hubiera disuelto y estos rostros fuesen los mismos de muchos afroamericanos y no pocos afroeuropeos que viven hoy en día en los territorios de la civilización occidental.

Los seres humanos, sus expresiones, la dignidad o las penas que sus fisionomías pueden expresar y el arte recoger no han cambiado. A los treinta y cinco millones de hombres y mujeres de ascendencia yoruba los podemos hoy encontrar no sólo en el África Occidental, sino  a diario en las calles de Europa y América, en particular en Brasil, Cuba, Haití y los Estados Unidos.

A través de qué vicisitudes, esclavitudes y exilios se han afincado por el mundo, eso daría para muchos capítulos.


Fisionomías (XV): tallas tradicionales de comunidades del África Central

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Mascara del pueblo Yaka. Colección Fernando Cardenal. Foto R.Puig

Mascara del pueblo Yaka. Colección Fernando Cardenal. Foto R.Puig

Dedicado a Fernando y Gloria, a quienes debo esta crónica

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Del Reino de Ife al arte popular del África Central

La entrada del domingo pasado nos transportó cinco o más siglos atrás, a un mundo legendario en tierras africanas que son hoy parte de Nigeria y de la República de Benin. Eran obras pertenecientes a una civilización monárquica muy jerarquizada, próspera, y técnica y culturalmente sofisticada. Metal, cerámica y piedra eran los materiales utilizados por los artistas de aquella África legendaria.

Hoy damos un salto en el tiempo y tenemos la oportunidad de contemplar una muestra de lo que con materiales más modestos pero con no menor destreza crearon otros artistas africanos varios siglos más tarde. Se trata de un arte popular con funciones propias dentro de las comunidades en que nace.

Y ello se debe a que he tenido el placer de visitar a mi buen amigo el Dr. Fernando Cardenal, que desde enero de 1961 y durante dos largas décadas fue médico en varios países del África Central,  principalmente en los que antes formaron parte del Congo Belga y del Congo Francés.

Con tal ocasión he tenido además el privilegio de admirar la importante colección de obras de arte popular que durante los años en que allí ejerció su profesión fue pacientemente reuniendo. Él es además el autor de la rigurosa información que esta crónica contiene

Los creadores de estos objetos suelen ser artistas al servicio de los reyes y los jefes de tribu y también hechiceros y curanderos.  Tras cumplir su misión, las figuras hechas con una finalidad mágica son desacralizadas por el hechicero, dejan de tener valor y pueden ser destruidas o vendidas.

La colección se compone de máscaras rituales, fetiches, estatuas-retrato de antepasados o de personajes que han dejado huella en la vida de la tribu, y también  armas y objetos de uso, que hoy son de interés etnográfico.

Casi todas las piezas son anteriores a la época de las independencias de esos países (las décadas de los cincuenta y los sesenta del siglo XX), ya que durante las guerras de descolonización y las guerras civiles y tribales que estallaron por entonces se produjeron muchas destrucciones.

Están perfectamente catalogadas y, junto con la importante biblioteca y archivo documental que completan la colección, son de gran valor para los estudiosos de las sociedades africanas tradicionales y de su arte popular.

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Máscaras

Mascara denominada Tshifwebe. Colección Fernando Cardenal. Foto R.Puig

Máscara denominada Tshifwebe. Colección Fernando Cardenal. Foto R.Puig

Máscara de contorno oval con cresta y surcos horizontales pintados alternativamente de blanco y rojo, ojos saltones y perforados para que el portador pueda ver por ellos. Tocado de rafia. Es un tipo de máscara llamada Tshifwebe perteneciente a una sociedad secreta de mujeres del pueblo Songye, que habita en la región sudeste del Congo-Kinshasa. (Catálogo FC-JLO)

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Mascara Tshifwebe. Colección Fernando Cardenal. Foto R.Puig

Máscara Tshifwebe. Colección Fernando Cardenal. Foto R.Puig

Variante de la máscara Tshifwebe anterior. Contorno oval con estrechamiento a nivel de las mejillas y ensanchamiento en el mentón. A lo largo de todo el contorno tiene pequeños orificios para pasar por ellos cuerda que sujete un amplio tocado de rafia que se ha perdido. (Catálogo FC 410)

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Mascara del pueblo Suku.  Colección Fernando Cardenal. Foto R.Puig

Máscara del pueblo Suku. Colección Fernando Cardenal. Foto R.Puig

Máscara de color claro, de rasgos finos, con cresta de varios niveles y por abajo collarín de rafia. Pertenece al pueblo Suku, que habita en la región del suroeste del Congo-Kinshasa, entre los pueblos Yaka y Pende.(Catálogo FC 47)

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Mascara denominada Muyembo. Pueblo Pende.  Colección Fernando Cardenal. Foto R.Puig

Máscara denominada Muyembo. Pueblo Pende. Colección Fernando Cardenal. Foto R.Puig

Máscara llamada Muyembo, de cejas unidas, pómulos salientes, boca que hace mueca escéptica o despectiva y tocado de tela aterciopelada y de rafia. Procede de la aldea Tumbi del pueblo Pende, región del suroeste del Congo-Kinshasa. (Catálogo FC 764)

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Mascara de anciano.  Colección Fernando Cardenal. Foto R.Puig

Máscara de anciano. Colección Fernando Cardenal. Foto R.Puig

Máscara de anciano vista de perfil. Nariz algo respingona, dientes limados en pico y amplia sotabarba. El borde está agujereado a trechos para pasar la cuerda que sostenía la rafia que se ha perdido. Apenas se ve grabada en la frente la cruz característica de este pueblo (sin relación ninguna con la cruz cristiana). (Catálogo FC 427)

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Mascara llamada Tshiongo. Pueblo Tshokwe. Colección Fernando Cardenal. Foto R.Puig

Máscara llamada Tshiongo. Pueblo Tshokwe. Colección Fernando Cardenal. Foto R.Puig

Máscara llamada Tshiongo, de color sepia claro, cejas juntas, nariz algo respingona, tocado de piel de mono de pelaje negro y blanco y de rafia. Pertenece al pueblo Tshokwe, territorio de Tshicapa en la región centro-sur del Congo-Kinshasa.  (Catálogo FC 426)

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Mascara del pueblo Yaka. Colección Fernando Cardenal. Foto R.Puig

Máscara del pueblo Yaka. Colección Fernando Cardenal. Foto R.Puig

Máscara de cara alargada pintada en blanco ligeramente azulado, ojos saltones con contorno azulado. Debajo de los ojos hay sendos agujeros por los que el portador de la máscara puede ver. Tocado de tela y rafia.  Pertenece al pueblo Yaka, que habita en la región  del suroeste del Congo-Kinshasa,  frontera con Angola. (Catálogo  FC-JLO)

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Fetiches

Fetiche Teke para guardar sustancias mágicas.  Colección Fernando Cardenal. Foto R.Puig

Fetiche Teke para guardar sustancias mágicas. Colección Fernando Cardenal. Foto R.Puig

Pequeño fetiche de 10 cm de altura, tallado en madera, conteniendo en su interior substancia mágica cubierta con una mezcla de barro y alquitrán natural.  Pertenece al pueblo Teke, que habita las orillas del río Congo, cerca de Kinshasa y de Brazzaville. (Catálogo FC 16).

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Fetiche del pueblo Bakongo.  Colección Fernando Cardenal. Foto R.Puig

Fetiche del pueblo Bakongo. Colección Fernando Cardenal. Foto R.Puig

Pequeño fetiche de 10 cm de altura representando un prisionero atado de pie a dos estacas clavadas en el suelo, con materia mágica en el interior del tronco recubierta de barro y un trozo de tela. Procedente del pueblo Bakongo en la zona occidental del Congo-Kinshasa. (Catálogo FC 19)

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Gran fetiche del pueblo Songye. Colección Fernando Cardenal. Foto R.Puig

Gran fetiche del pueblo Songye. Detalle. Colección Fernando Cardenal. Foto R.Puig

Gran fetiche del pueblo Songye de la región del Kassai oriental, en el este del Congo-Kinshasa.  Altura 90 cm. Madera, cobre, cuentas de vidrio, cuerno, etc. (Catálogo  FC 169)

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Retratos y escenas de lo cotidiano

Alumbramiento. Detalle de la partera y la parturienta con su madre que la sostiene. Pueblo de los Basala  Mpasu. Colección Fernando Cardenal. Foto R.Puig

Alumbramiento. Detalle de la partera y la parturienta con su madre que la sostiene. Pueblo de los Basala Mpasu. Colección Fernando Cardenal. Foto R.Puig

Talla en madera dura de 70 cm de longitud, recubierta de fino polvo de teca con cinco personajes representando una escena de un parto. En la foto se aprecian la parturienta sentada en el suelo entre las piernas de su madre y la partera que sostiene la cabeza del niño. Pertenece al pueblo de los Basala  Mpasu, que habita en la región del centro-sur del Congo-Kinshasa. (Catálogo FC 130).

Alumbramiento. Pueblo de los Basala Mpasu.  Colección Fernando Cardenal. Foto R.Puig

Alumbramiento. Pueblo de los Basala Mpasu. Colección Fernando Cardenal. Foto R.Puig

Esta foto de la misma talla muestra el grupo al completo y se puede apreciar, detrás de la madre, la presencia de otras dos mujeres que, al son de una especie de silbato y de un instrumento de percusión, marcan el ritmo para que la parturienta puje.

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Retrato de un antiguo rey del pueblo Kuba. Colección Fernando Cardenal. Foto R.Puig

Retrato de un antiguo rey del pueblo Kuba. Colección Fernando Cardenal. Foto R.Puig

Retrato en madera de un antiguo rey del pueblo Kuba. Procede del taller de la aldea real Moshenge, lugar de residencia del rey, en la región del Kassaï, Congo-Kinshasa.  Altura 83 cm. (Catálogo  FC 1)

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Epílogo

Todo lo aquí expuesto es una breve selección de una colección, amplísima y extraordinaria, fruto de la labor de un médico que dedicó casi toda su carrera a servir a los africanos y que es un amante de las culturas de África. A su catalogación han ayudado expertos del Museo Nacional de Antropología, que ya patrocinó anteriormente su exposición en varias ciudades de España.

Este blog sólo cumple con ser una modesta caja de resonancia de la obra admirable y anónima de los artistas que tallaron estas obras. Es también un homenaje al amigo que las recogió y las ha conservado, librándolas de una más que probable desaparición.


Fisionomías (XVI): Los dientes y la representación del mal en la obra de Miguel Ángel. Un estudio revelador del Profesor Marco Bussagli

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Portada del libro del Profesor Marco Bussagli

Portada del libro del Profesor Marco Bussagli

A mediados de noviembre, mientras tomaba un café en la cantina de la Stadsbibliotek de Gotemburgo, hojeando Le Monde me topé con el nombre de Marco Bussagli, mi profesor y amigo durante mi año de estudios de Arte en Italia.

La crónica del corresponsal de Le Monde en Roma, Philippe Ridet, comenzaba así:

Marco Bussagli, historiador y profesor de Anatomía Artística de la Academia de Bellas Artes de Roma, contaba y recontaba en vano, no había lugar para la duda. Encaramado, un día de diciembre de 1996, sobre el andamiaje que ceñía la pared del Juicio Final de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina, entonces en plena restauración, ha visto que varios personajes presentaban una dentadura particular. En lugar de cuatro incisivos como todo el mundo, tenían cinco. Una anomalía que los odontólogos llaman “mesiodens”, o sea un diente suplementario entre los dos incisivos maxilares centrales

(NB: Nadie se había puesto a pensar sobre este fenómeno, hasta que Maurizio Rossi le hizo notar en 1986 el diente supernumerario de uno de los diablos del Juicio Final, al que el restaurador de la Sixtina no dio particular importancia, pero que desde aquel momento intrigó a Marco Bussagli y le condujo a seguir tirando del hilo. Aunque ya agradeció anteriormente en un artículo de marzo del 2005 la observación de Rossi,  lo hace de nuevo en las páginas 122 y 123 de su libro)

Continúa la reseña de Le Monde:

Han pasado más de veinte años desde este descubrimiento sorprendente. Veinte años para preguntarse por qué Ludovico Buonarroti Simoni (1475-1564) llamado Michelangelo había decidido añadir un diente a algunos de sus retratos. La aparición en octubre del libro de Marco Bussagli representa a la vez la suma de sus reflexiones y el desenlace de su investigación

(Bussagli, Marco, I denti di Michelangelo, Milano, Ed. Medusa, 2014, 175 páginas, de las que 28 están dedicadas a utilísimas notas y valiosa bibliografía, ISBN 978-88-7698-312-2)

A mí me faltó tiempo para conseguir el libro vía internet y leerlo con detenimiento y admiración.

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I denti di Michelangelo o la polisemia de un rasgo anatómico

Sibila de Delfos Capilla Sixtina. Detalle del mesiodiente

Sibila de Delfos Capilla Sixtina. Detalle del “mesiodens”

Tras haberlo leído dos veces y  a pesar de su dimensión reducida este ensayo se da a la fuga por todos lados; son muchas las derivaciones y las pistas que abre al  estudio de la personalidad, las preocupaciones, el pensamiento y el itinerario atormentado, pasional, sensual y espiritual de Miguel Ángel, como hombre y como artista, como pintor, como escultor, como poeta, como esteta, como amante secreto o platónico;  a su conciencia cristiana, su sentimiento de culpa, sus creencias, sus oscilaciones entre la desesperación de la predestinación y la esperanza de la gracia; a sus preferencias teológicas, sus veneraciones, sus desilusiones.

Ya tenía yo un poco olvidada la  larga vida y la extensa obra de Miguel Ángel que fueron como un vórtice que absorbía y reflejaba su compleja y turbulenta época. Bien lo resume Marco Bussagli al estudiar la aparición del quinto incisivo en una larga serie de fisionomías de las obras del genio toscano, recorriendo las más de cinco décadas que nos llevan desde el Cristo muerto de la Pietà del Vaticano, esculpido cuando era veinteañero (1497-1499), hasta la Crucifixión de San Pedro de la Capilla Paolina de Roma, que acabó a los 75 años (1545-1550).

Bussagli analiza sistemáticamente la nada casual presencia del mesiodens en frescos y dibujos de Miguel Ángel, así como en la Pietà del Vaticano, poniéndola en relación con las diversas circunstancias de la vida del artista y demostrando, mediante la comparación con otros arcos dentarios normales que aparecen en su obra, su intencionalidad y su polisemia. Para ello aborda las posibles concepciones filosóficas, médico-anatómicas,  gráficas y teológicas que motivaron su inserción del quinto incisivo en toda una serie de creaciones entre 1499 y 1550.

El libro parte de una premisa, la de que Miguel Ángel ocultó esta decisión iconográfica, y abre así un fascinante campo de investigación, desgranado en cinco temas.

Vesalius. De Humani Corporis Fabrica. 1543. Portada

Vesalius. De Humani Corporis Fabrica. 1543. Portada

I       La cuestión anatómica y  la correspondencia entre la idea de belleza y la de la simetría de las estructuras del cuerpo humano, en Vitruvio y Leon Battista Alberti o en la “fabrica” de Vesalio (De Humani Corporis Fabrica), y las relaciones de Miguel Ángel con médicos anatomistas de la época que señalaron la anomalía del quinto incisivo, como Realdo Colombo (De Re Anatomica) de quien fue amigo, o su conocimiento de los escritos del cirujano Michele Savonarola (Practica Major), tío de Gerolamo Savonarola, el famoso predicador, teólogo y líder toscano, a quien admiró y conoció el artista.  Es significativo que en las portadas de los tratados de Vesalio y de Colombo aparezca Miguel Ángel participando en una disección. De ello se deriva el conocimiento que ciertamente tuvo el artista de la anomalía odontológica del mesiodens.

Realdo Colombo De Re Anatomica 1559. Portada

Realdo Colombo. De Re Anatomica 1559. Portada

II     El tratamiento iconográfico del quinto incisivo desde los primeros dibujos de Miguel Ángel como metáfora del mal y del pecado. Bussagli rastrea sus fuentes literarias (Dante Alighieri) y gráficas (Andrea di Buonaioto), conocidas del artista desde joven, que probablemente explican su empleo de las anomalías de los dientes como figuración o signo del mal en sus varias modalidades.

Personje con mesiodiente. Escena de la serpiente de bronce. Capilla Sixtina.

Personje con mesiodiente. Escena de la serpiente de bronce. Capilla Sixtina.

III     La abundante presencia en la Bóveda de la Sixtina (1508-1512) de personajes de la historia de la humanidad antes de Cristo con el quinto incisivo como señal de que, al no haberles alcanzado la redención, vivieron ante gratiam y estaban irremediablemente marcados por el pecado original.

En este capítulo van desfilando varios personajes de la Biblia o del paganismo con la anomalía en la boca. Quienes, por el contrario, representan anticipadamente la historia sub gratia muestran una dentadura armónica

Sibila de Delfos Capilla Sixtina.

Sibila de Delfos y el mesiodens. Capilla Sixtina.

Es un elemento más del ambicioso despliegue de Miguel Ángel que, como es sabido, estructuró los frescos de la bóveda  de toda la Capilla Sixtina siguiendo la división de la historia de la humanidad en tres grandes etapas de Gioachinno da Fiore (1130-1202). Miguel Ángel  se había familiarizado con esa concepción, muy popular en la teología medieval,  a partir de varias fuentes que recuerda Bussagli, como la obra de Dante  (que tanto influyó en sus Rimas y en diversos motivos de su obra), las predicaciones de Girolamo Savonarola  en Florencia, o sus intercambios con Egidio da Viterbo en Roma. La bóveda de la Sixtina las recorre todas, desde el Génesis a la acción salvífica de Cristo y el Juicio Final.

El Juicio Final. Miguel Angel. Capilla Sixtina

El Juicio Final. Miguel Ángel. Capilla Sixtina (1537-1541)

IV      El quinto incisivo en la pared del Juicio Final (1537-1541) es quizás el que mejor resume la pasión teológica, y el estado de contrición y angustia existencial de Miguel Ángel. A este respecto, el libro no olvida que en las intensas Rimas de Miguel Ángel se detectan alusiones al simbolismo de los dientes en la Divina Comedia y en la Biblia. Y es en los frescos del Juicio Final de la Sixtina donde puede decirse que culmina este proceso de alusiones iconográficas al mal original simbolizado por el mesiodens, que se repiten en condenados, esqueletos y diablos.

Craneo con quinto incisivo. Juicio Final. Ilustración M.Bussagli

Craneo con quinto incisivo. Juicio Final. Ilustración M.Bussagli

Ha hecho falta un trabajo de veinte años de paciente investigación de Marco Bussagli para catalogarlos e interpretarlos a la luz del pensamiento del debate sobre la predestinación, que fue piedra de escándalo y conflicto en las pugnas teológicas de la época y una de las causas del cisma protestante. Hoy nos resulta difícil comprender que se muriese por ello y que el ponerse de un lado o del otro implicase a menudo graves riesgos.

Los condenados de la barca de Caronte. Juicio Final

Los condenados de la barca de Caronte. Juicio Final

No puedo resumir aquí el recorrido que hace el autor del libro por las principales polémicas religiosas de la época y por los autores antiguos y contemporáneos que servían para fundar o impugnar las varias concepciones al respecto (San Pablo, Pelagio, San Agustín, Santo Tomás de Aquino, Dante, Lutero, Erasmo, Juan de Valdés, el Círculo de Viterbo y Vittoria Colonna, Calvino, Gaspar Contarini, el autor del “Beneficio de Cristo”,  Reginal Pole, Paulo III, Paulo IV, etc.).

Lateral izquierdo de los condenados del Juicio Final

Lateral izquierdo de los condenados del Juicio Final

Como bien recuerda Bussagli en su análisis, Miguel Ángel no sólo veneraba con amor platónico y admiración intelectual a la patrocinadora del Círculo de Viterbo, Vittoria Colonna (1492-1547), sino que comulgaba con las ideas de reforma conciliante de sus integrantes, que serían, a la conclusión del Concilio de Trento (1545-1563), declaradas heréticas.

Vittoria Colonna. Marquesa de Pescara (1492-1547)

Vittoria Colonna. Marquesa de Pescara (1492-1547)

Bussagli no zanja la cuestión, pero piensa que Miguel Ángel usó el mesiodens como signo de distinción entre condenados y bienaventurados, pronunciándose simbólicamente por las ideas del Círculo de Viterbo. No en vano es un Cristo temible quien envía a los infiernos a los condenados, con un gesto que ya en la época escandalizó por su aire inmisericorde.  No era prudente decantarse por la idea de la predestinación (el servo arbitrio) cuando ya empezaban a arrojarse  acusaciones de heterodoxia contra las posiciones luteranas.

Miguel Angel. Juicio universal. El antro diabolico

Miguel Ángel. Juicio universal. El antro diabólico

El artista, prudentemente, ni siquiera a los discípulos más cercanos les reveló ese signo esparcido por las paredes de la Sixtina.  Tan es así, que, como señala Bussagli,  la enorme copia del Juicio Final de Marcello Venusti (bien cercano a Miguel Ángel),  realizada en 1548, ignora los numerosos dientes anómalos, cuya presencia corrige sistemáticamente.

V      El mesiodens del Cristo de la Pietà del Vaticano (1498-1499) y la cuestión del pecado original y su redención por la muerte del Hijo de Dios. El espectacular descubrimiento de Marco Bussagli del quinto incisivo en el Cristo de esta escultura juvenil de Miguel Ángel (tenía veinticuatro años cuando la realizó) y su luminoso análisis forman el ápice de esta magnífico estudio del profesor de la Academia de Bellas Artes de Roma, que demuestra que el pensamiento y las preocupaciones teológicas que mueven la iconografía religiosa del maestro toscano no son cosa de su vejez, como se ha estado diciendo, sino que parten de vivencias y reflexiones muy tempranas.

Pietà de Miguel Àngel.San Pedro. Roma. Foto R.Puig

Pietà de Miguel Àngel.San Pedro. Roma. Foto R.Puig

En este capítulo explica detenidamente cómo Miguel Ángel empezó a esculpir desde su adolescencia en el Jardín de San Marcos de Florencia, inspirado por la notable colección de esculturas antiguas que los Medici habían reunido allí, y como por entonces pudo acceder al Libreto de la Doctrina Cristiana, manual muy popular escrito por San Antonino (1389-1459) que había sido prior del convento de San Marcos, en el cual la importancia del cuerpo de Cristo que asume los pecados del mundo es un aspecto cardinal. También conoció las enseñanzas de Savonarola y probablemente pudo ver la edición de su Predica dell’arte del ben morire (1495) que se abre con una xilografía que Bussagli reproduce, en la que el diente del mal truena en el centro de la arcada dentaria del demonio.

Practica dell arte del bene morire

Portada del sermón de la Practica dell arte del bene morire de Girolamo Savonarola. Detalle

Así pues:

Miguel Ángel pudo tener modo de ver un ejemplo de mesiodens real en el círculo de sus conocidos, pero lo que seguramente orientó su elección fue la tradición iconográfica florentina y la predicación apasionada de Girolamo Savonarola, la cual, como ya hemos dicho, se alimentaba de las creencias populares que identificaban el pecado con la enfermedad y la deformidad, como signos de la ausencia de la Gracia divina

Quinto incisivo del Cristo muerto de la Pietà del Vaticano

Quinto incisivo del Cristo muerto de la Pietà del Vaticano. Foto M.Falciani. Fabbrica di San Pietro

De forma críptica, el quinto incisivo del Cristo en brazos de la Virgen de la Pietà del Vaticano proclama que con su muerte carga en sí mismo todos los pecados de la humanidad y su sangre libera a los hombres de la culpa original (“qui tollis peccata mundi…”).

VI     El Profesor Bussagli resume por último la evolución de las preocupaciones y de la religiosidad de Miguel Ángel entre Florencia y Roma y el recorrido “de diente en diente” de su libro:

Como se ve, la religiosidad de Miguel Ángel aparece atormentada y compleja, pero en todo caso cimentada en una inmensa cultura. El gran Buonarroti supo extraer de dentro de su propio lenguaje figurativo soluciones maravillosas y de una gran eficacia comunicativa, a condición de que se tenga la paciencia de buscarlas. Un ejemplo entre tantos es el de su autorretrato en la piel de San Bartolomé que, como la cuestión del quinto incisivo, ha permanecido oculta por siglos, dado que había escapado a gran parte de colegas, alumnos y estudiosos que han trabajado en la exégesis de las obras maestras miguelangelescas

La profundidad del pensamiento del genio toscano no es reducible a la pura ilustración del dictado teológico de otros (por muy elevado que sea) ni a la mera investigación estética. Su contribución activa, eficaz y competente que trasforma su obras en verdaderos tratados teológicos originales, en los cuales el texto escrito es reemplazado por la invención figurativa que conjuga pensamiento y belleza

El uso del mesiodens por parte del gran artista responde a la incoercible exigencia interior de Buonarroti de medirse con los grandes temas de la salvación y del pecado que han atormentado su extraordinaria existencia durante toda la vida

En definitiva el análisis de Marco Bussagli abre nuevas vías de investigación en el campo de lo que denomina la “fisiología del alma” y demuestra de nuevo su gran competencia en materia de Historia del Arte, de Iconología y de Historia de la Iglesia y de la Teología en Europa.

A título personal…

El libro de Marco Bussagli no quiere cerrar las abundantes pistas de estudio que descubre sino que invita a seguirlas. De hecho es como si nos revelase la punta visible de un iceberg en el estudio de Miguel Ángel cuando parecía que todo estaba dicho.

Así que, a partir de lo que este libro suscita, me arriesgo (seguramente sin decir nada nuevo) a apuntar algunas reflexiones de interpretación literaria y de especulación sobre las emociones de Miguel Ángel por la época de ejecución del inmenso fresco del Juicio Final.

Para ello, a las citas que de las Rimas hace Marco Bussagli  me permito yo añadir aquí las alusiones al pecado, no en general, sino al misterioso pecado propio, cuya conciencia agobia a Miguel Ángel y del que se siente incapaz de liberarse y, por el cual teme, ser condenado.

Extraigo de un estudio de Umberto Maria Milizia sobre los sonetos de Miguel Ángel (digilander.libero.it/baraballo/umilizia/SONETTI.doc) las alusiones, en algunas de las rimas (números 293, 301 y 207 de la edición de Girardi) escritas en sus vejez por el artista (entre 1555 y 1560), a lo que llama el triste hábito, forma críptica de aludir muy probablemente a su homosexualidad, entonces condenada por la teología católica y penada severamente (Savonarola condenaba la sodomía que, según él, proliferaba en la Florencia licenciosa anatematizada en sus sermones).

De hecho Milizia dice en su estudio que “propende a creer que el poeta se refiera a un modo de ser suyo y particular, vista la frecuencia con la que esta terminología aparece en su cancionero”

Carico d’anni e di peccati pieno,

E col trist’uso radicato e forte,

Vicin mi veggio a l’una e l’altra morte,

E parte ‘l cor nutrisco di veleno.

Né proprie forze ho, c’al bisogno sièno

Per cangiar vita, amor, costume o sorte (…)

Cargado de años y de pecados lleno

Y con el triste hábito arraigado y fuerte

Cerca me veo de esta y la otra muerte,

Empero el corazón alimento de veneno.

Ni fuerzas propias tengo, que tu ayuda requiero

Para cambiar vida, amor, costumbre o suerte (…)

———–

(…) Se ‘l tuo di te cortese e caro dono

Non fussi, della vita che farei?

Del mie tristo uso e dagli esempli rei,

Fra le tenebre folte, dov’i’ sono (…)

(…) Si de ti tu cortés y don querido

No hubiese ¿qué haría de la vida?

De mi triste hábito y de los ejemplos reo,

En las tinieblas densas, donde yo me encuentro (…)

Jubilo homoerotico entre los salvados. Juicio Final. Miguel Angel

Júbilo homoerótico entre los salvados. Juicio Final. Miguel Ángel

Se lungo spazio del trist’uso e folle

Più temp’il suo contrario a purgar chiede,

La morte già vicina nol concede,

Né freno il mal voler da quel ch’e’ volle (…)

Si al largo espacio del triste y loco hábito

Más tiempo para purgarlo su contrario exige,

No lo concede la muerte ya vecina,

Ni freno quiere el mal de quien lo quiere (…)

(La traducción y la negrita son míos)

A este propósito, subrayaré que, del mismo modo que no reveló a nadie la presencia del diente de la predestinación, ni su autorretrato sobre el pellejo de San Bartolomé, tampoco Miguel Ángel justificó ante nadie las manifestaciones de homoerotismo dentro del grupo de los salvados del Juicio Final.

A mi modo de ver es un ejemplo del orgullo moral a contracorriente de Miguel Ángel, que finalmente, se reivindica a sí mismo y se considera salvado y redimido de todas las diatribas de la teología, de las persecuciones condenatorias, de los anatemas y de las miserias y contradicciones flagrantes que tuvo ocasión de ver en directo durante años en la Roma de los papas del Renacimiento.

Autorretrato de Miguel Angel sobre el pellejo de San Bartolome. Juicio Final

Autorretrato de Miguel Angel sobre el pellejo de San Bartolome. Juicio Final

No sólo ironiza sobre el miserable estado al que le ha reducido el durísimo esfuerzo exigido por el fresco del Juicio Final, que le ha dejado en la sola piel, sino que deja un mensaje para la curia romana de su tiempo con su ostensible hipocresía, puritana hacia fuera y lasciva y libertina hacia dentro,  y lo hace colocando entre los que se salvan a los que la teología moral imperante condenaba como sodomitas.

Parece como si en este grandioso trabajo pictórico de su vejez quisiera resolver simbólicamente el dilema angustioso que a menudo expresó en sus rimas:

Vivo al peccato, a me morendo vivo;

vita già mia non son, ma del peccato;

mie ben dal ciel, mie mal da me m’è dato,

dal mie sciolto voler, di ch’io sono privo.

Serva mie volontà, mortal mie divo

a me s’è fatto. O infelice stato!

a che miseria, a che viver son nato!

Vivo para el pecado, para mí muriendo vivo;

lo mío ya no es vida, que es del pecado;

mi bien viene del cielo, mi mal yo me lo he dado,

por mi libre querer, del que estoy despojado.

Sierva es mi voluntad, mi dios mortal

a mí se ha hecho.  ¡Oh infeliz estado!

¡para qué miseria, para qué vivir soy nacido!

Rima 32 de la edición de Enzo Noè Girardi, Bari, Laterza, 1967 (la traducción es mía)

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Epílogo

El mesiodens reseñado por Marco Bussagli en el rostro del carcelero de la Crucifixión de San Pedro coincide con el final del trabajo pictórico de Miguel Ángel, a los setenta y cinco años, aunque siguió dibujando y diseñando.

A pesar de su avanzada edad, todavía dedicó los últimos años de su larga vida a su obra arquitectónica y a las que quizás sean sus más emocionantes esculturas.  En una de ellas se retrató como Nicodemo

La Pietà Bandini con Miguel Ángel como Nicodemo. Fuente Wikipedia

La Pietà Bandini con Miguel Ángel como Nicodemo. Fuente Wikipedia

Si tenemos en cuenta que los nicodemitas eran aquellos cristianos que fustigaba Calvino por profesar ideas protestantes sin manifestarlas abiertamente, no es del todo infundado que esta obra tenga también un mensaje oculto y un homenaje críptico a  Vittoria Colonna, fallecida precisamente en el mismo año en que Miguel Ángel acomete este trabajo, y a las ideas de Juan de Valdés que en su círculo se profesaban.

Un año antes de la muerte de la Marquesa de Pescara, el artista le había dedicado una pietà de la que se conserva el dibujo

Pietà para Vittoria Colonna. Miguel Ángel.  1546

Pietà para Vittoria Colonna. Miguel Ángel. 1546. Fuente Wikipedia

De un modo o de otro, Michelangelo Buonarroti, siguió hasta el final dejando en sus obra las propias inquietudes y mensajes, acabando su vida con el cincel en mano, como la había empezado de niño, entre los humildes scalpellini  de Settignano.

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Cronología de la obra de Miguel Ángel.

Una excelente cronología por géneros artísticos e imágenes de todas las obras se puede consultar en http://it.wikipedia.org/wiki/Opere_di_Michelangelo

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Publicaciones del Profesor Marco Bussagli:

En Italia no necesita presentación pero he creído útil presentar un listado (probablemente no exhaustivo) de los libros que, además del que estoy hoy comentando, ha publicado su autor, de muchos de los cuales hay ediciones en otros idiomas (sobre todo en inglés).

Los que están disponibles en español van en rojo y precedidos de un asterisco

1       Por un lado están los textos de Anatomía Artística, materia de la que es docente principal en la Accademia di Belle Arti de Roma:

http://www.accademiabelleartiroma.it/didattica/docenti/elenco-docenti/bussagli.aspx

M.Bussagli, Anatomia Artistica. Manuale di disegno. Il corpo nell’arte. Le ossa e i muscoli. Le proporzioni, Firenze, Giunti, 1996, ristampa 1998, ristampa aggiornata 2001.

M.Bussagli, Il nudo nell’arte. La storia. Temi e soggetti. Bellezza ed erotismo, Firenze, Giunti 1997, 1998.

M.Bussagli, Sotto pelle, Medusa, Milano 2003

M.Bussagli, Il Corpo umano. Anatomia e significati simbolici. Mondadori Electa, Milano 2005.

* El cuerpo humano, Sociedad Editorial Electa España, 2006

2       Las monografías de Historia del Arte y de Iconología:

Marco Bussagli, Antonello da Messina, 2014, formato Kindle (y Giunti Editore)

Marco Bussagli, Il paesaggio, 2014, formato Kindle (y Giunti Editore)

Marco Bussagli, Corso di disegno,  Giunti Editore, 2013

*Marco Bussagli, Miguel Angel, Giunti Editore, 2010

Marco Bussagli, Arte americana 1620-1913, 2007

Marco Bussagli, Antonello da Messina, Giunti Editore,2006

Marco Bussagli, Angeli. Origini, storie e immagini delle creature, 2006

*Ángeles : orígenes, historia e imágenes de las criaturas celestiales, Editorial Everest , 2009

Marco Bussagli, L’uomo nello spazio. L’architettura e il corpo umano,  Medusa Edizioni, 2005

Marco Bussagli, Michelangelo. Il volto nascosto nel «Giudizio». Nuove ipotesi sull’affresco della Cappella Sistina, Medusa Edizioni, 2004

Marco Bussagli, Pittura. Riconoscere gli stili, Giunti Editore, 2004

Marco Bussagli, Capire l’architettura, 2004

*Roma: arte y arquitectura  H.F. Ullmann, 2004

*Marco Bussagli, Atlas ilustrado de la arquitectura, Susaeta, 2002

Fabrizio Pesando e Marco Bussagli, Pompei. La pittura, 2003

Marco Bussagli, Escher, Giunti Editore, 2003

Marco Bussagli, Bernini, Giunti Editore,  2000

Marco Bussagli, La via dell’arte tra Oriente e Occidente, 1998

Marco Bussagli, Bruegel, Giunti Editore, 1998 y 2006

Marco Bussagli, Benozzo Gozzoli,  Giunti Editore,, 1998

Marco Bussagli, Storia degli angeli,  1995

Marco Bussagli, Piero della Francesca, Giunti Editore, 1993

3      De técnicas artísticas

Marco Bussagli, Disegno. Manuale completo, Giunti Editore, 2014

Marco Bussagli, Il disegno, Mondadori Electa, 2011

Marco Bussagli, Acrilico. Manuale completo. Materiali tecniche e realizzazioni, Giunti Editore, 2008

Marco Bussagli,  Tempera. Manuale completo. Materiali metodi realizzazioni, Giunti Editore, 2006

Marco Bussagli, Prospettiva. Manuale completo, Giunti Editore, 2004

Marco Bussagli, Ritratto. Giunti Editore, Manuale, 2004

Marco Bussagli, Fumetto, Mondadori Electa,2003


De un paseo por Birmingham.

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Birmingham. Detalle de una de las vidrieras de Edward Burne Jones en la catedral.  Foto R.Puig

Birmingham. Detalle de una de las vidrieras de Edward Burne-Jones en la catedral. Foto R.Puig

Para mis nietos

Hace una semana he vuelto de los Midlands ingleses.  El objetivo principal ha sido pasear con mis nietos y compartir tareas y veladas con sus papás.  Nada particularmente extraordinario para los que tenemos la familia en diáspora. Así que la imagen que abre la portada de hoy es lo que más le gustó a mi nieta de nuestro paseo de unas horas por la industriosa Birmingham.

Curiosamente,  en la guía turística de Inglaterra (“England for everyman”) editada por primera vez en 1933 y actualizada en 1965 por la prestigiosa firma de guías turísticas -“prácticas e históricas”- de la editorial J.M Dent & Sons Limited de Londres (“astonishingly near to perfection” según reza su solapa) no creyeron relevante hablar de Birmingham. La palabra más cercana en su copioso índice de materias es Birchington. ¿No han estado nunca en Birchington? Pues no se pierdan su selecto balneario y sus playas de arena no lejos de la desembocadura del Támesis, ni la tumba del pintor y poeta prerrafaelita Dante Gabriel Rossetti (Londres, 1828 – Birchington-on-Sea,1882), enterrado en el cementerio que rodea la iglesia del pueblo.

Lejos de esas playas, en los West Midlands, aunque la guía lo ignore, se halla el extraordinario Museo y Galería de Arte de Birmingham donde se puede admirar una de las mayores colecciones de obras de la Hermandad Prerrafaelita, varias de ellas de ese pintor que fue a morir frente al mar de Birchington en la casa de vacaciones de un amigo.

Birmingham. La fachada del Museo. Foto R.Puig

Birmingham. La fachada del Museo. Foto R.Puig

Pero quien tiene más obras expuestas en el Museo de Birmingham es Edward Burne-Jones (Birmingham 1833 – London 1898). El artista pintó también los cartones de las vidrieras que se pueden admirar en la catedral barroca, ejecutadas por su amigo William Morris (1834-1896).

Birmingham. La catedral barroca del siglo XVIII.  Foto R.Puig

Birmingham. La catedral barroca del siglo XVIII. Foto R.Puig

Birmingham. Detalle de vidriera de Edward Burne Jones en la catedral.  Foto R.Puig

Birmingham. Vidriera de Edward-Burne Jones en la catedral. Foto R.Puig

Birmingham.  Detalle de vidriera de Edward Burne Jones en la catedral.  Foto R.Puig

Birmingham. Detalle de vidriera de Edward Burne-Jones en la catedral. Foto R.Puig

Además del niño Jesús que encabeza esta crónica, a mi nieta de cinco años lo que más le gustó de nuestra visita a Birmingham fue el gran plato de fish and chips que se comió en el Old Joint Stock Pub, situado frente a la catedral.  Era en su día un banco. Hoy, en su gran salón, no se calculan dividendos, se trasiegan pintas de cerveza y se come a la inglesa.

Birmingham. Interior del Old Joint Stock Pub. Foto R.Puig

Birmingham. Interior del Old Joint Stock Pub. Foto R.Puig

Tras haber guardado en la mochila mi venerable guía, inútil para visitar la ciudad aunque deliciosamente literaria, nos guiamos por una bien reciente que me había prestado mi yerno, para apoyar nuestro paseo entre Victoria Square y el Bull Ring .

A la estatua The River de Dhruva Mistry (Gujarat, India, 1957) en Victoria Square, los naturales del lugar la han bautizado, con cierto tono misógino y puritano, como Floozzie in the Jacuzzi, ignorando que su ecléctico escultor parece haberse inspirado en los modelos clásicos de las divinidades fluviales masculinas romanas, en este caso creando una deidad-río femenina.

The River by Dhruva Mistry. Foto R.Puig

The River. Obra del escultor indio Dhruva Mistry. Foto R.Puig

Así que puede que sea un impulso previsor lo que ha determinado al escultor a escoltar a la diosa con una esfinge guardiana. Quizás ella disuada a enfermizos iconoclastas. No se sabe, a veces se empieza por las palabras y luego se pasa a los hechos.

Guardian by Dhruva Mistry. Victoria Square. Birmingham. Foto R.Puig

Guardian de Dhruva Mistry. Victoria Square. Birmingham. Foto R.Puig

Al otro lado de la plaza hay otra “deidad” integrante del panteón británico, en su caso  convenientemente vestida, como corresponde a los códigos de la época que lleva su nombre. Se trata de la Reina Victoria, en este caso envuelta en humo de suculentas fritangas.

La Reina Victoria al olor de la cebolla frita. Foto R.Puig

La Reina Victoria al olor de la cebolla frita. Al fondo el City Hall. Foto R.Puig

Y, un poco más lejos, la Chamberlain Square de trazado geométrico habilidoso y, a mi modo de ver, a pesar de los condicionantes, afortunado.

Juego de líneas en Chamberlain Square. Birmingham. Foto R.Puig

Juego de líneas en Chamberlain Square. Birmingham. Foto R.Puig

Recostado en sus escalinatas, inmortalizado en bronce, el compositor Thomas Atwood (1765-1838), que fue alumno de Mozart y uno de los clásicos de la música coral anglicana, imagina partituras para siempre inconclusas

Efigie del compositor Thomas Atwood en las escalinatas de Chambertlain Square. Foto R.Puig

Efigie del compositor Thomas Atwood en las escalinatas de Chamberlain Square. Foto R.Puig

https://www.youtube.com/watch?v=lAmWl8xWmZQ  (Teach me, Oh Lord by Thomas Atwood)

Este bronce del noble músico inglés es otra de las atracciones para quien pasea con niños por Birmingham, garantizado.

En el otro extremo de la New Street, mientras se circula por la avenida peatonal entre las dos moles comerciales del Bull Ring, aparece demediada la silueta de la iglesia de San Martín, medieval en su origen y neogótica en su versión actual.

Birmingham. Saint Martin desde la avenida peatonal del Bull Ring. Foto R.Puig.

Birmingham. Saint Martin desde la avenida peatonal del Bull Ring. Foto R.Puig.

En ella se conserva, oportunamente salvada de los bombardeos de la II Guerra Mundial, otra vidriera de Burne-Jones y de William Morris, más sobria en su estilización prerrafaelita que las de la catedral.

Birmingham. Vidriera de William Morris siguiendo cartones de Burne Jones. 1877 en la iglesia de Saint Martin. Foto R.Puig

Birmingham. Vidriera de William Morris siguiendo cartones de Burne-Jones. 1877 en la iglesia de Saint Martin. Foto R.Puig

Birmingham. Detalle de la vidriera de Burne Jones y William Morries en la iglesia de Saint Martin. Foto R.Puig

Birmingham. Detalle de la vidriera de Burne-Jones y William Morris en la iglesia de Saint Martin. Foto R.Puig

Naturalmente, mi nieta también descubrió la otra versión del mismo niño.

Birmingham. Detalle de la vidriera de Burne-Jones y William Morris en la iglesia de Saint Martin.  Foto R.Puig

Birmingham. Detalle de la vidriera de Burne-Jones y William Morris en la iglesia de Saint Martin. Foto R.Puig

Y si alguno de ustedes, anduviese un día de shopping por Birmingham, lograse abrirse paso en medio de la marea humana que invade el interior del Bull Ring y levantase la mirada, podría contemplar también unas curvas arquitectónicas modernistas, en este caso las de los almacenes Selfridges.

Birmingham. Los almacenes Selfridges.  Foto R.Puig

Birmingham. Los almacenes Selfridges. Foto R.Puig

Al despedirnos de la ciudad, podemos lanzarle una última mirada desde el tren que nos lleva de retorno a Leicester.  No será tan triste y tan definitiva como la de estos emigrantes ingleses del siglo XIX, que observan los últimos perfiles de las costas de su patria, desde la nave que les transporta a Norteamérica.

Ford Madox Brown. The last of England. Detalle. Birmingham Museum. Foto R.Puig

Ford Madox Brown. The last of England. Detalle. Birmingham Museum. Foto R.Puig


Las criaturas de Tony Cragg en Gotemburgo

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Tony Cragg.  Walks of Life en Trädgårdsföreningen. Göteborg. Abril a Octubre 2015.  Foto R.Puig

Tony Cragg. Walks of Life en Trädgårdsföreningen. Göteborg. Abril a Octubre 2015. Foto R.Puig

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Para Raquel Puerta Varó y sus alumnos de Escultura en la Facultad de Bellas Artes de la UMH en Altea

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Descubrí la obra de Tony Cragg hace ya cuatro años durante mi primera visita a la isla de Tjörn, al norte de Gotemburgo, en la región del Bohuslän,  en los deslumbrantes espacios de Pilane. Dos de sus obras formaban parte de la exposición de escultura en el paisaje que cada verano organiza el Pilane Heritage Museum.

Desde entonces  he vuelto cada año y mi visita a Pilane se refleja siempre en estas páginas. Los lectores del blog quedan emplazados para la próxima cita con los escultores que este verano presentarán su obras, en medio de las praderas, enterramientos  prehistóricos y rocas modeladas en tiempos glaciares, rodeadas por rebaños de impasibles ovinos.

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Tony Cragg en el centro de Gotemburgo

Pero mi gran sorpresa de la semana ha sido descubrir tras el vallado del parque de Trädgårdsföreningen,  a cinco minutos de casa, las formas características del escultor, brillando al sol entre los árboles, cuando apenas están despuntando las yemas de sus brotes.

Tony Cragg.  Walks of Life en Trädgårdsföreningen. Vista desde el otro lado de la valla del parque.  Göteborg. Abril a Octubre 2015.  Foto R.Puig

Tony Cragg. Walks of Life en Trädgårdsföreningen. Vista desde el otro lado de la valla del parque.                              Göteborg. Abril a Octubre 2015. Foto R.Puig

El caso es que la exposición viajera Ways of Life  del artista británico afincado en Waldfrieden (Wuppertal)  que también tiene taller en la Costa Oeste de Suecia, en la isla de Tjörn, aterrizó el 14 de abril en Gotemburgo, procedente del  Madison Square Park  en New York.

Esas criaturas a medio camino entre la figuración y la abstracción, salidas de su constante búsqueda  de estructuras ocultas bajo la apariencia de las formas, brotan como troncos o rostros superpuestos,  sorprendidos en imposibles contorsiones. Inmovilizados en bronce siguen moviéndose ante nuestros ojos a medida que giramos en torno a ellos.

Dice Tony Cragg, que en su constante ejercicio del dibujo, con el que prepara la creación de todas sus esculturas, lo que ha hecho desde siempre es perseguir tenazmente las energías de lo visible y esforzarse por recrearlas con todo tipo de materiales.

Por lo que yo conozco de su obra, de su formidable taller en Wuppertal (donde cuenta con una docena de colaboradores) y de su sucursal en Tjörn siguen saliendo innumerables obras en bronce coloreado y otras producciones en metal, madera o materiales sintéticos, como resinas y yesos o sus combinaciones (por ejemplo la jesmonite).

Aunque ya no recurra a la piedra, como hizo en sus comienzos de la década de los setenta y los ochenta,

Tony Cragg.  Walks of Life en Götaplatsen.  Göteborg.  Abril a Octubre 2015.  Foto R.Puig

Tony Cragg. Walks of Life en Götaplatsen. Göteborg. Abril a Octubre 2015. Foto R.Puig

algunas de su formas actuales parecen encontrar sus raíces formativas inconscientes no sólo en el movimiento de visajes imposibles, sino también en formas pétreas, fruto de la erosión de millones de años, o en formaciones de coral y excrecencias submarinas llevadas hasta la desmesura y plantadas como raros vegetales en medio del paisaje o los jardines.

Isla de Fårö en Gotland. Rauken.  Foto R.Puig

Isla de Fårö en Gotland. Rauken. Foto R.Puig

¿La naturaleza sigue imitando al arte?

Tony Cragg.  Walks of Life en Trädgårdsföreningen.  Göteborg. Abril a Octubre 2015.  Foto R.Puig

Tony Cragg. Walks of Life en Trädgårdsföreningen. Göteborg. Abril a Octubre 2015. Foto R.Puig

A menudo, sus formas, en explosión silenciosa, se asemejan a cúmulosnimbos o a tornados tranquilos.

Tony Cragg. Walks of Life en Götaplatsen. Göteborg. Abril a Octubre 2015.  Foto R.Puig

Tony Cragg. Walks of Life en Götaplatsen. Göteborg. Abril a Octubre 2015. Foto R.Puig

Cumulonimbo. Fuente Parapentepr.com

Cumulonimbo. Fuente Parapentepr.com

O a extraños animales salidos de mundos idos.

Tony Cragg. Walks of Life en Trädgårdsföreningen. Göteborg.  Abril a Octubre 2015.  Foto R.Puig

Tony Cragg. Walks of Life en Trädgårdsföreningen. Göteborg. Abril a Octubre 2015. Foto R.Puig

En los umbrales de la primavera y a la espera del verano

Pienso que esta exposición al abierto, promovida por Lisa Brunnstrom (profesora de historia de la arquitectura y transformación urbana y directora de eventos en Trädgårdsföreningen), es una excelente apertura hacia el verano, cuando aún hay golpes de frío que nos sorprenden, y anticipa el optimismo estival escandinavo.

Tony Cragg. Walks of Life en Trädgårdsföreningen.  Göteborg. Abril a Octubre 2015.  Foto R.Puig

Tony Cragg. Walks of Life en Trädgårdsföreningen. Göteborg. Abril a Octubre 2015. Foto R.Puig

No lejos de las obras de Tony Cragg otros artistas anónimos se aplican a reparar el mundo subterráneo de la ciudad…

A la puerta de casa.   Foto  R.Puig

A la puerta de casa. Foto R.Puig

Mientras despuntan las hojas de los árboles en los parques del centro

Ya despunta. Foto R.Puig

Ya despuntan. Foto R.Puig

y aún hay nubes cuya sola visión enfría el aire…

Golpes de frío. Foto R.Puig

Golpes de frío. Foto R.Puig

los ramajes vagamente antropomórficos del escultor se han plantado en el corazón de la ciudad.

Tony Cragg.  Walks of Life en Götaplatsen.  Göteborg. Abril a Octubre 2015.  Foto R.Puig

Tony Cragg. Walks of Life en Götaplatsen. Göteborg. Abril a Octubre 2015. Foto R.Puig

proporcionando puntos de vista iméditos

Tony Cragg.  Walks of Life en Götaplatsen. Detalle. Göteborg.  Abril a Octubre 2015.  Foto R.Puig

Tony Cragg. Walks of Life en Götaplatsen. Detalle. Göteborg. Abril a Octubre 2015. Foto R.Puig

¿No recuerda este bronce, situado a las puertas del Museo de Arte de Gotemburgo a una metamorfosis de la Victoria de Samotracia?

Tony Cragg.  Walks of Life en Götaplatsen. Göteborg. Abril a Octubre 2015.  Foto R.Puig

Tony Cragg. Walks of Life en Götaplatsen. Göteborg. Abril a Octubre 2015. Foto R.Puig

En definitiva, creo que  los amantes de la escultura al aire libre tienen buenos motivos para darse un garbeo por aquí entre los meses de abril y octubre.

Tony Cragg. Walks of Life en Trädgårdsföreningen. Göteborg. Abril a Octubre 2015.  Foto R.Puig

Tony Cragg. Walks of Life en el parque de Trädgårdsföreningen. Göteborg. Abril a Octubre 2015. Foto R.Puig

No sólo les saludarán las obras de Tony Cragg. Unos pasos más y el magnífico Konstmuseet de la ciudad les aguarda.

Tres obras de Tony Cragg en Götaplatsen en su exposición Ways of Life. Göteborg.  Abril a Octubre 2015.  Foto R.Puig

Tres obras de Tony Cragg en Götaplatsen en su exposición Ways of Life. Göteborg. Abril a Octubre 2015. Foto R.Puig

Por el momento, no está de más escuchar a Tony Cragg explicando su obra y darse una paseo virtual por su fundación.


Pilane 2015. Donde la idea y la calidad de la escultura se hermanan con el paisaje

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Cambio de direccion (Moment in motion).  Bronce y acero. Detalle.  Maria Miesenberger. 2015. Foto R.Puig

Cambio de direccion (Moment in motion). Bronce y acero. Detalle. Maria Miesenberger. 2015. Foto R.Puig

Quiero compartir de nuevo mi paseo anual entre esculturas y cerca del mar en la Costa Oeste de Suecia.

Aunque la monótona repetición del llamado arte conceptual y los híbridos de un arte pop regurgitado me provoquen decir -pesimista yo- que el mercado del arte ha llevado a la escultura a sus horas más bajas, cada año, cuando vuelvo a Pilane, recupero el optimismo.

Aquí los escultores seleccionan el lugar adecuado para sus obras y las piensan para este rincón de la isla de Tjörn, en la costa del Bohuslän, en estos memorables  espacios luminosos, labrados por los glaciares y habitados desde la Prehistoria.

El Pilane Heritage Museum es fruto del amor a la escultura y a esta región de Peter Lennby, que ha sabido atraer y vincular a escultores, suecos y de otros países europeos, con estas rocas y estas praderas rodeadas por el mar, lugar idóneo para sus creaciones y construcciones en piedra, bronce, acero, aluminio y madera y otros materiales.

Versus. Bronce. Tony Cragg. Detalle. 2014. Foto R.Puig

Versus. Bronce. Tony Cragg. Detalle. 2014. Foto R.Puig

Año tras año vienen habituales como el británico Tony Cragg, se suman otros nuevos y aumenta la contribución de las escultoras, pues cinco de los nueve artistas del 2015 son mujeres.

Cambio de direccion (Moment in motion).  Bronce y acero. Maria Miesenberger. 2015. Foto R.Puig

Cambio de direccion (Moment in motion). Bronce y acero. Maria Miesenberger. 2015. Foto R.Puig

Las familias y los amantes del arte de todas las edades venimos entre mediados de mayo y final de agosto a disfrutar de sus obras, deambulando  por sus senderos como quien juega a buscar un tesoro, bajo la mirada de mayestáticas ovejas.

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El virtuosismo con el bronce de la sueca Lotta Hannerz auna la creatividad con la idea y el humor.

Worldmaker. Bronce. Lotta Hannerz 2015. Foto R.Puig

Worldmaker. Bronce. Lotta Hannerz 2015. Foto R.Puig

Worldmaker. Bronce. Detalle. Lotta Hannerz 2015. Foto R.Puig

Worldmaker. Bronce. Detalle. Lotta Hannerz 2015. Foto R.Puig

No sé si ando descaminado, pero a mí el rostro de su “creador de mundos” me recuerda a Kevin Spacey, pero más melancólico de lo corriente.

Worldmaker. Bronce. Detalle.  Lotta Hannerz 2015. Foto R.Puig

Worldmaker. Bronce. Detalle. Lotta Hannerz 2015. Foto R.Puig

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El escultor francés Bernar Venet exhibe en Pilane tres de sus obras en acero corten

Angulos. Acero corten. Bernar Venet. 2015.   Foto R.Puig

Angulos. Acero corten. Bernar Venet. 2015. Foto R.Puig

jugando con la dinámica de sus particulares geometrías y un acertado emplazamiento

Cuatro lineas indefinidas y 223.5 grados Arc x10. Acero corten. Bernar Venet.  Foto R.Puig

Cuatro líneas indefinidas y 223.5 grados Arc x 10. Acero corten. Bernar Venet. Foto R.Puig

Cuatro lineas indefinidas. Acero corten. Bernar Venet. 2010. Foto R.Puig

Cuatro líneas indefinidas. Acero corten. Bernar Venet. 2010. Foto R.Puig

bajo el cielo y frente a la luz del verano escandinavo

Angulos. Acero corten. Bernar Venet. 2015. Detalle.   Foto R.Puig

Angulos. Acero corten. Bernar Venet. 2015. Detalle. Foto R.Puig

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De las sombras del boscaje surge la figura en bronce de un naturista, obligado a serlo por el mundo de piedra de donde parece llegar, cubierta su desnudez con la sola indumentaria de su propia barba

El naturista. Bronce. Laura Ford 2012.Foto R.Puig

El naturista. Bronce. Laura Ford 2012.Foto R.Puig

Esta criatura de la británica Laura Ford ha encontrado su verde gruta vegetal en el lugar más apropiado y parece brotar del mismo suelo

El naturista. Bronce. Detalle. Laura Ford 2012.Foto R.Puig

El naturista. Bronce. Detalle. Laura Ford 2012.Foto R.Puig

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Pretéritos milenios le separan de los seres de la sueca Maria Miesenberger que parecen llegados, siempre inquietos, siempre expectantes, de una dimensión extraña

Movimiento inmovil (Standing Motion). Acero inoxidable. Maria Miesenberger. 2012. Foto R.Puig

Movimiento inmovil (Standing Motion). Acero inoxidable. Maria Miesenberger. 2012. Foto R.Puig

para atraer a los visitantes con su tácita invitación al viaje

Movimiento inmovil (Standing Motion).  Acero inoxidable. Maria Miesenberger. 2012. Foto R.Puig

Movimiento inmóvil (Standing Motion). Acero inoxidable. Maria Miesenberger. 2012. Foto R.Puig

Pero ¿hacia dónde?

Cambio de direccion (Moment in motion).  Bronce y acero. Detalle. Maria Miesenberger. 2015. Foto R.Puig

Cambio de dirección (Moment in motion). Bronce y acero. Detalle. Maria Miesenberger. 2015. Foto R.Puig

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En un escenario de abedules, Katrinne Helmersson ha plantado un arreglo arbóreo de técnica mixta, composición oriental y aire de tótem de midsommar

Ziarat. Madera, tela, acero, cobre, plata y oro. Katrine Helmersso. 2015. Foto R.Puig

Ziarat. Madera, tela, acero, cobre, plata y oro. Katrine Helmersso. 2015. Foto R.Puig

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La “casa estrecha” del austriaco Erwin Wurm es un trasplante a estas praderas donde pastan los borregos, desde la bienal de Venecia, donde se exhibió junto al Gran Canal en el 2011,

Narrow House.  Erwin Wurm 2011.Foto R.Puig

Narrow House. Erwin Wurm 2011.Foto R.Puig

Se ha inspirado, dicen, en una casa belga.

El retrete no sólo es estrecho, tampoco es adecuado para estreñidos

Narrow House. Detalle. Erwin Wurm 2011.Foto R.Puig

Narrow House. Detalle. Erwin Wurm 2011.Foto R.Puig

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Hay otro árbol, este de aluminio, que camina y se desplaza con su copa rebelde de ropa sucia.

Hulda (Arbol híbrido).  Aluminio.  Linn Grannlund. 2015. Foto R.Puig

Hulda (Arbol híbrido). Aluminio. Linn Grannlund. 2015. Foto R.Puig

Es como si a su autora, la sueca Linn Grandlund le persiguiese el hato de la colada semanal. ¿Son las camisas de su marido las que abandona con alivio en los riscos de Pilane?

Hulda (Arbol híbrido). Aluminio. Detalle, Linn Grannlund. 2015. Foto R.Puig

Hulda (Arbol híbrido). Aluminio. Detalle, Linn Grannlund. 2015. Foto R.Puig

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¿No podría haberlas depositado en uno de los cestos primitivos que otro sueco, Greger Ståhlgren, ha dejado por los alrededores?

Cesto para piedras. Piedra y hierro. Greger Stahlgren. 2015. Foto R.Puig

Cesto para piedras. Piedra y hierro. Greger Stahlgren. 2015. Foto R.Puig

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Ya que comencé mencionando a Tony Cragg, concluyo con esa obra suya que ya estaba el año pasado y que despierta inevitablemente la curiosidad de grandes y pequeños

Versus. Bronce. Tony Cragg.  Detalle. 2014. Foto R.Puig

Versus. Bronce. Tony Cragg. Detalle. 2014. Foto R.Puig

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Hablando de los peques ¿qué les parece si acabamos con un ready made, con uno de esos objetos encontrados que hacían las delicias de Marcel Duchamp?

Les juro que estaba así en Pilane, que no lo he preparado.  Algún bebé lo perdió, una mano amiga lo encontró y lo puso ahí, por si los papas volvían a buscarlo o para que yo lo fotografiase para ustedes

El descanso del chupete. Objeto encontrado. Pilane 2015. Foto R.Puig

El descanso del chupete. Objeto encontrado. Pilane 2015. Foto R.Puig


Trashumancia 2015 (II): en la Ernst Barlach Haus de Hamburgo

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Jenischpark. Hamburgo. Foto R.Puig

Jenischpark. Hamburgo. Foto R.Puig

Acababa mi crónica del domingo pasado con un rostro gótico de la Iglesia de St.Jacobi en Hamburgo.

Retablo en el altar de San Pedro. Iglesia de St. Jacobi. Hamburgo. Detalle. Foto R.Puig

Retablo en el altar de San Pedro. Iglesia de St. Jacobi. Hamburgo. Detalle. Foto R.Puig

La soñadora. Ernst Barlach. Roble. Detalle. Friso de los que escuchan 1931 a 1935.Foto R.Puig

La soñadora. Ernst Barlach. Roble. Detalle. Friso de los que escuchan 1931 a 1935.Foto R.Puig

Mi propósito era preparar el salto a uno de los museos que he visitado en esta breve visita a la ciudad: la Ernst Barlach Haus. 

Ernst Barlach Haus. Hamburgo. Foto R.Puig

Ernst Barlach Haus. Hamburgo. Foto R.Puig

Está a las afueras de Hamburgo, en el entorno sosegado y majestuoso del Jenischpark, que desciende dulcemente hacia las orillas del Elba, en Altona.

Jenischpark. Hamburgo. Foto R.Puig

Jenischpark. Hamburgo. Foto R.Puig

No muy lejos, en Wedel, quise visitar también la casa natal del escultor (Ernst Barlach Museum). Pero no me alcanzó el tiempo para acercarme hasta allí. ¡Otra vez será!

Ernst Barlach. Autorretrato al carboncillo. 1928. Catálogo de la Ernst Barlach Haus

Ernst Barlach. Autorretrato al carboncillo. 1928. Catálogo de la Ernst Barlach Haus

A Ernst Barlach (1870-1938) le tocaron tiempos terribles. Nació cuando la guerra franco-prusiana laceraba Europa. Su vida adulta transcurrió desde las vísperas de la Primera Guerra Mundial hasta el auge del nazismo y la persecución desencadenada por Goebbels contra el arte degenerado,  que arrasó con sus obras y su vida.

Hitler y Goebbels ante una escultura que parece ser de Barlach en la Exposición de Arte Degenerado

Hitler y Goebbels ante una escultura que parece ser de Barlach en la Exposición de Arte Degenerado

Creo que todo eso ayuda a entender el espíritu, tanto de su obra literaria, principalmente teatral, como el sentido de su escultura. Sus dramas acaban a menudo en el suicidio y sus esculturas parecen interpelar a un dios que se niega a sí mismo en la realidad que se supone ha creado.

Hombre en el cepo. Bronce. Detalle. Ernst Barlach. 1918. Foto R.Puig

Hombre en el cepo. Bronce. Detalle. Ernst Barlach. 1918. Foto R.Puig

Hombre en el cepo. Bronce. Ernst Barlach. 1918. Foto R.Puig

Hombre en el cepo. Bronce. Ernst Barlach. 1918. Foto R.Puig

Camino de la Ernst Barlach Haus, tras visitar la Jenisch Haus (de la que hablaré otro día), trabé conversación con un empleado ruso de esa aristocrática mansión-museo.

Mi interlocutor no parecía apreciar mucho la obra de Barlach, por considerarlo “un escultor de iglesias”.

El que predica en el desierto. Ernst Barlach. Roble. 1910. Foto R.Puig

El que predica en el desierto. Ernst Barlach. Roble. 1910. Foto R.Puig

Algo así les pasa a algunos críticos de arte.

Pero, a mí modo de ver, el hecho de haber ejecutado esculturas para algunos templos (en Lübeck hay magníficas muestras), no hace de él un escultor religioso. No es que el haberse limitado a la obra “religiosa” hubiera resultado en desdoro de sus creaciones, sino que lo que Ernst Barlach ha expresado en sus obras son los presentimientos y las ausencias de sentido de los seres humanos, la búsqueda pertinaz de salida ante todas las muertes que nos rodean y ante la última, la que siempre llega.

La pensadora. Ernst Barlach. Roble. 1910. Detalle. Foto R.Puig

La pensadora. Ernst Barlach. Roble. 1910. Detalle. Foto R.Puig

La pensadora. Ernst Barlach. Roble. 1910. Foto R.Puig

La pensadora. Ernst Barlach. Roble. 1910. Foto R.Puig

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Las raíces del expresionismo y de los tipos humanos de su escultura no son exclusivamente alemanas.

Aunque su sólida profesionalidad, adquirida en los oficios de esculpir, de modelar y de dibujar en centros de formación germánicos (Hamburgo y Dresde) expliquen la calidad exquisita de su saber hacer, modelando, tallando y vaciando al bronce (fue también un extraordinario ceramista) se detectan en su obra otras formas y otros ámbitos de la creación europea.

“Berserker”, el Guerrero furioso. Nogal. Ernst Barlach. 1910. Foto R.Puig

Hay que pensar en sus dos estancias en Francia (de 1895 a 96 y una segunda vez en 1897)

Chartres. Detalle de friso en la fachada lateral . Foto R.Puig

Chartres. Detalle de friso en la fachada lateral . Foto R.Puig

Friso de los que escuchan 1931 a 1935. Ernst Barlach. Roble. Foto R.Puig

Friso de los que escuchan 1931 a 1935. Ernst Barlach. Roble. Foto R.Puig

y en su año en la Villa Romana de Florencia (1909)

Detalle de la Cantoria del Duomo de Florencia. Luca Della Robbia

Detalle de la Cantoria del Duomo de Florencia. Luca Della Robbia

Hombre suspendido. Ernst Barlach. Carboncillo. 1912. Foto R.Puig

Hombre suspendido. Ernst Barlach. Carboncillo. 1912. Foto R.Puig

Influjos que, fundidos con su vivencia del arte medieval alemán, permiten a mi juicio entender las inconfundibles fisionomías de Barlach

El vagabundo. Ernst Barlach. Roble. Detalle. Friso de los que escuchan 1931 a 1935.Foto R.Puig

El vagabundo. Ernst Barlach. Roble. Detalle. Friso de los que escuchan 1931 a 1935.Foto R.Puig

El herido. Ernst Barlach. Roble. Detalle. Friso de los que escuchan 1931 a 1935.Foto R.Puig

El herido. Ernst Barlach. Roble. Detalle. Friso de los que escuchan 1931 a 1935.Foto R.Puig

Los pies del herido. Ernst Barlach. Roble. Detalle. Friso de los que escuchan 1931 a 1935.Foto R.Puig

Los pies del herido. Ernst Barlach. Roble. Detalle. Friso de los que escuchan 1931 a 1935.Foto R.Puig

El creyente. Ernst Barlach. Roble. Detalle. Friso de los que escuchan 1931 a 1935.Foto R.Puig

El creyente. Ernst Barlach. Roble. Detalle. Friso de los que escuchan 1931 a 1935.Foto R.Puig

El peregrino. Ernst Barlach. Roble. Detalle. Friso de los que escuchan 1931 a 1935.Foto R.Puig

El peregrino. Ernst Barlach. Roble. Detalle. Friso de los que escuchan 1931 a 1935.Foto R.Puig

El que siente. Ernst Barlach. Roble. Detalle. Friso de los que escuchan 1931 a 1935.Foto R.Puig

El que siente. Ernst Barlach. Roble. Detalle. Friso de los que escuchan 1931 a 1935.Foto R.Puig

Sin olvidar una serie de obras que tienen que ver con su breve paso por el sur de Rusia en 1906

Ciego y mujer mendicantes rusos. Ernst Barlach. 1906. Foto R.Puig

Ciego y mujer mendicantes rusos. Ernst Barlach. Gres. 1906. Foto R.Puig

Mendiga rusa. Ernst Barlach. Bronce. 1907. Foto R.Puig

Mendiga rusa. Ernst Barlach. Bronce. 1907. Foto R.Puig

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Nada más lejos del modelo ario que pretendió imponer Goebbels en el arte alemán a través de una persecución furibunda de los “artistas degenerados”, que se concretó, contra el escultor y dramaturgo Ernst Barlach, en un crudelísimo acoso personal y un derribo público del hombre y de su obra.

El refugiado. Ernst Barlach. Bronce. 1920. Foto R.Puig

El refugiado. Ernst Barlach. Bronce. 1920. Detalle. Foto R.Puig

El refugiado. Ernst Barlach. Bronce. 1920. Foto R.Puig.

El refugiado. Ernst Barlach. Bronce. 1920. Foto R.Puig.

Ernst Barlach acabó muriendo, despojado de todos los reconocimientos académicos y oficiales, interdicto de actividad creadora y académica, con la moral y la salud hundidas, en una clínica de Rostock el 24 de octubre de 1938, en vísperas de la mayor explosión de barbarie en la historia de la civilización europea.

(Al final de mi visita, la amable empleada que me ayudó a documentarme en la Barlach Haus, me explicó que probablemente su muerte fue una libre decisión, es decir un suicidio, aunque la versión oficial es que murió de infarto)

El solitario. Ernst Barlach. Roble. 1911. Foto R.Puig

El solitario. Ernst Barlach. Roble. 1911. Foto R.Puig

NOTA: Las fechas de las obras en bronce no son necesariamente las de su vaciado sino las de su modelado.



Trashumancia 2015 (III) y Fisionomías (XIX): rostros en el Tiempo en el Kunsthalle de Hamburgo

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Fachada del Kunsthalle de Hamburgo. Foto R.Puig

Fachada lateral del Kunsthalle de Hamburgo. Foto R.Puig

Mi visita a Hamburgo no habría dado para nada más si el Museo de Arte (Kunsthalle) no se hallase en proceso de reforma.

Las reformas de arquitectura y organización de los grandes museos no son una resurrección en el sentido evangélico, pero dan nuevo impulso a estas instituciones beneméritas. Algo así como ese Jesús que, usando como pértiga el lábaro de la cruz y en una forma física envidiable, se escabulle de la tumba en el cuadro del Maestro Francke (1383-1436).

Resurreccion de Cristo. Oleo sobre tabla. Meister Francke. 1424. Foto R.Puig

Resurreccion de Cristo. Oleo sobre tabla. Meister Francke. 1424. Foto R.Puig

Kuntshalle Hamburgo. Maqueta del proyecto de renovación. Foto R.Puig

Kuntshalle Hamburgo. Maqueta del proyecto de renovación. Foto R.Puig

Hasta que las obras se concluyan, lo que se visita es solamente una selección a la que se accede por un moderno edificio al costado del histórico edificio. De todos modos, como la muestra es de por sí enorme, me limito a añadir un capítulo a mi serie de Fisionomías, extraídas del Kunsthalle,

Me ha parecido útil ordenar las obras cronológicamente, para seguir de alguna manera la percepción y la representación artística del ser humano, que tanto han evolucionado en Europa, entre finales del siglo XV y primer tercio del XX. Es una muestra muy limitada, pero estas obras reflejan patrones iconográficos, técnicas y propósitos diversos en la representación del rostro.

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Los patrones iconográficos del siglo XV

Es característico de la figuración del rostro humano en la pintura centroeuropea del final de la Edad Media, con la excepción de los maestros italianos del Quattrocento, el que, anclada en los cánones góticos, reproduce las fisionomía de las emociones (pena, crueldad, llanto, etc.) según unos rictus establecidos (disposición del entrecejo, los párpados, la boca).

Entierro de Cristo. Detalle. Oleo sobre tabla. Meister Francke. 1424. Foto R.Puig

Entierro de Cristo. Detalle. Oleo sobre tabla. Meister Francke. 1424. Foto R.Puig

Se aprecia bien en las hermosas tablas del Maestro Francke (1383-1436) que posee el Kunsthalle de Hamburgo.

Entierro de Cristo. Detalle. Oleo sobre tabla. Meister Francke. 1424. Foto R.Puig

Entierro de Cristo. Detalle. Oleo sobre tabla. Meister Francke. 1424. Foto R.Puig

Martirio de Santo Tomas de Canterbury.Detalle. Oleo sobre tabla. Meister Francke. 1426. Foto R.Puig

Martirio de Santo Tomas de Canterbury.Detalle. Oleo sobre tabla. Meister Francke. 1426. Foto R.Puig

Verdugo del martirio de Santo Tomas de Canterbury. Oleo sobre tabla. Meister Francke. 1426. Foto R.Puig

Verdugo del martirio de Santo Tomas de Canterbury. Oleo sobre tabla. Meister Francke. 1426. Foto R.Puig

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Adentrándose en el s. XVI

Aunque, la maestría de lo mejores, como es el caso de Hans Holbein el Viejo (1465-1524), renovará las formas, apartándose de los estereotipos e introduciendo expresiones individualizadas.

Presentacion en el templo. Oleo sobre tabla. Detalle. Hans Holbein el Viejo 1500. Foto R.Puig

Presentacion en el templo. Oleo sobre tabla. Detalle. Hans Holbein el Viejo 1500. Foto R.Puig

Los personajes de sus cuadros tienen rostros reales, corresponden a individuos de la sociedad de su tiempo.

Presentacion en el templo. Oleo sobre tabla. Detalle. Hans Holbein el Viejo 1500. Foto R.Puig

Presentacion en el templo. Oleo sobre tabla. Detalle. Hans Holbein el Viejo 1500. Foto R.Puig

De hecho, este artista, padre de Hans Holbein el Joven (1497 ?-1543), el retratista de Erasmo, de Enrique VIII y de hombres y mujeres de la Corte de Inglaterra, se representó a sí mismo en alguno de sus cuadros y también retrató a sus hijos.

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Fisionomías del s.XVII

Ahora, me perdonarán ustedes el salto de más de cien años, pero supongo que, cuando las colecciones del museo se puedan ver completas otra vez y si la salud me acompaña, me daré otra vuelta y completaré esta modesta antología.

Lo que no puede ser considerado modesto es este extraordinario retrato firmado por Anton van Dyck (1599-1641). El retratado no tiene cara de mezclarse con plebeyos, pero parece que nos envidia y que estaría dispuesto a dejar su golilla y vestirse de trapillo, con tal de venirse a un chiringuito de las playas que tengo aquí cerca, a compartir un arroz al bogavante con nosotros. ¡Cómo destila melancolía!

Retrato de un caballero. Anton van Dyck. Oleo sobre lienzo. 1618. Kunsthalle. Hamburgo. Foto R.Puig

Retrato de un caballero. Anton van Dyck. Oleo sobre lienzo. 1618. Kunsthalle. Hamburgo. Foto R.Puig

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El cardenal Alessandro Damasceni por Bernini. Marmol. 1622 a 23. Kuntshalle. Hamburgo. Foto R.Puig

El cardenal Alessandro Damasceni (1571-1623) por Bernini. Marmol. 1622 a 23. Kuntshalle. Hamburgo. Foto R.Puig

En cuanto a este cardenal, no sé muy bien qué decir… Era nipote de Papa por parte de madre y parece que recursos no le faltaban. No sé que bocatto di cardinale habría yo podido ofrecerle, salvo que le hubiese invitado al restaurante de Quique Dacosta en Denia, lo que me obligaría a desembolsar demasiados euros y no está mi bolsillo en disposición de hacerlo. ¡Y lo mismo se me hubiera vuelto a morir a los postres de la misma congestión que le mató!

En todo caso, el busto de Bernini lo ha inmortalizado en trance de profundas reflexiones, en vísperas de su tránsito a peor vida (mejor que la de un cardenal de la época barroca no pienso que le hubiera ofrecido San Pedro) pues la fecha de ejecución del busto se solapa con la de su muerte.

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Retrato de Maurits Huygens. Rembrandt. Oleo sobre tabla.Detalle. 1632. Kunsthalle. Hamburgo. Foto R.Puig

Retrato de Maurits Huygens. Rembrandt. Oleo sobre tabla.Detalle. 1632. Kunsthalle. Hamburgo. Foto R.Puig

Este alto funcionario del Consejo de Estado en los Países Bajos, además de familiar de famoso científico holandés Christian Huygens, parece un hombre de buen humor. Bajo su poblado entrecejo, Rembrandt ha captado la campechanía de un burgués, habituado a vivir bien y a no temer las complicaciones de la Administración, en la que seguramente se movía como pez en el agua.

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 En la segunda mitad del siglo XVIII

Los estereotipos no se han extinguido con el final de la Edad Media, al menos no en la representación de este filósofo, la cartela se pregunta si no será más bien un famoso padre de la Iglesia, pues recuerda a tantas y tantas representaciones del santo de la calavera en el desierto que escribió la Vulgata -¿me siguen?- aunque, en este caso, sin el símbolo de memento mori, aunque sí con las canas desmelenadas sobre su calva e inclinado sobre un enorme mamotreto.

Filosofo. Fragonard. 1764. Oleo sobre lienzo. Detalle. Kunsthalle. Hamburgo. Foto R.Puig

Filosofo. Fragonard. 1764. Oleo sobre lienzo. Detalle. Kunsthalle. Hamburgo. Foto R.Puig

Sin embargo, considerando la obra es de Fragonard, yo pensaría más bien que este cuadro no tiene carácter religioso y que pudiera tratarse de un viejo verde enfrascado en la lectura de historias picantes…

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Siempre Goya

Retrato de Tomas Perez Estala. Goya. Oleo sobre lienzo.Detalle. 1795. Kunsthalle. Hamburgo. Foto R.Puig

Retrato de Tomas Perez Estala. Goya. Oleo sobre lienzo.Detalle. 1795. Kunsthalle. Hamburgo. Foto R.Puig

A este personaje también se le sale el alma por los ojos, o lo que se supone es el alma, es decir el rebose de una satisfacción, la de haber llegado a ser alguien en la sociedad de su tiempo, nada más ni nada menos que que Intendente de la provincia de Almadén.  No vemos aquí su porte, pues me limito a mostrar el rostro de este despiadado retrato de la mano de Goya, pero la actitud y la mirada de este funcionario me hace pensar en cómo sería la jornada laboral de sus subordinados…

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Gentes de Hamburgo

Quien no parecería haber tenido una jornada laboral excesivamente dura, es esta dama finisecular. Pero, las apariencias engañan, o quizás su trajín con los nueve hijos que tuvo de un prohombre de Hamburgo, más que desmejorar su lozanía, le infundían entusiasmo.

Retrato de Elisabeth Hudtwalcker. Jean Laurent Mosnier. Oleo sobre lienzo.Detalle. hacia 1798. Kunsthalle. Hamburgo. Foto R.Puig

Retrato de Elisabeth Hudtwalcker. Jean Laurent Mosnier. Oleo sobre lienzo.Detalle. hacia 1798. Kunsthalle. Hamburgo. Foto R.Puig

En realidad, su marido, heredero de una próspera industria de aceite de pescado, era un activo partidario de las Luces. No me cabe la menor duda, de que su querida Elisabeth también le infundía luz, al menos si creemos a la que despide este extraordinario retrato de Jean Laurent Mosnier (París 1743 – San Petersburgo 1808), pintado durante su etapa de exiliado en Hamburgo.

Disculpen si no puedo evitar el pensamiento de que eran las ventas de aceite de hígado de bacalao y de grasa de ballena de su rico marido, las que permitían comprarle a su señora los sombreros y pagar un amplio servicio doméstico, incluidas las niñeras e institutrices.

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Nos vamos al siglo XIX…

¡Y quien nos introduce es Inmanuel Kant !

Inmanuel Kant por Friedrich Hagemann. Marmol. 1801. Kuntshalle. Hamburgo. Foto R.Puig

Inmanuel Kant por Friedrich Hagemann. Marmol. 1801. Kuntshalle. Hamburgo. Foto R.Puig

Aquí no es luz lo que brota del retrato, más bien el mundo se sepulta en el cerebro del filósofo, quien parece habérselo sorbido entero a través de sus ojos.

Cuando esta efigia suya se esculpió tenía setenta y siete años y le quedaban tres de vida. Es significativo que pose sin la característica peluca con la que se le representa siempre.

Es como si ya no le hicieran falta no sólo los adornos, sino ni tan siquiera los sentidos, como si el Espacio y el Tiempo se hubieran quedado mudos en sus labios.

Su mano sin embargo seguía escribiendo, acababa de publicar la Lógica y se entretenía en el repaso de las más de 3000 páginas de apuntes que los alumnos de sus clases de Geografía habían compilado para él. Puede que cuando posaba para el escultor, soñase con aquellos mundos de ultramar que nunca visitó pero de los que disertó con detalles exóticos durante varias décadas. ¿O se estaría haciendo una de sus preguntas? ¿aquella de “qué puedo esperar?”

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¡Ay de los románticos!

Quien no deja de darnos cierta pena, es este joven pintor alemán, Philipp Otto Runge (1777-1810), de quien, como de tantos otros artistas y literatos románticos, la tuberculosis truncó una prometedora carrera, llena de innovaciones plásticas, cuando sólo tenía treinta y tres años y además había publicado su teoría de los colores (La Esfera de color), sobre la que mantuvo correspondencia con Goethe.

 Autorretrato. Philipp Otto Runge con 25 años. 1802. Oleo sobre lienzo. Detalle. Kunsthalle. Hamburgo. Foto R.Puig

Autorretrato. Philipp Otto Runge con 25 años. 1802. Oleo sobre lienzo. Detalle. Kunsthalle. Hamburgo. Foto R.Puig

La prueba de su saber hacer y de su forma diferente de retratar es el grupo de los niños de una familia de rancio abolengo, que hoy sería visto como un anticipo de un hiperrealismo de matices oníricos y secretamente inquietantes

Los niños de la familia Hülsenbeck. Philipp Otto Runge. 1805 a 1806. Oleo sobre lienzo. Kunsthalle. Hamburgo. Foto R.Puig

Los niños de la familia Hülsenbeck. Philipp Otto Runge. 1805 a 1806. Oleo sobre lienzo. Kunsthalle. Hamburgo. Foto R.Puig

Y si no lo creen, piensen en cómo les mira este infante…

Los niños de la familia Hülsenbeck. Philipp Otto Runge. 1805 a 1806. Oleo sobre lienzo. Detalle. Kunsthalle. Hamburgo. Foto R.Puig

Los niños de la familia Hülsenbeck. Philipp Otto Runge. 1805 a 1806. Oleo sobre lienzo. Detalle. Kunsthalle. Hamburgo. Foto R.Puig

El retrato de Paulina también va cargado de presentimientos sin fondo…

Retrato de Paulina. Philipp Otto Runge. 1805. Oleo sobre lienzo. Detalle. Kunsthalle. Hamburgo. Foto R.Puig

Retrato de Paulina. Philipp Otto Runge. 1805. Oleo sobre lienzo. Detalle. Kunsthalle. Hamburgo. Foto R.Puig

Parece que, con la mirada, le esté diciendo al pintor: ¿Mi querido Otto, por cuánto tiempo podré verte todavía? 

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A Bianca Capello era más bien el pintor alemán de estilo clasicista y técnica impecable,  Anselm Feuerbach (Espira 1829 – Venecia 1880), quien estaba encantado de tenerla como modelo.  

Bianca Capello por Anselm Feuerbach. 1864 a 1868. Oleo sobre lienzo. Detalle. Kunsthalle. Hamburgo. Foto R.Puig

Bianca Capello por Anselm Feuerbach. 1864 a 1868. Oleo sobre lienzo. Detalle. Kunsthalle. Hamburgo. Foto R.Puig

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No podían faltar los impresionistas

Deambulando por las salas del Kunsthalle de Hamburgo en busca de fisionomías, es inevitable que salgamos de Alemania y nos orientemos hacia la luz de los rostros del impresionismo francés. El museo está bien provisto.

Josephine Gaujelin por Degas. 1867. Oleo sobre lienzo. Detalle. Kunsthalle. Hamburgo. Foto R.Puig

Josephine Gaujelin por Degas. 1867. Oleo sobre lienzo. Detalle. Kunsthalle. Hamburgo. Foto R.Puig

En este caso, es una bailarina y actriz francesa que aparece en varios cuadros de Edgar Degas consagrados al mundo del ballet. Dicen que encargó su retrato, pero que al encontrarse frente a su propia mirada sintió que la imagen de sí misma no le era favorable y lo rechazó.

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Todo lo contrario parece decirnos Madame Henriot, una actriz retratada en varias ocasiones por Renoir. 

Madame Heriot. por Renoir. 1882. Oleo sobre lienzo. Detalle. Kunsthalle. Hamburgo. Foto R.Puig

Madame Henriot. por Renoir. 1882. Oleo sobre lienzo. Detalle. Kunsthalle. Hamburgo. Foto R.Puig

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Quien no estaba de buen humor, cuando el impresionista alemán Max Liebermann la inmortalizó un año más tarde en su actitud enfurruñada, era la pequeña Eva

Eva. Max Liebermann. 1883. Oleo sobre lienzo. Detalle. Kunsthalle. Hamburgo. Foto R.Puig

Eva. Max Liebermann. 1883. Oleo sobre lienzo. Detalle. Kunsthalle. Hamburgo. Foto R.Puig

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El llamado postimpresionismo

El estado de ánimo es el contrario en la modelo de este cuadro famoso, varias veces recreado por Edvard Munch. Probablemente sus divagaciones, si las hay, no tengan que ver nada con las de Kant. Bien podría estar levitando como una santa teresa: “¡Vivo sin vivir en mí!”

Madonna. Edvard Munch. 1893 a 95. Oleo sobre lienzo. Detalle. Kunsthalle. Hamburgo. Foto R.Puig

Madonna. Edvard Munch. 1893 a 95. Oleo sobre lienzo. Detalle. Kunsthalle. Hamburgo. Foto R.Puig

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Cezanne

Autorretrato. Cezanne. 1877 a 78. Oleo sobre lienzo. Detalle. Kunsthalle. Hamburgo. Foto R.Puig

Autorretrato. Cezanne. 1877 a 78. Oleo sobre lienzo. Detalle. Kunsthalle. Hamburgo. Foto R.Puig

Quien si estaba obligado a vivir en sí, y bastante frustrado por cierto, era Cezanne, escarnecido hasta el sarcasmo por los críticos de arte, quienes justo en este mismo año en que se autorretrataba, lo habían fustigado de modo inmisericorde con la mayor ceguera, con ocasión de la tercera muestra impresionista en París (1877).

Lo he puesto al final con esa mirada de interrogación del sufridor nato, pues sin él no se podría haber llegado a la revolución cubista de nuestro siguiente artista…

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En el siglo XX

El marchante Clovis Sagot. Picasso. 1903. Oleo sobre lienzo. Detalle. Kunsthalle. Hamburgo. Foto R.Puig

El marchante Clovis Sagot. Picasso. 1903. Oleo sobre lienzo. Detalle. Kunsthalle. Hamburgo. Foto R.Puig

Picasso desmontaba los rostros para volverlos a montar a su manera, pero para llegar a eso fue necesaria la magia de Cezanne, en cuyas obras nunca se sabe si la escena, los paisajes, los cuerpos o los rostros están en trance de aparecer o de desaparecer.

Con Picasso se esfuman, pero por un instante, sólo el tiempo que él necesita para recrearlos cual un dios de la pintura, para que queden ahí, inmutables, para siempre.

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Por el contrario Paula Modersohn-Becker (Dresde 1876 – Worpswede 1907) no aspiró a diosa, sólo quiso ser pintora, aunque permanentemente insatisfecha, compulsiva, dispuesta a quemarse en el intento.

También vivió y pintó en París, pero ella, no obstante haber sido una apasionada admiradora de Cezanne, no desmonta a nadie como Picasso, sino todo lo contrario. En este cuadro parece como si ella misma se hubiese introducido en la mirada de la anciana. Una pintora joven que siente ya con los sentimientos de una vieja.

Campesina anciana. Paula Modershon Becker. 1903.Oleo y tempera. sobre lienzo. Detalle. Kunsthalle. Hamburgo. Foto R.Puig

Campesina anciana. Paula Modershon Becker. 1903.Oleo y tempera. sobre lienzo. Detalle. Kunsthalle. Hamburgo. Foto R.Puig

Fue una pintora alemana, y una de las representantes más precoces del movimiento expresionista en su país.

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Renoir fiel a sí mismo

La tamborilera. Renoir 1909. Oleo sobre lienzo. Detalle. Kunsthalle. Hamburgo. Foto R.Puig

La tamborilera. Renoir 1909. Oleo sobre lienzo. Detalle. Kunsthalle. Hamburgo. Foto R.Puig

Ya no es la forma de los años ochenta del siglo anterior, Renoir a sus sesenta y ocho años pinta como quien respira y respira como quien ama, en particular a las fieles modelos de su entorno, jóvenes ideales de una arcadia luminosa.

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Expresionismo alemán

Mujer rumana. Max Beckmann 1922. Detalle. Oleo sobre lienzo. Kunsthalle. Hamburgo. Foto R.Puig

Mujer rumana. Max Beckmann 1922. Detalle. Oleo sobre lienzo. Kunsthalle. Hamburgo. Foto R.Puig

Nada que ver con el ambiente de depresión posbélica de la Alemania en que vivía Max Beckmann cuando entre uno y otros de sus lienzos desgarrados, captó la lúcida mirada de esta mujer de rictus amargo. Es bien sabido que a los nazis no les agradó su nueva objetividad, es decir su mirada, más dura aún que la esta modelo, y su arte fueron considerados “degenerados”.

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Algo parecido ocurría por aquellos años con Otto Dix, miembro de la misma corriente artística y también víctima de la persecución nazi, que en su caso lo tuvo en prisión y en un tris de acabar ante el paredón.

Estos rostros, en especial el del niño, hablan por sí solos de lo que el artista entreveía en el futuro cercano de Alemania.

Maternidad. Otto Dix 1924. Detalle. Oleo sobre lienzo. Kunsthalle. Hamburgo. Foto R.Puig

Maternidad. Otto Dix 1924. Detalle. Oleo sobre lienzo. Kunsthalle. Hamburgo. Foto R.Puig

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Pero Anita Rée (1885-1933) no sobrevivió al acoso.

A ella no sólo la asediaron por sus obras, sino en particular por ser de familia judía.

Se quitó la vida tres años después de haberse retratado a sí misma en este lienzo.

Fue un conserje del Kunsthalle de Hamburgo quien salvó este cuadro, junto con otros de la misma pintora, escondiéndolos en su propio piso, defendiéndolos de la quema de las obras del arte degenerado.

Autorretrato. Anita Reé. 1930. Detalle. Kunsthalle. Hamburgo. Foto R.Puig

Autorretrato. Anita Reé. 1930. Detalle. Kunsthalle. Hamburgo. Foto R.Puig

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Y, así, perplejos ante al futuro del arte y el de este mundo, que creemos conocer, pero de cuyo futuro lo ignoramos todo, nos despedimos de Hamburgo, por hoy.


De una semana que se fue

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Oriana Impei. Profesora de Escultura de la Accademia di Belle Arti de Roma

Oriana Impei. Profesora de Escultura de la Accademia di Belle Arti de Roma

Seguimos con nuestra pausa y el capítulo IV de la Trashumancia 2015, con mis extractos de los museos de La Haya, se queda por hoy en la lista de espera.

La razón es que hemos tenido la visita de la profesora de escultura de la Academia de Bellas Artes de Roma, Oriana Impei, que ha impartido un seminario de cuatro días sobre “La escultura ambiental y los parques-museo de escultura contemporánea en Italia” en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Miguel Hernández en el campus de Altea. El alma de este encuentro ha sido la profesora de escultura Raquel Puerta.

Oriana Impei enseña escultura en la academia de Roma e imparte también dos cursos específicos: “Técnicas del mármol y  de las piedras duras” y “Escultura Ambiental y Lapis Tiburtinus” (el Travertino es la piedra por excelencia de la Roma de siempre) que desembocan cada año en uno o dos proyectos de escultura en espacios naturales, en los que participan sus estudiantes y discípulos en activo, así como escultores invitados de Italia y de otros países. Se utilizan piedras tradicionales de las comarcas donde, con apoyos institucionales cuidadosa y laboriosamente promovidos, se llevan a cabo los proyectos y las exposiciones y eventos que acompañan. Tuve la gran oportunidad de seguir esos dos cursos y participar en el proyecto final  durante el año escolar 2010-2011. En este caso, nuestras esculturas residen para siempre en el Parque Regional de los Montes Lucretili, en el Lacio, cerca de Licenza y del sitio arqueológico de la Villa de Horacio.

La profesora Impei ha estado acompañada de su marido, Matthias Omahen, escultor y grabador. Han realizado en común numerosos proyectos escultóricos.

Algunas obras de Oriana Impei: Biografia e opere di Oriana IMPEI

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De Roma a un rincón romano de la Marina Alta

Previamente, el matrimonio y su hija estuvieron un par de días en casa y visitaron, a la manera de unos embajadores de Roma en gira por la Hispania Romana, el sitio arqueológico de “El Alfar de la Almadraba”, uno de los mejores conservados de la fachada mediterránea, donde se producían y exportaban ánforas, cántaros, vajilla, tejas y ladrillos a través del puerto aledaño donde fondeaban las naves del Imperio.

Visita al Alfar Romano de la Almadraba guiados por su arqueologo Josep Ahuir. Foto R.Puig

Visita al Alfar Romano de la Almadraba guiados por su arqueologo Josep Ahuir. Foto R.Puig

Tuvimos la suerte de ser guiados en la visita por el arqueólogo oficial del ayuntamiento de Els Poblets, Josep Ahuir, que sigue trabajando en las nuevas excavaciones del sitio que que se efectúan en el área en donde estaba la villa del propietario de aquella factoría que se mantuvo activa al menos hasta el siglo III de nuestra era.

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El seminario

Oriana Impei presentó un recorrido, con imágenes y videos de apoyo, de las varias tipologías de escultura ambiental y de parques-museo de escultura contemporánea en Italia. El listado completo desbordaría el marco de este blog, pues incluyó varias modalidades:

  • las intervenciones que se integran en el paisaje a partir de un diseño pensado desde el principio para el sitio concreto en donde se emplazan las esculturas, es la “escultura ambiental”;
  • en otras intervenciones las obras de artistas reconocidos se seleccionan y agrupan en el paisaje, integrándose en el mismo, aunque no fuesen diseñadas teniéndolo en mente, es la “escultura ambientada”;
  • en algunos casos, una subcategoría de las anteriores son las colecciones de esculturas ambientales o ambientadas integradas en un parque, gracias a iniciativas de mecenazgo;
  • en otros caso, nos hallamos ante “parques de autor”, donde es el artista quien ha realizado sus obras para un espacio que le es dedicado;
  • por último, existen los que podríamos llamar “parques temáticos”, proyectos unitarios de esculturas en el paisaje que se refieren a un tema genérico o fruto de la ficción, en los que suelen participar varios artistas.

De todas estas tipologías, a través de sus ejemplos en Italia, disertó y conversó con los participantes la profesora Impei, describiendo también algunos de sus proyectos temáticos de escultura ambiental con sus alumnos y escultores invitados.

Programa del seminario:La Escultura Ambiental y los Parques-Museo de Escultura Contemporánea en Italia

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El “método Impei”

El método de enseñanza dela escultura y de la talla de piedra que sigue nuestra profesora en la Academia de Roma, se basa en clases y estudio de publicaciones en la materia y está orientado a la práctica. Los alumnos han de presentar sus propuestas para un proyecto en grupo en torno a un tema. Se ha de pasar por las fases de diseño, exposición plástica y defensa de la idea, boceto en piedra a escala de la que ha de ser la grande y definitiva.

Las propuestas seleccionadas se realizan sobre piedra de considerable dimensión y peso, donadas por las canteras de la comarca en la que se sitúa el parque natural en donde quedaran instaladas.

Podríamos decir que proceso es el método de Oriana Impei para la escultura ambiental, por lo que siempre se articula sobre tres pernos o componentes esenciales:

  • Saber teórico práctico de la talla de piedra en la Academia o academias involucradas: profesorado, alumnos, escultores invitados.
  • Materia prima de las canteras de la piedra o piedras que van a ser empleadas en el proyecto, propias de la región o comarca y, por tanto, colaboración y mecenazgo en especie y en recursos para el transporte de los empresarios del sector.
  • Espacios naturales, normalmente parques regionales, en los cuales quedarán instaladas las esculturas, pensadas para una valorización de los recorridos y senderos en la naturaleza protegida. Ello implica a su vez la colaboración y mecenazgo de las autoridades regionales o locales y a menudo la asistencia y participación activa del personal de las instituciones, así como el uso de material y herramientas de trabajo, facilitación de alojamiento y manutención de los escultores durante la fase in situ del proyecto.

A lo largo de más de una década de docencia, la profesora Impei ha ido consolidando laboriosamente este método de trabajo tripartito. Funciona gracias a su tesón y la prueba son las esculturas de los “senderos” de escultura ambiental, pensada con y para los parques naturales, que valorizan y enriquecen esos espacios.

Los talleres de Escultura de la Facultad de Altea son los mejores de España y de los mejores de Europa, lo que ha sido constatado por nuestra experta profesora visitante.

Galeria para la talla de piedra. Facultad de Bellas Artes de Altea. Foto R.Puig

Galeria para la talla de piedra. Facultad de Bellas Artes de Altea. Foto R.Puig

Las canteras y fábricas de mármol y otras piedras de Alicante son riquísimas y de larga tradición. Los parques naturales de la Comunidad Valenciana son magníficos. ¿A qué esperamos?

Por otro lado,  posibles intervenciones de escultura ambiental en parques de la región empiezan ya atisbarse cerca de Altea. Pero de esto no me toca hablar a mí.

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En Novelda

Asi llega la piedra de la cantera. Bateig. Novelda. Foto R.Puig

Asi llega la piedra de la cantera. Bateig. Novelda. Foto R.Puig

¿Decíamos que las canteras de excelentes mármoles y otras piedras abundan en la Comunidad Valenciana?

Los participantes en el seminario vistamos en grupo la fábrica Bateig de piedra natural en Novelda. Por desgracia las canteras y los caminos de acceso (cerca de Novelda está la mayor cantera a cielo abierto de piedra ornamental y para escultura del mundo) estaban inundadas e impracticables por el temporal de lluvia caído días antes.

Con Victorino. Director Comercial de Bateig en el taller de acabado. Novelda. Foto R.Puig

Con Victorino. Director Comercial de Bateig en el taller de acabado. Novelda. Foto R.Puig

Pero, gracias a Victorino, director comercial de Bateig, pudimos visitar detenidamente la fábrica y observar todo el proceso de tratamiento desde el bloque de piedra hasta los distintos formatos listos para su uso y los acabados de algunos encargos llegados de todo el mundo.

Bateig. Mordiendo el bloque. Novelda. Foto R.Puig

Bateig. Mordiendo el bloque. Novelda. Foto R.Puig

Bateig. Sierras circulares diamantadas. Novelda. Foto R.Puig

Bateig. Sierras circulares diamantadas. Novelda. Foto R.Puig

Piedra Bateig. Corte controlado por ordenador. Foto R.Puig

Piedra Bateig. Corte controlado por ordenador. Foto R.Puig

Piedra Bateig. Novelda. Alicante. Foto R.Puig

Piedra Bateig. Novelda. Alicante. Foto R.Puig

Non mi lasciano usare il martello. Oriana Impei alla dita Bateig. Foto R.Puig

Non mi lasciano usare il martello. Oriana Impei en el taller de acabado de Bateig. Foto R.Puig

También disfrutamos en el Museo del Mármol, muy cerca de allí, donde David nos enseñó y explicó las variedades de mármol, no sólo españolas, sino de otros países y continentes. Varios cientos de “especies”.

Piedra para escultura y asociaciones de canteros y fabricantes no faltan.  ¿A qué esperamos?

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Un no-lugar en el interior de un lugar

Un no lugar en el interior de un lugar. Centro Germans Ivars. Benissa. Detalle de la exposicion de Joan Esquerdo. Foto R.Puig

Un no-lugar en el interior de un lugar. Centro Germans Ivars. Benissa. Detalle de la exposicion de Joan Esquerdo. Foto R.Puig

Uno de los participantes en el seminario ha sido Joan Esquerdo, un ceramista internacionalmente conocido, de quien se ha hablado en varios números de la Revista Cerámica. En el número 76, en el que se habla de una exposición de ceramistas españoles en Japón, y hay artículos que se refieren, entre otros a Miquel Barceló y a Joan Esquerdo.

Revista Ceramica 76

Revista Ceramica 76

Con la modestia que le caracteriza ha cursado la carrera de Bellas Artes en Altea y como exposición de fin de licenciatura ha expuesto, él, que es benissero, en el Centro Germans Ivars de Benissa.

Un no lugar en el interior de un lugar. Centro Germans Ivars. Benissa. Detalle de la exposicion de Joan Esquerdo. Foto R.Puig

Un no-lugar en el interior de un lugar. Centro Germans Ivars. Benissa. Detalle de la exposicion de Joan Esquerdo. Foto R.Puig

Se trata de una fábrica de muebles, creada por los hermanos Miguel y su hijo Francisco Ivars, que desde 1898 hasta 1984 ha dado empleo a vecinos de la localidad. Cuando la familia no pudo ya sacarla adelante se la entregó a una cooperativa de los trabajadores que lo intentaron, peo tuvieron al cabo que cerrarla en los años 90.

Centro Germans Ivars. Benissa. La exposicion de Joan Esquerdo. Foto R.Puig

Centro Germans Ivars. Benissa. La exposicion de Joan Esquerdo. Foto R.Puig

El ayuntamiento la recuperó en 2001 y el arquitecto Pascual Giner Ginestar realizó una rehabilitación impecable que ha convertido el edificio en un magnífico espacio minimalista, apto para exposiciones y actos culturales.

Un no lugar en el interior de un lugar. Centro Germans Ivars. Benissa. Detalle de la exposicion de Joan Esquerdo. Foto R.Puig

Un no-lugar en el interior de un lugar. Centro Germans Ivars. Benissa. Detalle de la exposicion de Joan Esquerdo. Foto R.Puig

Para explicar la idea de la también sobria y poética exposición-instalación de Joan, en la que aferra a través de sus ecos materiales el pasado laboral de estos talleres, nada mejor que leer la cartela en la que, sin retóricas y con cristalina simplicidad, resume el sentido abierto de esta muestra impecable, que habla de lo que aquí se vivió, se empezó a olvidar y ahora se rescata del recuerdo.

Exposicion de Joan Esquerdo. La idea. Centro Germans Ivars. Benissa. Foto R.Puig

Exposicion de Joan Esquerdo. La idea. Centro Germans Ivars. Benissa. Foto R.Puig

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Epílogo

Amanece en la playa de la Almadraba. Foto R.Puig

Amanece en la playa de la Almadraba. Foto R.Puig

Las lluvias, como ya veíamos en el artículo del domingo pasado, seguían cayendo durante el principio de la semana, pero poco a poco los temporales amainaron y los amaneceres iban recuperando sus colores.

El cielo estaba ya limpio de nubes cuando visitamos Benissa y las calles de dorada piedra Tosca del barrio antiguo. Cerca, en Calpe, los bañistas no se lo pensaban dos veces y volvían a zambullirse en las playas alicantinas.

Ifach tras las tormentas. Foto R.Puig

Ifach tras las tormentas. Foto R.Puig


Bajo el cielo de Madrid

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Ion de Rumania y su saxofon. El Retiro Madrid

Ion de Rumania y su saxofón. El Retiro Madrid

Esta entrada se la dedico a Ion

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Seguimos con la pausa, ahora en Madrid, mi ciudad natal. Esta vez estoy teniendo suerte y el cielo, el que me vio andar por sus calles cuando vestía pantalón corto, el que pintaba Velázquez, mostraba hace tres días su mejor luz.

Embrujo. Madrid. Foto R.Puig

Embrujo. Madrid. Foto R.Puig

Es en estos casos cuando el parque del Retiro te invita a un paseo. Y, gracias a Juan (Ion) rumano y digno virtuoso del saxofón, “el aire se sosiega” (que diría Doña Emilia)  y la brisa danza con el aire grave de sus notas.

La mismísima Talía descubre su rostro para sentir esas leves caricias y rendirse a la magia de este cielo.

El cielo de Madrid. Monumento a Jacinto Benavente. El Re3tiro. Foto R.Puig

El cielo de Madrid. Monumento a Jacinto Benavente. El Re3tiro. Foto R.Puig

Si alzas la vista a las cimas de sus árboles, pensarías estar viendo los cielos de Roma y las copas de sus pinos.

Ut Roma Madrid. Foto R.Puig

Ut Roma Madrid. Foto R.Puig

Pero no se acaban ahí las asociaciones: monárquico y protector de un débil rey (al que hacía los trabajos sucios, como las guerras del Rif, Cuba o contra los carlistas en Navarra y Cataluña), la efigie ecuestre del general Martínez Campos (1831-1900) también parece remitirnos al Gianícolo en Roma.

Estatua del general Martinez Campos por Mariano Benlliure. 1907. Madrid. Foto R.Puig

Estatua del general Martinez Campos por Mariano Benlliure. 1907. Madrid. Foto R.Puig

Otro guerrero, aunque en este caso precursor de una república, el mítico Garibaldi (1807-1882), cabalga con similar actitud, tocado también con su gorro polvoriento.

Garibaldi. Gianicolo 1895. Roma. Fuente Supereva. it

Garibaldi. Gianicolo 1895. Roma. Fuente : supereva. it

De alguna manera, el rastro de los señores de la guerra en todas partes se parece y, al final, las palomas utilizan los gloriosos símbolos como ocasional letrina.

Simbolos bélicos bajo la estatua del general Martinez Campos por Mariano Benlliure. 1907. Madrid. Foto R.Puig

Símbolos bélicos bajo la estatua del general Martínez Campos por Mariano Benlliure. 1907. Madrid. Foto R.Puig

Casi estamos tentados de concederles el atenuante de haber sido servido de motivo para que obras como la de Mariano Benlliure (1862-1947) o la de Emilio Gallori  (1846-1924) acaben ambientadas en nuestros parques y jardines.

Pero Madrid tiene otras obras, efímeras y minimalistas pero no menos importantes. Es en cierto modo una clase de arte povera. Son modestos productos de la técnica aditiva que merecen un reverencia y un homenaje que aquí les brindo con sumo gusto.

Friso de las tortillas. Bar La Ria. Madrid. Foto R.Puig

Friso de las tortillas. Bar La Ria. Madrid. Foto R.Puig

Además, en la misma plaza donde lucen las efímeras tortillas, los anónimos scalpellini de la Villa y Corte dejaron hace pocos años una muestra de su amor a nuestros barrios en la efigie de El Oso y el Madroño, con motivo de los 150 años de la fundación del popular barrio de Prosperidad, con sus calles de pisos modestos, talleres artesanos y tiendas tradicionales, que el tiempo y el consumismo masificado no han vencido.

El oso y el madroño. Canteros municipales. Madrid. Plaza de Prosperidad. Foto R.Puig

El oso y el madroño. Canteros municipales. Madrid. Plaza de Prosperidad. Foto R.Puig

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Más minimalismo

Además de las innumerables exposiciones de tortilla de patatas que se pueden disfrutar cada día en Madrid, no quise renunciar a mi visita al Palacio de Velázquez, en el Retiro, donde otras obras no menos meritorias y placenteras han encontrado su mejor marco.

Carl Andre. Tin Ribbon. 1969. Estaño. Foto R.Puig

Carl Andre. Tin Ribbon. 1969. Estaño. Foto R.Puig

Es el caso de una muestra-instalación de Carl Andre (Massachusetts 1935), uno de los más veteranos representantes del Minimalismo norteamericano que recoge obras de 1958 a 2010 bajo el título de Escultura como lugar, que  no es cosa de perderse, a pesar de los ignaros de turno que rondan por las exposiciones gratuitas diciendo eso de “eso también lo puedo hacer yo”.

Carl Andre. Lament for the Children. Hormigon. 1976. Foto R.Puig

Carl Andre. Lament for the Children. Hormigon. 1976. Foto R.Puig

Carl Andre. Base 7. 2008. Lingotes de aluminio. Foto R.Puig

Carl Andre. Base 7. Lingotes de aluminio. 2008.  Foto R.Puig

Carl Andre. Breda. 1986. Piedra caliza azul de Bégica. Foto R.Puig

Carl Andre. Breda. 1986. Piedra caliza azul de Bégica. Foto R.Puig

Carl Andre. Ferox. 1982. Acero corten. Foto R.Puig

Carl Andre. Ferox. 1982. Acero corten. Foto R.Puig

Carl Andre. Uncarved Blocks. 1975. Cedro canadiense.. Foto R.Puig

Carl Andre. Uncarved Blocks. 1975. Cedro canadiense.. Foto R.Puig

Carl Andre. Scatter Piece. 1966. Detalle. Pequeño material industrial. Foto R.Puig

Carl Andre. Scatter Piece. 1966. Detalle. Pequeño material industrial. Foto R.Puig

A buen entendedor algunas imágenes bastan.

Carl Andre. Tau and Right Threashold. 1960. Madera. Foto R.Puig

Carl Andre. Tau and Right Threashold. 1960. Madera. Foto R.Puig

Carl Andre. Pyramid. 1959. Madrea. Foto R.Puig

Carl Andre. Pyramid. 1959. Madera. Foto R.Puig

Carl Andre. Redan. 1964. Abeto. Foto R.Puig

Carl Andre. Redan. 1964. Abeto. Foto R.Puig

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Los olvidados

Sin embargo, hay esculturas que, en su rincón, no atraen ya la miradas. A nadie se le ocurriría ponerlas en una sala de exposiciones. La verdad es que, si pudieran hablar, seguramente expresarían su apego a las plantas que les rodean y a la compañía, aunque sea indiferente, de tanto transeúnte.

Quizás el tiempo, los meteoros y la contaminación las corroa más de cuanto ya lo están, antes de que ningún restaurador llegue a tiempo de salvarlas. Pero me gustan así con ese aire expresionista, ya sea adolorido y resignado…

Para siempre. El Retiro. Madrid. Foto R.Puig

Para siempre. El Retiro. Madrid. Foto R.Puig

ya sea dulce y acogedor…

Pomona. El Retiro. Madrid. Foto R.Puig

Pomona. El Retiro. Madrid. Foto R.Puig

o, como este Hércules, que más que matarlo parece querer sanar al león, operándole de amígdalas.

Hercules le extirpa las amigdalas al leon. El Retiro. Madrid Foto R.Puig

Hercules le extirpa las amigdalas al león. El Retiro. Madrid Foto R.Puig

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Podrán las esculturas olvidarse, podrá el tiempo borrar fisionomías de piedra, sí, pero del los museos de La Haya y de las fisionomías de los mismos  no me he olvidado…

La pausa acabará y completaré lo prometido…

Expectantes. Foto R.Puig

Expectantes. Foto R.Puig

Como los discípulos de la clase de anatomía del Doctor Tulp, manteneos a la espera y vuestra expectación no será defraudada.


Trashumancia 2015 (V). Un día en Bruselas

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Nubes sobre Bruselas. Foto R.Puig

Nubes sobre Bruselas. Foto R.Puig

No, no me olvido de las fisionomías de los museos de La Haya. ¡Eso era del viaje de ida y, ahora, cuando escribo esta crónica, ya estoy de vuelta en Gotemburgo desde ayer noche!

No, no piensen que, a la manera de este soldado tan achispado que Rembrandt retrató, me esté yo riendo de nadie.

Hombre riendo. Rembrandt 1629 a 1630. Maurithuis. La Haya. Foto R.Puig

Hombre riendo. Rembrandt 1629 a 1630. Maurithuis. La Haya. Foto R.Puig

Lo que pasa es que mi vuelta desde Madrid se inició por Jaca, y en el museo de la catedral hay otras fisionomías fascinantes…

Jaca. En la subida a San Juan de la Peña. Foto R.Puig

Jaca. En la subida a San Juan de la Peña. Foto R.Puig

¡De modo que paciencia! ¡Las circunstancias y el esmero con que hay que hacer las cosas obligan! ¡Todo se reseñará!

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Bruselas mon amour

Y ahora no se rían, que en Bruselas no hay sólo nubes, ni es tan sólo el destino de todos los reproches de los gobernantes nacionales cuando las cosas van mal. Tampoco solamente ese lugar de las mejores frites del mundo. Tras haber vivido allí dieciocho años no exagero cuando, a pesar de todo, se ha ganado un rincón en la maleta de mis amores.

Me he detenido un solo día, aunque, eso sí, he sentido que algo vibraba en el aire como en otros momentos de la historia de las Instituciones Europeas.

Dirán que exagero, pero me ha parecido que “el padre” Robert Schuman (1886-1963) estaba más preocupado que de costumbre sobre su pedestal del Parque del Cincuentenario, desde el cual domina la perspectiva de las sedes del Consejo, el Parlamento y la Comisión de la Unión Europea.

Quizá debería haber titulado estos párrafos “Bruselas mon chagrin”, pero los bronces son lo que son, aunque proyectemos sobre ellos nuestra imaginación y nuestras horas presentes.

Robert Schuman por Nat Newean. Bruselas. Foto R.Puig

Robert Schuman por Nat Newean. Bruselas. Foto R.Puig

El caso es que cuando Europa parece estar desperezándose, para salir de una crisis económica larga y penosa, como lo hace una de las esculturas que escoltan a este padre fundador de la Europa unida, los Estados Miembros se han comenzado a dividir nada menos que en torno a la recepción de las decenas de miles de solicitantes de asilo que escapan de sus países en guerra, acogiéndose a un derecho universalmente reconocido.

La primavera por H.Puvrez. Bruselas. Foto R.Puig

La primavera por H.Puvrez. Bruselas. Foto R.Puig

Algunos países miran al futuro y consideran este reto no sólo desde la perspectiva del deber de solidaridad de una democracia europea hacia quienes huyen para salvarse de la guerra, sino también como un de esas oportunidades que a través de la historia han hecho mejores a los pueblos.

El verano por J.Canneel. Bruselas. Foto R.Puig

El verano por J.Canneel. Bruselas. Foto R.Puig

La Comisión Europea acababa de presentar el mismo día de mi llegada a Bruselas su propuesta de “Gestión de la crisis de los refugiados: operativo inmediato, medidas presupuestarias y legales en el marco de la Agenda Europea para la Migraciones” (traduzco del título en inglés pues no lo tengo en castellano).

Se sabe ya que las reacciones de los Estados Miembros y de los Grupos Parlamentarios no serán las mismas.

Algunos gobiernos han entrado en crisis represiva y depresiva ante lo que consideran ¡una amenaza para sus raíces y cultura cristianas!  ¡Hay jefes de estado que se proclaman cristianos y parece que el Evangelio lo hayan leído bajo los efectos de muchas copas de tokaji!

El otoño por G.Fontaine. Bruselas. Foto R.Puig

El otoño por G.Fontaine. Bruselas. Foto R.Puig

Nadie que razone, aunque sea con las razones de la misericordia, ignora que una acogida que beneficie a medio y largo plazo a los refugiados y a la sociedad que los recibe exige medios y estructuras competentes.  Hace falta un gran esfuerzo de comprensión para ponerse en la piel del que llega pidiendo asilo y para ayudarle a entender el país de acogida. Se precisan:  una acertada política de acogida educativa y sanitaria; apoyo lingüístico, cursos de lengua, cultura y valores cívicos de la sociedad en donde aspiran a vivir; evaluación, orientación profesional e inserción laboral;  atención a las mujeres refugiadas y a sus particulares dificultades; atención a los menores que llegan solos; re-agrupación familiar; alojamiento digno y prevención de guetos, de la delincuencia (en especial la juvenil) y de las vocaciones jihadistas, así como del comunitarismo marginador; incorporación al ejercicio de la libertad religiosa bien entendida (lo que implica la colaboración de sus líderes religiosos) y a la adaptación a una sociedad donde el Estado no es confesional y tantas otras acciones y medidas que me dejo en el tintero. Todo ello sobre los instrumentos legales, sociales y de gobierno que se le suponen al estado de derecho y a la sociedad en un país de la Unión Europea.

No nos engañemos, tal como está la situación en sus países de origen, casi todos vienen para quedarse con nosotros y que el éxito sea mutuo se consigue no con las solas emociones sino con muchos medios y competencia integradora. Son políticas de largo aliento y no impulsos de momento. Ellos y nosotros tenemos mucho que ganar si el asilo se gestiona bien.

No obstante, también se están formulando y van creciendo las excusas del miedo. No sólo hay indignados solidarios. Abundan los coléricos que declaran amenazados su supuesta raza, cultura y territorio.

¡Qué esos olvidadizos de la historia no nos trasformen la primavera en un invierno replegado y medroso!

El invierno por O. Jespers. Bruselas. Foto R.Puig

El invierno por O. Jespers. Bruselas. Foto R.Puig

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Bruselas. Estación Central. Foto R.Puig

Bruselas. Estación Central. Foto R.Puig

En la tierra de nadie. Bruselas. Foto. R. Puig

En la tierra de nadie. Bruselas. Foto. R. Puig


Trashumancias 2015 (VI) y Fisionomías (XX): rostros del arte europeo en el último milenio (de Jaca a La Haya)

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El Pirineo Oscense. Foto R.Puig

El Pirineo Oscense. Foto R.Puig

Me había quedado a las puertas de los museos de La Haya (me refiero al paréntesis abierto el 6 de setiembre en este blog). Entretanto ya había agotado mis vacaciones en España y, después de pasar por Francia, Bélgica, Alemania y Dinamarca, ha transcurrido ya una semana tras mi retorno a Gotemburgo.

El viaje de vuelta empezó por Jaca, así que acabé diciéndome: ¿quién me impide empalmar Jaca con La Haya?

En eso estamos hoy.

San Juan de la Peña. Claustro. Foto R.Puig

San Juan de la Peña. Claustro. Foto R.Puig

Dicen que la fe mueve montañas, pero lo que ocurrió por las cercanías de Jaca allá por los comienzos del último milenio fue que unos cenobitas, como no conseguían moverlas, optaron por cobijarse bajo una de ellas, en lo que se convirtió en el monasterio de San Juan de la Peña.

Un lugar para morir en paz. San Juan de la peña. Foto R.Puig

Un lugar para morir en paz. San Juan de la peña. Foto R.Puig

Aunque le disputa su antigüedad la más vieja muestra de románico lombardo, que está en Santa Cruz de la Serós.

Iglesia de Santa María. s.XI. Santa Cruz de la Serós. Foto R.Puig

Iglesia de Santa María. s.XI. Santa Cruz de la Serós. Foto R.Puig

Me refiero a la sencilla Iglesia de Santa María, a los pies de la montaña que sobrevuela aquel que al principio debió de ser algo así como un eremitorio troglodita.

Nidos de buitres leonados en la subida a San Juan de la Peña. Foto R.Puig

Nidos de buitres leonados en la subida a San Juan de la Peña. Foto R.Puig

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Jaca 

Catedral de San Pedro. Jaca. Entrada principal. Foto R.Puig

Catedral de San Pedro. Jaca. Entrada principal. Foto R.Puig

A finales del siglo XI la catedral de Jaca abría sus puertas a los fieles, gracias al trabajo de los constructores y artistas francos que trajeron las técnicas y las ideas del románico lombardo que, en su vertiente pictórica, ilustró con numerosos frescos las iglesias de los pueblos de la región.

Catedral de San Pedro. Jaca. Fachada lateral. Foto R.Puig

Catedral de San Pedro. Jaca. Fachada lateral. Foto R.Puig

Es en el Museo de la Catedral donde he hecho acopio de algunas fisionomías que en su candidez nos hablan de los artistas anónimos que cubrían el interior de los templos de escenas de la historia sagrada.

En el museo de la catedral de Jaca. Los frescos de Bagüés. s.XI. Foto R.Puig

En el museo de la catedral de Jaca. Los frescos de Bagüés. s.XI. Foto R.Puig

Eran estas, con las diversas prédicas de sus párrocos, las únicas fuentes de acceso a las historias bíblicas del pueblo llano que no entendía el latín y a quienes se podía contar lo que cada predicador quisiera.

A través de las imágenes de este magnífico museo puedo llegar hasta el siglo XVI. Así que me he permitido hilvanar una crónica que no pretende sentar cátedra alguna, sino recoger una evolución a través de varias muestras admirables enlazando con algunas colecciones más al norte. Ya habrán entendido que me estoy refiriendo a tres museos de La Haya que me había dejado en el tintero.

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El Mauritshuis.

Una sala del Mauritshuis. Foto R.Puig

Una sala del Mauritshuis. Foto R.Puig

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La Galería de Guillermo V.

Sala principal. Galería de Guillermo V. La Haya. Foto R.Puig

Sala principal. Galería de Guillermo V. La Haya. Foto R.Puig

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La colección de Abraham Bredius en el museo que lleva su nombre.

Abraham Bredius por A. van Welie. Museo Bredius. La Haya. Foto R.Puig

Abraham Bredius por A. van Welie. Museo Bredius. La Haya. Foto R.Puig

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Deambulemos pues -con las limitaciones y la modestia que esta breve selección de viajero imponen- “a través de la espesura de los siglos”. Es evidente que mis divagaciones pretenden emular a ningún historiador del arte.

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Siglo XI

 Mi cosecha de fisionomías comienza por Aragón hace mil años poco más o menos.

Discípulo. Fresco. Iglesia de los Santos Julian y Basilisa. Bagüés. Zaragoza. s.XI. Museo Catedralicio. Jaca. Foto R.Puig

Discípulo. Fresco. Iglesia de los Santos Julian y Basilisa. Bagüés. Zaragoza. s.XI. Museo Catedralicio. Jaca. Foto R.Puig

Comienzo por un discípulo de Cristo, no se sabe si enternecido o entristecido, o ambas cosas a la vez, que un pintor anónimo diseñó en una de las primeras manifestaciones de “tebeo evangélico” sobre los muros de una iglesia de España.

En el mismo templo, el mismo artista o un colega de su taller, nos dejó esta imagen del buen ladrón, quien, a pesar de sus brazos quebrantados, está ya experimentando la serenidad de los bienaventurados, observado por quienes podrían ser o los alguaciles que lo vigilan o los encargados de certificar su muerte, que, por lo fresco que se muestra, todavía va para largo.

Buen ladrón. Fresco de la Iglesia de los Santos Julián y Basilisa. Bagüés. Zaragoza. s.XI. Museo Catedralicio. Jaca. Foto R.Puig

Buen ladrón. Fresco de la Iglesia de los Santos Julián y Basilisa. Bagüés. Zaragoza. s.XI. Museo Catedralicio. Jaca. Foto R.Puig

La moraleja para los fieles podría ser: “la muerte no duele si nos lleva al cielo”.

No así -¡ay de los traidores!- la que sabemos le aguarda a Judas, que cierra los ojos para no ver la expresión entre inquisitiva y amarga del Maestro a quien entrega.

Beso de Judas. Fresco. Iglesia de los Santos Julian y Basilisa. Bagüés. Zaragoza. s.XI. Museo Catedralicio. Jaca. Foto R.Puig

Beso de Judas. Fresco. Iglesia de los Santos Julián y Basilisa. Bagüés. Zaragoza. s.XI. Museo Catedralicio. Jaca. Foto R.Puig

Creo que la Iglesia de Bagüés es una muestra de lo que yo llamaría el “expresionismo románico”. No hay tiempo aquí para abundar en un trabajo comparativo con el expresionismo del s.XX, en particular el alemán, por no referirnos al mimetismo arcaizante del arte religioso intencionalmente buscado en la segunda mitad del siglo XX.

Siglo XII

Dando un salto al siglo siguiente, y siempre por los pueblos del pirineo aragonés, seguimos en el Gólgota, uno de los temas más tratados del arte religioso occidental.

Observen cómo se expresa la actitud de llanto, preocupación y duelo, de estas dos santas personas. No sé bien si el dorado del aura de una de las figuras sirve para introducir una distinción con la blanca de la otra. No creo que sea por la falta de pigmento, pues abunda el oro en la característica banda de color del románico que sirve de fondo en armonía con el azul y el granate de sus túnicas.

Calvario. Detalle. Fresco de la Iglesia de Santa Eulalia. s.XII. Susín.Huesca. s.XII. Museo Catedralicio. Jaca. Foto R.Puig

Calvario. Detalle. Fresco de la Iglesia de Santa Eulalia. s.XII. Susín.Huesca. s.XII. Museo Catedralicio. Jaca. Foto R.Puig

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Si los anteriores eran personajes casi gemelos, estos dos simpáticos apóstoles, aunque bien envueltos sus rostros en el oro de la santidad, al menos se distinguen por la barba o su ausencia, que quiere señalar una diferente edad, y por el tratamiento de sus ropas.

Apostoles. Fresco de la iglesia de San Juan Bautista. Ruesta. Zaragoza. s.XII. Museo Catedralicio. Jaca. Foto R.Puig

Apostoles. Fresco de la iglesia de San Juan Bautista. Ruesta. Zaragoza. s.XII. Museo Catedralicio. Jaca. Foto R.Puig

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Colores y facciones se repiten, pero perfeccionados por el relieve y las posibilidades que ofrece la talla y la policromía, en esta fascinadora mujer, que rompe con patrones al usos y parece en su mirada expresar el recuerdo o la imagen que el artista tiene en mente, referidas a personas de carne y hueso.

Virgen Madera policromada. Detalle. Parroquia de Artieda. Zaragoza. s.XII. Museo Catedralicio de Jaca. Foto R.Puig

Virgen Madera policromada. Detalle. Parroquia de Artieda. Zaragoza. s.XII. Museo Catedralicio de Jaca. Foto R.Puig

Estamos en el siglo XII. ¿Acaso exagero y soy yo el que proyecta sus ideas? En todo caso, a mí me parece que este rostro sobre todo piensa fijamente en algo.

En cambio, este Cristo ya se ha ido y está ahí para que lo pensemos nosotros.

Cristo crucificado. Madera de nogal. Catedral de Jaca s.XII. Museo Catedralicio. Foto R.Puig

Cristo crucificado. Madera de nogal. Catedral de Jaca s.XII. Museo Catedralicio. Foto R.Puig

Aunque, reflexionando bien, (los expertos me lo podrán decir) ¿eran aún inquisitivos sus ojos cuando conservaba la policromía? ¿Miraba hacia abajo a los fieles arrodillados para interpelarles por sus pecados?

Cristo crucificado. Madera de nogal. Detalle. Catedral de Jaca. s.XII. Museo Catedralicio .Foto R.Puig

Cristo crucificado. Madera de nogal. Detalle. Catedral de Jaca. s.XII. Museo Catedralicio .Foto R.Puig

“¡Mirad lo que me habéis hecho!” ¿Escucharían esta frase de predicador de Viernes Santo los penitentes, contritos y postrados de hinojos?

Cristo crucificado. Madera de nogal. Detalle. Catedral de Jaca s.XII. Museo Catedralicio.Foto R.Puig

Cristo crucificado. Madera de nogal. Detalle. Catedral de Jaca s.XII. Museo Catedralicio.Foto R.Puig

En cualquier caso ¡ya quisieran tallar así nuestros contemporáneos modeladores de resinas industriales!

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Siglo XIII

Cien años después, también los ojos entreabiertos de este otro Cristo parecen mirar hacia una tierra que ya se está nublando, mientras sus enorme orejas quieren captar alguna respuesta del Padre, por encima de la tormenta que ya se cierne sobre el monte de la Calavera, mientras el crucificado está a punto de encomendar su espíritu.

Cristo en cruz. Madera policromada. Detalle. Iglesia de Ardisa. Zaragoza. s.XIII. Museo Catedralicio de Jaca. Foto R.Puig

Cristo en cruz. Madera policromada. Detalle. Iglesia de Ardisa. Zaragoza. s.XIII. Museo Catedralicio de Jaca. Foto R.Puig

El escultor se ha atrevido con la talla virtuosa de la barba. Ello indica que estamos a las puertas del estilo gótico, que ya apuntaba en los arcos de las iglesias de la comarca del río Gállego y en las posturas de las figuras de sus iglesias.

Cristo en cruz. Madera policromada. Detalle. Iglesia de Ardisa. Zaragoza. s.XIII. Museo Catedralicio de Jaca. Foto R.Puig

Cristo en cruz. Madera policromada. Detalle. Iglesia de Ardisa. Zaragoza. s.XIII. Museo Catedralicio de Jaca. Foto R.Puig

Virgen del Pueyo. Madera policromada. Acumuer. Huesca. s.XIII. Museo Catedralicio de Jaca. Foto R.Puig

Virgen del Pueyo. Madera policromada. Acumuer. Huesca. s.XIII. Museo Catedralicio de Jaca. Foto R.Puig

La imagen de la Virgen del Pueyo, con la granada en la mano, símbolo de fecundidad, es de la primera mitad del siglo XIII. Mantiene las formas románicas, pero con un mayor naturalismo y alterando las simetrías de las etapas precedentes.

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María y el niño. Fresco de la Iglesia de la Asunción. Navasa. Huesca. ca. 1200. Museo Catedralicio. Jaca. Foto R.Puig

María y el niño. Fresco de la Iglesia de la Asunción. Navasa. Huesca. ca. 1200. Museo Catedralicio. Jaca. Foto R.Puig

Algo parecido podríamos decir de esta Theotokos  y del Rey Mago que se acerca a su hijo con su ofrenda en la Iglesia de la Asunción de Navasa, construida en el siglo XII y decorada a principios del XIII.

Rey Mago. Fresco de la Iglesia de la Asunción. Navasa. Huesca. ca.1200. Museo Catedralicio. Jaca. Foto R.Puig

Rey Mago. Fresco de la Iglesia de la Asunción. Navasa. Huesca. ca.1200. Museo Catedralicio. Jaca. Foto R.Puig

Siglo XIV

Ya en tiempos de la transición al estilo gótico (Urriés) o al gótico lineal (Sorripas) seguimos con frescos que narran historias del Antiguo Testamento y con grupos de soldados armados de hachas y protegidos con sus cotas de malla, que recuerdan a los combatientes de la infantería sajona en las colgaduras bordadas del enorme friso textil de Bayeux, dos siglos anterior a estos frescos.

Soldados armados. Fresco de la Iglesia de San Esteban. Urriés. Zaragoza. s.XIV. Museo Catedralicio. Jaca. Foto R.Puig

Soldados armados. Fresco de la Iglesia de San Esteban. Urriés. Zaragoza. s.XIV. Museo Catedralicio. Jaca. Foto R.Puig

Sin que falten las escenas del Nuevo Testamento

Noli me tangere. Fresco de la iglesia de San Andrés. Sorripas. Huesca. s.XIV. Museo Catedralicio. Jaca. Foto R.Puig

Noli me tangere. Fresco de la iglesia de San Andrés. Sorripas. Huesca. s.XIV. Museo Catedralicio. Jaca. Foto R.Puig

U otros de intención catequística y de prédica moral, que escenifican los vicios y pasiones que nos devoran como mostruos feroces

La Ira. Fresco de la iglesia de San Miguel. Sieso. Huesca. s.XIV Museo Catedralicio. Jaca. Foto R.Puig

La Ira. Fresco de la iglesia de San Miguel. Sieso. Huesca. s.XIV Museo Catedralicio. Jaca. Foto R.Puig

Siglo XV

Sin casi darnos cuenta hemos llegado al siglo XV para empalmar Jaca con La Haya.

Podemos así comparar el arte de los pintores que trabajaban en la próspera corte de Aragón con lo que hacían sus colegas de los burgos de los Países Bajos.

Juan Bautista y donantes ante Virgen y Jesus. Detalle. Ermita de Ipas Huesca. s.XV. Museo Catedralicio de Jaca. Foto R.Puig

San Juan Bautista y familia de donantes ante la Virgen y Jesús. Detalle.Ermita de Ipas. Huesca. s.XV. Museo Catedralicio de Jaca. Foto R.Puig

En el naturalismo de estos frescos se nota la evolución, así como se manifiestan los mecenazgos de las burguesías locales y la pequeña nobleza. Aparecen los donantes junto a las imágenes que los feligreses debían venerar, impetrando el favor divino y a su vez esperando obtener el reconocimiento de su rumbosidad.  Hoy se les llama sponsors.

Juan Bautista y donantes ante Virgen y Jesus. Detalle.Ermita de Ipas Huesca. s.XV. Museo Catedralicio de Jaca. Foto R.Puig

San Juan Bautista y familia de donantes ante la Virgen y Jesus. Detalle.Ermita de Ipas. Huesca. s.XV. Museo Catedralicio de Jaca. Foto R.Puig

Tampoco se le privaba a San Sebastián de atuendos de cardenal o del papel de rico personaje.

San Sebastián. óleo sobre tabla. Detalle. Iglesia Parroquial de Sorripas. Huesca. s.XV. Museo Catedralicio. Jaca. Foto R.Puig

San Sebastián. óleo sobre tabla. Detalle. Iglesia Parroquial de Sorripas. Huesca. s.XV. Museo Catedralicio. Jaca. Foto R.Puig

La segunda tabla, pintada al óleo, fue robada en la iglesia de Piedratajada en 1975 y recuperada en el 2013. Estaba esperando comprador en una galería de Londres.

Ahora el santo parece echar de menos sus cursos de inglés.

San Sebastián. Óleo sobre tabla. Iglesia de Piedratajada. Zaragoza. s.XV. Museo Catedralicio. Jaca. Foto R.Puig

San Sebastián. Óleo sobre tabla. Iglesia de Piedratajada. Zaragoza. s.XV. Museo Catedralicio. Jaca. Foto R.Puig

También abunda el pan de oro en las siguientes tablas

Retablo de la Virgen . Detalle. s.XV. Iglesia de Concilio.Museo Catedralicio. Jaca. Foto R.Puig

Retablo de la Virgen . Detalle. s.XV. Iglesia de Concilio.Museo Catedralicio. Jaca. Foto R.Puig

Confieso que estos rostros del siglo XV son mis favoritos de la cosecha del museo de Jaca, junto a los primeros, los del siglo XI.

Retablo de la Virgen . Detalle. s.XV. Iglesia de Concilio.Museo Catedralicio Jaca. Foto R.Puig

Retablo de la Virgen . Detalle. s.XV. Iglesia de Concilio.Museo Catedralicio Jaca. Foto R.Puig

Ellas con sus hermosas trenzas o su boca de piñón y… !sus cejas en trance de cicatrizar!

Retablo de la Virgen . Detalle. s.XV. Iglesia de Concilio. Museo Catedralicio Jaca. Foto R.Puig

Retablo de la Virgen . Detalle. s.XV. Iglesia de Concilio. Museo Catedralicio Jaca. Foto R.Puig

Él con su aire de primero de la clase

Retablo de la Virgen. Detalle del niño Jesús. s.XV. Iglesia de Concilio. Museo Catedralicio. Jaca. Foto R.Puig

Retablo de la Virgen. Detalle del niño Jesús. s.XV. Iglesia de Concilio. Museo Catedralicio. Jaca. Foto R.Puig

Aunque creo que les supera la natural dulzura de esta pareja de madre e hijo. Es el primer cuadro firmado de esta selección por Juan de la Abadía el Mayor Ella pensando en cómo llegar a fin de mes (se me hace que la modelo era madre soltera y en el paro) y el niño, sabio ya para sus pocos años, susurrando “madre, no te preocupes que yo ya puedo trabajar en lo que sea”

Virgen con el niño. Temple sobre tabla Juan de la Abadía el Mayor. Sorripas. Huesca. s.XV. Museo Catedralicio. Jaca. Foto R.Puig

Virgen con el niño. Temple sobre tabla Juan de la Abadía el Mayor. Sorripas. Huesca. s.XV. Museo Catedralicio. Jaca. Foto R.Puig

Pero ha llegado Hans Memling desde La Haya y me ha sacado de mis elucubraciones, pues el retratado no deja lugar a la ensoñación. Es alguien muy concreto, sólido y portante. Nada menos que un enérgico miembro de la familia Lespinette, nobles franceses, cuyo altivo escudo de armas está en el reverso de la tabla.

A pesar de sus manos juntas en actitud de donante, lo que dice de verdad es “¡ojo! ¡conmigo no se bromea!”

Retrato de un hombre de la familia Lespinette. Hans Memling. 1485 a 1490. Detalle. Maurithuis. La Haya. Foto R.Puig

Retrato de un hombre de la familia Lespinette. Hans Memling. 1485 a 1490. Detalle. Maurithuis. La Haya. Foto R.Puig

Escudo de la familia Lespinette

Escudo de la familia Lespinette

En el blasón del caballero hay algo que habla ya de un cambio de siglo.

Siglo XVI

Me queda aún una escultura del renacimiento español de la catedral de Jaca, que nos vincula todavía a historias sagradas. Si bien el aire de realidad que tiene esta abuela de Jesús tiene ya algo plenamente terrenal. Se la ve atribulada por las cosas de aquí abajo más que por las cosas del cielo.

Santa Ana con su hija María y su nieto Jesús. Detalle. 1521. Catedral de Jaca. Museo Catedralicio. Foto R.Puig

Santa Ana con su hija María y su nieto Jesús. Detalle. 1521. Catedral de Jaca. Foto R.Puig

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Los demás son retratos de nobles, cortesanos y burgueses de tierras del norte europeo. Los ordeno cronológicamente por la fecha en la que fueron pintados.

Floris van Egmond por Jan Gossaert. 1519. Detalle. Maurithuis. La Haya. Foto R.Puig

Floris van Egmond por Jan Gossaert. 1519. Detalle. Mauritshuis. La Haya. Foto R.Puig

El protagonista de este cuadro del Mabuse está absorto en sus preocupaciones, posiblemente pensando en qué será de su destino tras la reciente muerte del emperador Maximiliano. A lo mejor ya está barajando cómo mantener los privilegios ya alcanzados, cómo ganarse también los favores del sucesor, Carlos V.  Sabemos que le fue bien, el nuevo patrón le hizo jefe de su caballería.

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Podrán apreciar que, salvo tres excepciones, mi muestra la dominan los retratos de Hans Holbein el Joven. 

Retrato de una dama del sur de Alemania. Hans Holbein el Joven. 1520 a 1525. Detalle. Maurithuis. La Haya. Foto R.Puig

Retrato de una dama del sur de Alemania. Hans Holbein el Joven. 1520 a 1525. Detalle. Mauritshuis. La Haya. Foto R.Puig

Yo no sé si el joven Hans estaría enamorado de la dama, pero la pintó como si así fuera

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Robert Cheseman por Hans Holbein el Joven. 1533. Detalle. Mauritshuis. La Haya. Foto R.Puig

Robert Cheseman por Hans Holbein el Joven. 1533. Detalle. Mauritshuis. La Haya. Foto R.Puig

El jefe de reclutamiento de las tropas de Enrique VIII parece estar pensando de dónde sacar el dinero para contratar a tanto combatiente. Al parecer ese problema lo resolvió bien Thomas Cromwell, cuando puso a tributar a los ricos monasterios del Reino, si es que no los expropiaba.

Elisabeth Bellinghausen por Bartholomäeus Bruyn I. 1538 a 1539. Detalle. Maurithuis. La Haya. Foto R.Puig

Elisabeth Bellinghausen por Bartholomäeus Bruyn I. 1538 a 1539. Detalle. Mauritshuis. La Haya. Foto R.Puig

Esta hermosa muchacha de la alta sociedad de Colonia tuvo suerte de no haber estado en la Corte de Enrique VIII. El pintor, en un estilo influido por Holbein, recogió con maestría su mirada adolescente.

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Muy joven era también Jane Seymour cuando, ella sí, cayó bajo las miradas de Enrique VIII. En todo caso no murió descabezada como su predecesora, sino como consecuencias del parto.

Quien lamentó aquel matrimonio y aquella muerte fue Thomas Cromwell que en silencio pensaba en ella como la esposa ideal para su hijo Gregory, quien en todo caso acabaría casándose con la hermana.  La pobre Jane está enterrada junto a su real esposo, como premio de consolación post mortem por haberle dado su único heredero varón.

Jane Seymour por Hans Holbein el Joven. 1540. Detalle. Mauritshuis. La Haya. Foto R.Puig

Jane Seymour por Hans Holbein el Joven. 1540. Detalle. Mauritshuis. La Haya. Foto R.Puig

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El siguiente, parece ser un honesto y trabajador noble halconero, siempre con ese signo de distinción que tenía por entonces el gesto de sostener a la rapaz en el retrato. En mucho más, salvo por su barba un tanto hipster avant la lettre, no parece que descuelle el personaje, que fue retratado sin excesivo entusiasmo y con esa fidelidad inexorable de Holbein

Noble con halcón por Hans Holbein el Joven. 1542. Detalle. Mauritshuis. La Haya. Foto R.Puig

Noble con halcón por Hans Holbein el Joven. 1542. Detalle. Mauritshuis. La Haya. Foto R.Puig

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Retrato de Steven van Herwijck. Anthonis Mor van Dashorst. 1564. Detalle. Mauritshuis. La Haya. Foto R.Puig

Retrato de Steven van Herwijck. Anthonis Mor van Dashorst. 1564. Detalle. Mauritshuis. La Haya. Foto R.Puig

El retrato de este escultor holandés, grabador y virtuoso cincelador de medallas, parece reflejar la inquietud de quien soporta una enorme carga de trabajo, con poco tiempo para posar, debido a los encargos apremiantes de los nobles de la Corte de Inglaterra, en donde fue retratado por Antonio Moro. Moriría en Londres tres años más tarde, diría yo que de un infarto, víctima de esa tensión que se refleja en el lienzo.

Estrés me va a producir a mí también esta entrada, si sigo comentando uno a uno todos los cuadros. Así que en los del siglo por excelencia del retrato barroco les voy a dejar que los glosen ustedes mismos, pues las obras hablan con su propia elocuencia.

Aunque algún comentario se me escapará…

Siglo XVII

Rubens

Anciana y niño. Rubens 1616 a 1617. Detalle. Maurithuis. La Haya. Foto R.Puig

Anciana y niño. Rubens 1616 a 1617. Detalle. Mauritshuis. La Haya. Foto R.Puig

Dicen que este cuadro lo guardó siempre Rubens consigo, o bien porque le traía algún recuerdo o porque lo usaba como modelo para los discípulos de su taller.

En cuanto al aire bonachón y tranquilo del dominico que aparece a continuación, las apariencias engañan, pues estuvo metido en todos los conflictos de su tiempo entre católicos y protestantes, entre españoles y holandeses. Salvó su cabeza en una ocasión y como obispo tuvo que pasar hasta por tres diócesis.

Michael Ophovius. Rubens. 1615 a 1617. Detalle. Mauritshuis. La Haya. Foto R.Puig

Michael Ophovius por Rubens. 1615 a 1617. Detalle. Mauritshuis. La Haya. Foto R.Puig

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De los retratos de mujer de Rubens,  poco podría yo decir que no esté repetido…

Rubens. Retrato de dama. Detalle. Años 20 del s.XVII. Galería de Guillermo V. La Haya. Foto R.Puig

Rubens. Retrato de dama. Detalle. Años 20 del s.XVII. Galería de Guillermo V. La Haya. Foto R.Puig

A mí, ésta hica me parece particularmente alegre y confiada

Rubens. Retrato de una joven. Años 20 del s.XVII. Galería de Guillermo V. La Haya. Foto R.Puig

Rubens. Retrato de una joven. Años 20 del s.XVII. Galería de Guillermo V. La Haya. Foto R.Puig

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Lo era también Helena Fourment, su segunda mujer y musa preferida, cuando se caso a los 16 años con el pintor en sus  53. A ella la hizo protagonista de sus cuadros infinidad de veces, pero esta es otra historia, la de aquella cuya belleza exaltaron su contemporáneos como la de una nueva “Helena de Troya”.

No obstante, es lógico que retratase también a sus cuñadas, ya que Helena tenía seis hermanas, entre las cuales, se cuenta posiblemente la que aquí aparece retratada, justo el mismo año en que Rubens se casaba con la pequeña.

Posible retrato de Clara Fourment. Rubens 1630. Detalle. Maurithuis. La Haya. Foto R.Puig

Posible retrato de Clara Fourment. Rubens 1630. Detalle. Mauritshuis. La Haya. Foto R.Puig

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Del siguiente, no diré nada, pues es de dudosa identificación. Pero veo que cuidaba su bigote y estaba orgulloso de ello, así como de su golilla bien almidonada. Parece preocupado por adoptar la pose correcta ante el famoso maestro y, además, creo que se ha peinado en modo de tapar su incipiente calva.

Posible retrato de Peter van Hecke. Rubens 1630. Detalle. Maurithuis. La Haya. Foto R.Puig

Posible retrato de Peter van Hecke. Rubens 1630. Detalle. Maurithuis. La Haya. Foto R.Puig

Rembrandt

Seguimos con el autorretrato de un alumno aventajado del bachillerato artístico, en actitud marcial a poco de concluir la mili.

Autorretrato. Rembrandt 1629. Mauritshuis. La Haya. Foto R.Puig

Autorretrato. Rembrandt 1629. Mauritshuis. La Haya. Foto R.Puig

Por el contrario el hombre que posa aquí ha concluido esa otra milicia que dicen los ascetas es la vida y se ha convertido en ofrenda involuntaria para la Ciencia, como muerto no identificado y material inerte para las clases de anatomía del Dr.Tulp

Clase de anatomía del Dr. Nicolaes Tulp. Rembrandt 1632. Detalle. Mauritshuis. La Haya. Foto R.Puig

Clase de anatomía del Dr. Nicolaes Tulp. Rembrandt 1632. Detalle. Mauritshuis. La Haya. Foto R.Puig

Y aquí están de nuevo aquellos que observaban atentamente los movimientos del bisturí del ilustre galeno en su lección de disección anatómica, mientras Rembrandt esbozaba con rapidez la obra maestra que le llevaría a la fama.

¡Así pintaba ya a los veintiséis años !

Expectantes. Foto R.Puig

Expectantes. Foto R.Puig

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Este rostro de Cristo como un joven rabino bondadoso merece ser de Rembrandt y sólo hace poco ha comenzado a discutirse algo su autoría.

Jesucristo segun Rembrandt o su taller. Museo Bredius. La Haya. Foto R.Puig

Jesucristo segun Rembrandt o su taller. Museo Bredius. La Haya. Foto R.Puig

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El soldado que ríe sí que se le adjudica con certeza y también es de su etapa juvenil.

Hombre riendo. Rembrandt 1629 a 1630. Mauritshuis. La Haya. Foto R.Puig

Hombre riendo. Rembrandt 1629 a 1630. Mauritshuis. La Haya. Foto R.Puig

No sé mucho sobre la vida que llevaba el pintor en sus años mozos, pero el modelo parece estar delante de él en alguna juerga de taberna. De hecho está captado con rápidas pinceladas de impresionista, casi en vivo y en directo (al menos el apunte previo debió ser un esbozo rapidísimo).

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En cambio pienso que estos “dos moros”, un poco intimidados, quien sabe si trabajadores esclavos de algún holandés adinerado, posaron ante él sin prisas. El cuadro rezuma la empatía del pintor hacia los dos retratados, hombres desplazados en tierra de frío y nieblas desde algún país de África.

Sé que en relación con este cuadro existe un texto de Marguerite Yourcenar dentro del volumen de sus ensayos En pèlerin et en étranger, pero no he podido consultarlo.

Dos moros. Rembrandt 1661. Detalle. Mauritshuis. La Haya. Foto R.Puig

Dos moros. Rembrandt 1661. Detalle. Mauritshuis. La Haya. Foto R.Puig

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El pintor ya mayor, poco antes de morir, nos mira y guarda sus secretos y sus melancolías

Autorretrato. Rembrandt 1669. Mauritshuis. La Haya. Foto R.Puig

Autorretrato. Rembrandt 1669. Mauritshuis. La Haya. Foto R.Puig

Otros

La princesa no está triste

Ernestine Yolande princesa de Ligne por Jan Anthonisz van Ravesteyn 1618. Detalle. Mauritshuis. La Haya. Foto R.Puig

Ernestine Yolande princesa de Ligne por Jan Anthonisz van Ravesteyn 1618. Detalle. Mauritshuis. La Haya. Foto R.Puig

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Es difícil escapar a esta mirada que nos ha dejado Anna. 

Anna Wake. Van Dyck. 1618. Detalle. Mauritshuis. La Haya. Foto R.Puig

Anna Wake. Van Dyck. 1618. Detalle. Mauritshuis. La Haya. Foto R.Puig

Su marido era comerciante en telas y el retrato completo de su esposa paree un figurín publicitario de sus más rico muestrario, por eso es mejor observarla a ella así, aislada del boato de los rasos en que estaba envuelta cuando posó para Van Dyck. Nosotros no podemos escapar a su mirada, quizás porque ella tampoco puede huir de su jaula de damascos y terciopelos.

Como supongo que era difícil escapar a la vigilancia y planificación de la vida cotidiana de la esposa del poeta y humanista Constantijn Huygens, padre del famoso científico Christiaan Huygens.

Al menos esa impresión me produce su forma de observar  al pintor que les retrata.

Retrato de Constantijn Huygens y Suzanna van Baerle. Jacob van Campen 1635. Detalle. Maurithuis. La Haya. Foto R.Puig

Retrato de Constantijn Huygens y Suzanna van Baerle. Jacob van Campen 1635. Detalle. Maurithuis. La Haya. Foto R.Puig

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En cambio la esposa de Jan de Baen tiene una mirada tristísima y parece haber llorado mucho. ¿Tendrá ello algo que ver con algún luctuoso suceso que ha afectado a la niña cuyo retrato nos muestra? ¿O será sólo el efecto de sus mala salud?

Autorretrato de Jan de Baen con su mujer y su hija en un medallon. s.XVII. Museo Bredius. La Haya. Foto R.Puig

Autorretrato de Jan de Baen con su mujer y su hija en un medallon. s.XVII. Museo Bredius. La Haya. Foto R.Puig

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Mucho más sanos y optimistas me parecen estos dos jóvenes, también en esa edad en que nuestros aspirantes a pintor acaban su bachillerato artístico

Autorretrato de Van Hoogstraeten a los 17 años. 1644. Museo Bredius. La Haya. Foto R.Puig

Autorretrato de Samuel Dirksz Van Hoogstraeten a los 17 años. 1644. Museo Bredius. La Haya. Foto R.Puig

Autorretrato de un joven pintor. ca. 1660. Museo Bredius. La Haya. Foto R.Puig

Autorretrato de un joven pintor. ca. 1660. Museo Bredius. La Haya. Foto R.Puig

El primero fue hijo de pintor y llegó a ser un teórico del Arte (“Introducción a la Academia de la Pintura” o el “Mundo visible”) y también poeta. Fue discípulo de Rembrandt durante un tiempo (cuya manera se aprecia en su autorretrato)  y compiló los dichos del maestro.

Del segundo, desgraciadamente no sabemos nada.

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De estos dos pequeños s’i podemos pensar que se colaron en el cuadro de Cesar van Everdingen, a modo de adorables extras de un cuadro de naturaleza filosófica, probablemente también con intención política: Diógenes busca a un hombre con una linterna por las calles de la ciudad

Diogenes buscando a un hombre. 1652. Detalle. Cesar van Everdingen. Galería de Guillermo V. La Haya. Foto R.Puig

Diógenes buscando a un hombre. 1652. Detalle. Cesar van Everdingen. Galería de Guillermo V. La Haya. Foto R.Puig

Diogenes buscando a un hombre. 1652. Detalle. Cesar van Everdingen. Galería de Guillermo V. La Haya. Foto R.Puig

Diogenes buscando a un hombre. 1652. Detalle. Cesar van Everdingen. Galería de Guillermo V. La Haya. Foto R.Puig

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Por desgracia, esta criatura no estaba interpretando  ningún papel de extra. El retrato fue encargado por unos padres desolados de la familia Valkenburg.

Retrato de una niña muerta. Johannes Thopas 1682. Detalle. Mauristhuis. La Haya. Foto R.Puig

Retrato de una niña muerta. Johannes Thopas 1682. Detalle. Mauristhuis. La Haya. Foto R.Puig

Siglo XVIII

Mujer tocando el laud. Philip Van Dijk. ca. 1720 a 1730. Galería de Guillermo V. La Haya. Foto R.Puig

Mujer tocando el laud. Philip Van Dijk. ca. 1720 a 1730. Galería de Guillermo V. La Haya. Foto R.Puig

Al son de las notas del laud de esta joven pongo broche final a esta crónica que ya se extiende demasiado.

El próximo domingo les contaré algo más sobre cómo, también en el curso de un milenio, se puede emigrar durante muchas generaciones de Normandía a Alicante, sin cambiar de apellido.


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